La imprevista victoria de la hiedra venenosa por el cambio climático
La hiedra venenosa exige respeto y desafía nuestra epidemia de "ceguera vegetal". Se está volviendo más nociva con el aumento de los niveles de dióxido de carbono.
La hiedra venenosa puede adoptar muchas formas. Puede trepar a los árboles (como se ve aquí) o ser una planta independiente. También puede cubrir el suelo. El color, el tamaño y la forma de sus hojas también pueden variar, lo que puede confundir a quienes deseen evitar su nocivo contacto.
Un antiguo proverbio advierte de que si una planta tiene tres hojas, lo mejor es dejarla en paz. Este dicho popular se refiere a la hiedra venenosa, una enredadera nociva del género Toxicodendron que se encuentra en gran parte de Norteamérica. La hiedra venenosa contiene una sustancia química que, al entrar en contacto con la piel, puede provocar una reacción alérgica atroz. Esta erupción consiste en ampollas supurantes que pican y duelen.
Algunas personas creen que son inmunes a los encantos de la hiedra venenosa. Probablemente se equivoquen. La sustancia aceitosa que contiene, el urushiol, tiende a provocar reacciones más intensas con el tiempo y afecta hasta al 90% de las personas. Por suerte, si al cabo de un par de horas de la exposición te lavas el aceite con jabón (e, idealmente, con una toallita), puedes ahorrarte todo el calvario.
Esta planta puede beneficiarse enormemente del cambio climático. En un estudio de seis años realizado en la Universidad de Duke (Estados Unidos) a principios de la década de 2000, los científicos elevaron los niveles ambientales de dióxido de carbono en una parcela forestal a 570 ppm durante el transcurso del experimento, aproximadamente las concentraciones previstas para finales del siglo XXI. Descubrieron que la hiedra venenosa aumentaba su biomasa un 67% más que la hiedra venenosa sin niveles elevados del gas de efecto invernadero.
"Fue la mayor respuesta de cualquier especie del bosque", afirma William Schlesinger, coautor de ese estudio y presidente jubilado del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas.
En otoño, la hiedra venenosa adquiere un brillante color naranja rojizo, como se ve aquí en el Parque Nacional Grand Staircase Escalante de Utah, uno de los muchos y diversos hábitats donde crece.
¿Por qué el CO2 vuelve loca a la hiedra venenosa?
"Cuando aumenta el dióxido de carbono, las enredaderas son capaces de responder más, en parte [porque] no necesitan fabricar madera", explica Lewis Ziska, biólogo de la Universidad de Columbia (Estados Unidos). "Se aferran a lo que hay en otros árboles", dice, y "convierten más de ese carbono en hojas y tallos".
Este experimento y un artículo posterior (ambos coescritos por Ziska y la bióloga Jacqueline Mohan) sugieren que la hiedra venenosa ya se ha beneficiado enormemente de los recientes aumentos del carbono atmosférico.
La planta también produjo una forma más alergénica de urushiol en el escenario climático futuro, con una cantidad alterada de enlaces carbono-carbono saturados que la hacen más propensa a causar erupciones, dice Ziska.
La hiedra venenosa se confunde a menudo con otras plantas, como el arce boxelder, las frambuesas, la enredadera de Virginia y otras. En caso de duda, los expertos dicen que hay que asumir que cualquier planta sospechosa es realmente hiedra venenosa.
A pesar de sus efectos en los humanos, la planta no causa dermatitis de contacto a otras especies. De hecho, sus semillas son un alimento importante para muchas aves, y sus hojas son forraje para herbívoros, incluidos los ciervos. Su capacidad para crecer rápidamente y echar raíces en lugares como las dunas de arena la hace importante para controlar la erosión, explica Susan Pell, directora ejecutiva del Jardín Botánico de Estados Unidos en Washington D.C.
La hiedra venenosa es una especie de "sucesión temprana", lo que significa que prospera en zonas alteradas, como bordes de carreteras y campos y espacios verdes en zonas urbanas. Esto acaba exponiendo a muchas personas a ella, a menudo sin saberlo. Los aceites no sólo se propagan por contacto directo, sino también a través del pelo de los animales domésticos, y pueden permanecer en herramientas u otras superficies durante años a niveles suficientes para causar erupciones. Los efectos pueden ser peores que una simple molestia: si se quema la planta, los humos que desprende pueden causar irritación pulmonar grave y, en raras ocasiones, incluso la muerte.
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Los efectos de la "cegeuera vegetal"
Muchas personas en las sociedades occidentales saben poco sobre plantas, y a menudo tienen problemas para reconocer incluso especies comunes, una situación que algunos investigadores han llamado "ceguera vegetal". Una cosa positiva de la hiedra venenosa, originaria de Norteamérica, es que desafía este predicamento.
Si no sabes qué aspecto tiene y pasas tiempo en la naturaleza, es probable que acabes sufriendo por ello, quizá terriblemente. La hiedra venenosa exige respeto y reconocimiento.
Para ser justos, la planta es inteligente y tiene algunos trucos en sus zarcillos. Puede aparecer como una enredadera leñosa, o liana, que se aferra a los árboles, ramificándose a partir de una inconfundible masa principal peluda y desgreñada. También puede adoptar la forma de un arbusto, o incluso de una cubierta vegetal parecida a la hiedra. Las hojas pueden ser verdes, rojizas o bronceadas; mates o brillantes; lobuladas o no lobuladas. El tamaño de las hojas varía mucho.
En primavera, la hiedra venenosa (vista aquí creciendo en Ontario, Canadá) suele ser brillante y de color verde claro, pero puede pasar a ser mate, o verde oscuro, con tintes rojizos o bronceados.
"Hay una enorme plasticidad, a veces incluso en la misma población", dice Pell. En una zona ha visto plantas con hojas de sólo un centímetro de largo y otras del tamaño de su cara.
Tal vez el viejo refrán sobre las hojas de tres sea apropiado, por lo menos para los no iniciados (aunque hay muchas más plantas amistosas de tres hojas que merecen reconocimiento y asombro, como el trillium, el trébol, las frambuesas y muchas más).
Pero si se pasa el tiempo suficiente buscando la hiedra venenosa y aprendiendo sus costumbres, acabará siendo inconfundible, al menos en la mayoría de los casos.
Pell, uno de los mayores expertos mundiales en la planta, estaba de excursión hace poco y señaló el parecido de las hojas de la hiedra venenosa recién desarrolladas con las de la enredadera de Virginia.
"Cuando son muy jóvenes, puede ser difícil distinguirlas", dice Pell. "Lo que siempre enseño es que si crees que puede ser hiedra venenosa, no la toques".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.