El desconcertante misterio de los volcanes de Islandia que nadie es capaz de explicar

Desde que la península de Reykjanes estalló en 2021, se han producido tres erupciones, cada una separada por unos 320 días. "Hacía tiempo que no veíamos algo así".

Por Robin George Andrews
Publicado 22 ago 2023, 11:39 CEST, Actualizado 19 dic 2023, 17:03 CET
Valle de Litli-Hrútur

La fisura principal de la erupción de 2023 brilla en la distancia mientras arde el musgo en el valle de Litli-Hrútur. Las erupciones se han convertido en un acontecimiento anual en la península islandesa de Reykjanes.

Fotografía de Mike Mezeul II Photography

Nota del editor: el 19 de diciembre de 2023 se ha producido una nueva erupción volcánica que no está tenida en cuenta en los datos científicos de este artículo.

La península de Reykjanes, en el suroeste de Islandia, ha pasado la friolera de 800 años sin ver una gota de lava, hasta el 19 de marzo de 2021, cuando, tras 15 meses de terremotos cada vez más violentos, una serie de fisuras provocaron una erupción de roca fundida. Pero en lugar de que todo el magma subyacente saliera a la superficie en un torrente épico, lo hizo en varias erupciones extrañas y aparentemente rítmicas.

Basándose en la historia geológica de la región, algunos vulcanólogos sugirieron que la península estaba entrando en una nueva era volcánica, imaginando que presentaría alguna erupción ocasional cada pocas décadas. Pero los expertos no esperaban que las erupciones fueran tan frecuentes, ni tan extrañamente regulares. Después de que la primera se detuviera el 18 de septiembre de 2021, comenzó una segunda en las cercanías, sólo 319 días después. Ésta terminó el 21 de agosto de 2022 y, 323 días después, comenzó una tercera erupción el 10 de julio de 2023.

Los volcanes no entran en erupción siguiendo un calendario preciso, y su comportamiento es difícil de explicar. Reykjanes es una vasta región volcánica donde se entremezclan laberintos magmáticos que pueden encontrar diversas vías de escape. Los científicos que investigan encuentran más preguntas que respuestas, y una de ellas surge con especial frecuencia: ¿por qué el magma sale en estos pulsos extrañamente rítmicos en lugar de entrar en erupción de golpe?

"Es un misterio", afirma Tobias Dürig, vulcanólogo de la Universidad de Islandia.

Pero hay algunas pistas ocultas en las tres primeras erupciones, del tipo que sugiere que la reserva de magma no es un único depósito, sino una masa cambiante de roca fundida, que puede fusionar múltiples bolsas de magma para provocar erupciones erráticas y dramáticas que desafían las explicaciones fáciles.

"Es muy salvaje", afirma Edward Marshall, geoquímico de la Universidad de Islandia.

(Relacionado: En busca del extraordinario secreto de este solitario volcán)

Los nuevos fuegos de Reykjanes

El subsuelo volcánico de la península de Reykjanes es un caos. Se asienta en la parte terrestre de la Dorsal Mesoatlántica, una grieta que se abre continuamente en la Tierra y acerca a la superficie roca fundida e hirviendo. Los seísmos sacuden la región con frecuencia, aunque se predijo que el aumento de su frecuencia y magnitud durante 15 meses en 2021 (acompañado de la inflación de partes de la península) posiblemente fuese señal de algún movimiento relacionado con la grieta que culminaría en una erupción.

Cuando comenzó la erupción profetizada, cerca de una montaña volcánica llamada Fagradalsfjall, la mayoría de la gente se sintió aliviada. La ciudad más cercana estaba a varios kilómetros de distancia, y la erupción no amenazaba con ningún evento explosivo, sino que producía flujos de lava líquida que quedarían confinados por los valles circundantes.

La última vez que ocurrió esto, entre 1210 y 1240, la lava se derramó por la tierra a través de múltiples fisuras, un episodio bautizado como losIncendios de Reykjanes. Los vulcanólogos se preguntaron si los nuevos Incendios de Reykjanes acababan de comenzar. Tres erupciones después, parece que sí.

Tres erupciones no constituyen necesariamente un patrón, pero la frecuencia y aparente regularidad de estos pulsos eruptivos son notables. "Hacía tiempo que no veíamos algo así", afirma Sam Mitchell, vulcanólogo de la Universidad de Bristol (Reino Unido).

El intervalo de aproximadamente 320 días entre los pulsos probablemente no sea más que casualidad. "Lo de los 320 días es sin duda una coincidencia", afirma Marshall. "Si vuelve a ocurrir, me sorprendería bastante".

En cierto modo, el patrón ya se ha roto. Después de que terminara la erupción de 2021, otra capa de magma se elevó cerca de la superficie en diciembre, pero no logró atravesar la corteza superior.

