¿Por qué la pesca de arrastre es tan nociva para el medio ambiente?
La pesca de arrastre de fondo está prohibida en 87 zonas del Atlántico y en España está regulada y limitada, pero además de los daños a la fauna marina y produce emisiones nocivas que están calentando el planeta.
En el Mar del Norte, cerca de la costa septentrional de Francia, se iza una red de arrastre a bordo de un buque pesquero. El arrastre de fondo es una práctica pesquera destructiva y, según nuevas investigaciones, también libera emisiones de carbono.
La pesca de arrastre de fondo, o el uso de redes pesadas para rascar el fondo oceánico en busca de peces, tiene un efecto perjudicial sobre la vida marina y los ecosistemas marinos. A pesar de ello, esta práctica sigue proporcionando más de una cuarta parte de las capturas pesqueras en todo el mundo.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Frontiers in Marine Science ha descubierto que la pesca de arrastre de fondo es responsable de la emisión a la atmósfera de hasta 370 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año, lo que la convierte en una práctica destructiva tanto para la vida oceánica como para el clima.
Según el artículo, la pesca de arrastre de fondo realizada entre 1996 y 2020 aportó 0,97 partes por millón de CO2 a la atmósfera. Si continúa como hasta ahora, los autores predicen que añadirá entre 0,2 y 0,5 ppm más de CO2 para 2030. Para contextualizar, la tasa de crecimiento del dióxido de carbono en la atmósfera aumenta actualmente una media de 2,4 ppm al año, según el informe 2023 Global Carbon Budget.
Puede que eso sea sólo una modesta parte de las emisiones totales, pero los expertos afirman que incluso pequeñas reducciones pueden ayudar a combatir el cambio climático.
(Relacionado: Por qué la sobrepesca amenaza los océanos (y cómo esto podría acabar en tragedia)
Para marcar la diferencia se necesitan objetivos ambiciosos
"El calentamiento global es como la muerte por 1000 cortes. Son muchas fuentes distintas las que producen emisiones de CO2", afirma Enric Sala, ecólogo marino, explorador residente de National Geographic y uno de los autores del nuevo estudio. "Las emisiones de la pesca de arrastre de fondo son pequeñas comparadas con las que produce la quema de combustibles fósiles en tierra, pero todo, todo cuenta".
Para frenar esta práctica destructiva, los consumidores podrían tener la tentación de esforzarse por evitar en el supermercado el pescado capturado con artes de arrastre de fondo, pero Sala añade que, salvo en unos pocos casos concretos, esto puede no acabar marcando la diferencia. En su opinión, el objetivo debe ser conseguir que las zonas protegidas restrinjan totalmente esta técnica de pesca.
"Lo más lógico sería prohibir la pesca de arrastre de fondo en las zonas marinas protegidas", afirma Sala; "empecemos por ahí".
Con el objetivo de proteger la biodiversidad de los fondos marinos, la Unión Europea anunció a finales del 2022 que pretende prohibir la pesca de fondo en 87 áreas marinas del Atlántico para el año 2030. Los países miembros deberán tener listo para marzo de 2024 un plan de acción en el que se indique qué territorios van a ser los primeros en eliminar la pesca de fondo. En 2023, España reguló el número de días que la flota de arrastre española podía faenar.
(Relacionado: Proteger áreas de la pesca no tiene por qué ser malo para los pescadores)
Cómo calienta el planeta la pesca de arrastre
A partir de investigaciones anteriores sobre el potencial de almacenamiento de carbono, datos de pesca que rastreaban dónde se practicaba la pesca de arrastre de fondo y modelos de circulación oceánica, los investigadores calcularon cuánto CO2 bombeó la pesca de arrastre a la atmósfera entre 1996 y 2020. A continuación, modelizaron dos posibles escenarios futuros, uno en el que toda la pesca de arrastre de fondo cesara en 2030 y otro en el que toda la pesca de arrastre cesara en 2070.
Según sus resultados, entre el 55% y el 60% de las emisiones producidas por la pesca de arrastre de fondo submarina se libera a la atmósfera en un plazo medio de nueve años, mientras que el CO2 restante puede crear condiciones más ácidas en el lugar donde se libera. Con aproximadamente 370 millones de toneladas métricas de CO2, la fracción anual estimada de dióxido de carbono emitida a la atmósfera por la pesca de arrastre es casi el doble de las emisiones anuales procedentes de la combustión de combustible de toda la flota pesquera mundial.
"Esto ayuda a los países a comprender que esta industria puede emitir, y está emitiendo, CO2", afirma Trisha Atwood, profesora asociada de la Universidad Estatal de Utah (Estados Unidos) y autora principal; "que tienen el potencial de mitigarlo, gestionando mejor cómo se pesca y dónde se pesca".
La pesca de arrastre suele implicar el uso de "puertas" metálicas que pueden pesar más de cinco toneladas cada una, utilizadas para navegar y mantener las redes lastradas en el lugar previsto, que puede abarcar más de 182 metros. Esta práctica puede arrancar sedimentos y destruir hábitats naturales al causar alteraciones físicas en el lecho marino que se han comparado con la tala de bosques.
"Desde hace mucho tiempo sabemos que esta actividad tiene consecuencias devastadoras para ecosistemas muy sensibles del fondo marino", afirma Camilo Mora, analista de datos de la Universidad de Hawái (EE. UU.) que ha estudiado las repercusiones del cambio climático en los ecosistemas marinos y terrestres. "Ahora, gracias a este estudio, hemos llegado a saber que las consecuencias de la pesca de arrastre de fondo van también mucho más allá del propio ecosistema", dijo Mora en un correo electrónico, que no participó en la investigación.
Según el nuevo trabajo, esta práctica pesquera tan extendida emite la mayor cantidad de emisiones en el Mar de China Oriental, el Mar Báltico, el Mar del Norte y el Mar de Groenlandia. También señala el Mar del Sur de China, el Mar de Noruega y la costa del Pacífico de Japón como zonas en las que los autores observan que se libera a la atmósfera más CO2 del esperado por la pesca de arrastre, basándose en la actividad de arrastre local.
"El CO2 producido por la pesca de arrastre en otros lugares se desplaza por el océano. No surge necesariamente en el mismo lugar donde se practica la pesca de arrastre", explicó Atwood, que describió este fenómeno "chocante", en el que la pesca de arrastre en un lugar provoca la emisión de CO2 en otro, como un efecto "vecino".
Un artículo de 2021, del que es coautora con Sala, fue el primero en cuantificar la posible liberación de carbono al océano por la pesca de arrastre de fondo, lo que, según dicen, impulsó esta investigación.
(Relacionado: ¿Por qué siguen muriendo tantos tiburones si la venta de aleta se ha prohibido?)
Un enigma para el consumidor
Algunos, como Mora, sostienen que el llamamiento a la acción lanzado por estos nuevos hallazgos debería ser más enérgico. "La pesca de arrastre de fondo no merece la pena; por la poca cantidad de comida que obtenemos y la destrucción que causa, no es una buena opción ni moral, ni ética, ni siquiera económicamente", afirma Mora. "Más que las normativas, debería ser el consumidor activo el que estuviera informado de las consecuencias de comer determinados tipos de pescado", añadió.
Los consumidores de la Unión Europea deberían poder identificar si el pescado que piensan comprar en el supermercado se ha obtenido o no mediante la pesca de arrastre, ya que la UE obliga a etiquetar las fuentes de pescado no procesado con el tipo de arte de pesca utilizado para la captura. Sin embargo, el cumplimiento de esta normativa varía según los productos y los países.
En EE. UU. no existe tal normativa, aunque la pesca de arrastre de fondo está prohibida en más de la mitad de las aguas federales estadounidenses y el arte utilizado para la pesca de arrastre está prohibido en más de un tercio, según un informe del Consejo de Gestión Pesquera de EE.UU. de 2023.
Pero Sala considera que "echar la culpa a los consumidores" es una "táctica típica utilizada por la industria para desviar la responsabilidad". Afirma que, a pesar de que la elección del consumidor es "aclamada" como una solución para reducir la sobrepesca, no hay suficientes personas que cambien su comportamiento alimentario para lograr un gran impacto. En su lugar, preferiría que se prohibiera la pesca de arrastre en las zonas marinas protegidas, donde esta práctica sigue estando permitida en gran medida.
"La pesca de arrastre de fondo es la forma más perjudicial de obtener alimentos del océano. Sabemos que sus efectos ecológicos son desastrosos", afirma Sala; "y ahora, tenemos este impacto del calentamiento global".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.