¿Por qué no entró en erupción? "No lo sabemos", dice Marshall. Estas láminas magmáticas, conocidas como diques, a veces pierden su flotabilidad si se enfrían demasiado, o pierden el gas atrapado. Independientemente de cómo haya ocurrido, erupciones fallidas como ésta demuestran que la región no sólo intenta estallar una vez cada 320 días.

Pero las erupciones siguen siendo extrañas, no sólo por su frecuencia, sino porque se producen pausas. ¿Por qué no entra en erupción en un gran paroxismo y se detiene cuando se agota el magma?

Al principio, estas tres erupciones, a pesar de su duración variable, parecen difíciles de distinguir.

"Los patrones que han conducido a los tres eventos han sido muy similares", dice Mitchell. Se produce un enjambre de terremotos cuando un dique sube a la superficie, los temblores disminuyen cuando el magma ya no rompe violentamente la corteza a medida que asciende, y finalmente se abre una fisura eruptiva cerca del emplazamiento 2021. Cada erupción se ha abierto paso un poco más hacia el noreste, casi como si la fisura se estuviera abriendo en esa dirección.

Pero una diferencia clave es la cantidad de lava que ha brotado de esas fisuras a lo largo del tiempo. Esta medida, conocida como tasa de efusión, "informa sobre las diferentes fuerzas que actúan en el sistema volcánico", explica Marshall. Tanto en la erupción de 2022 como en la de 2023, la tasa de efusión fue máxima al principio y disminuyó exponencialmente. En el caso de las erupciones islandesas con lava líquida, "esto es lo que esperamos", afirma.

Pero la erupción de 2021 fue extraña. Su producción de lava comenzó de forma moderada y se mantuvo así durante aproximadamente un mes y medio. Luego, de repente, se disparó a más del doble de la velocidad de flujo original, creando fuentes muy dramáticas, y se mantuvo así durante varios meses hasta que se apagó rápidamente. "Así", dice Marshall; "no es cómo se supone que debe funcionar".

Marshall y sus colegas analizaron la composición química de la lava de cada erupción, lo que sugería que todas ellas procedían de la misma fuente profunda de materia rocosa fundida, escondida cerca del límite abisal entre la corteza y el manto. Pero la química de las erupciones de 2022 y 2023 era prácticamente la misma, mientras que la de la erupción de 2021 cambió a lo largo de sus seis meses de duración.

Las pruebas sugieren que las erupciones posteriores fueron alimentadas por sus propias bolsas individuales de magma que habían surgido desde más abajo, y cuando cada bolsa se había desangrado lo suficiente, la erupción perdió su empuje y terminó.

No es el caso de los fuegos artificiales de 2021. Puede haber comenzado de manera similar, con una bolsa magmática solitaria alimentando la fase inicial de la erupción. Pero el pico en el flujo de lava podría haberse desencadenado cuando una bolsa ascendente adicional de magma se fusionó con el material que ya estaba en erupción. Esto habría aportado a la erupción calor fresco, presión, gases atrapados y una composición distinta de roca fundida, como si se echara gasolina a un fuego ya encendido. Y cuando estas bolsas unidas se quedaron sin vapor, la erupción cesó.

(Relacionado: El volcán de Tonga y la mayor tormenta eléctrica de la historia)

Las conjeturas, las rarezas y las pocas certezas de las erupciones de Islandia

Es difícil saber con certeza qué ocurrió realmente, en parte debido a la constante transmutación del paisaje. Podemos pensar que el suelo bajo nuestros pies es inmutable, pero a menudo es amorfo. Cada vez que hay una erupción, "el sistema de tuberías cambia", dice Mitchell. "No se vuelve a poner a cero".

Islandia no es ajena a las series de erupciones de tipo fisural. Los fuegos de Krafla, en el noreste de Islandia, entre 1975 y 1984, provocaron múltiples erupciones de lava. Pero en este caso, había un depósito solitario y poco profundo de roca fundida. "Tienes una cámara de magma, se vacía, tarda en volver a llenarse, se llena y todo vuelve a empezar", explica Dürig.

El cambiante subsuelo de Reykjanes es más desconcertante. Sus pulsaciones anuales son difíciles de explicar, pero que toda la región se despierte una vez cada 800 años aproximadamente es aún más extraño. "No tengo nada claro por qué se produce de forma episódica", afirma Marshall. "No tengo más que conjeturas".

Al menos las erupciones (a diferencia de otras erupciones de tipo rift en otros lugares) no han sido especialmente peligrosas. Los turistas pueden disfrutar del espectáculo mientras los vulcanólogos se ponen manos a la obra. "Es un campo de juego científico relativamente saludable", dice Mitchell, un buen lugar para probar teorías mientras uno se pregunta tranquilamente si es que es posible que pueda faltar poco menos de un año para otra erupción.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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