¿Es ser un soldador submarino el oficio más peligroso del mundo?
Los soldadores son esenciales para las industrias del petróleo y el gas, pero no es un empleo sencillo. Esto es lo que realmente implica este trabajo en el que puedes perder uno o dos dedos de forma relativamente sencilla.
A más de 18 metros bajo el agua, un estudiante de buceo realiza prácticas de soldadura en el sur de Francia. Los soldadores se enfrentan a peligros como la alta presión del agua y la baja visibilidad en el trabajo.
Imagínate buceando bajo el agua y puede que vislumbres escenas de paraísos tropicales e idílicos encuentros con una vida marina salvaje y vibrante. Pero oculto a cientos de metros de profundidad bajo la superficie resplandeciente se encuentra otro reino del submarinista, muy alejado de los serenos baños en los arrecifes bañados por el sol: el duro mundo del soldador submarino.
"Mantenemos el mundo en funcionamiento por encima del agua, haciendo el trabajo duro por debajo", dice el buceador de aguas profundas y veterano soldador submarino Joseph Purvis; "me sentí muy orgulloso de formar parte de ese apasionante mundo durante seis años muy difíciles".
Aunque los peligros de la soldadura submarina han acaparado la atención de los medios de comunicación durante años, recientemente ha surgido una tendencia en Internet en la que vemos a jóvenes (sobre todo chicas de Estados Unidos) gastándole a sus seres queridos la broma de que han aceptado un trabajo como soldador submarino, con la posibilidad de trabajar en un campo tan especializado y de tan alto riesgo añadiendo un elemento humorístico de sorpresa e incredulidad.
Pero la soldadura submarina hace honor a su peligrosa reputación, debido a varios factores complejos y peligrosos.
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¿Cómo funciona?
Los submarinistas se adentran en el océano equipados con material especializado, diseñado para resistir el difícil entorno de las profundidades marinas. Vestidos con gruesos trajes de neopreno, saltan de un barco y llevan cascos con sistemas de comunicación incorporados para mantenerse en contacto con su equipo en la superficie. Existen varios métodos de descenso en función de la profundidad y la duración de su tarea.
"En el caso de una plataforma petrolífera, el primer buceador descenderá literalmente escalando por la plataforma hasta el fondo del mar", explica Purvis, "y establecerá lo que se llama una línea de descenso: una cuerda de media pulgada [1,25 centímetros] que llega hasta el barco".
A continuación, los buceadores rodean la cuerda con los dedos y se lanzan en caída libre hasta el fondo.
"Incluso algunos de los mejores buceadores deportivos pueden perderse completamente bajo el agua", continúa Purvis; "si giras en la dirección equivocada y olvidas hacia dónde giras, puedes perder de vista cuál es el camino a la izquierda o a la derecha, o hacia arriba o hacia abajo".
La fuente de oxígeno de los submarinistas difiere de una botella de submarinismo y es más bien una especie de cordón umbilical. La manguera suministra gas respirable desde la superficie hasta el punto de control del buceador, como si fuera un astronauta caminando por la luna, atado a una nave espacial. Descienden con electrodos y linternas en la mano, diseñados específicamente para inspecciones y reparaciones bajo las olas.
Y el mero hecho de trabajar bajo el agua plantea un sinfín de retos que exigen pericia. Como en cualquier inmersión, el aumento de la presión del agua, si no se gestiona adecuadamente, puede provocar graves problemas fisiológicos como la narcosis por nitrógeno y la enfermedad de descompresión.
La escasa visibilidad agrava los problemas a los que se enfrentan los soldadores submarinos, ya que a menudo se encuentran trabajando en aguas turbias y con poca luz solar. Esta falta de claridad dificulta la identificación de posibles peligros u obstáculos; algunos buceadores incluso cierran los ojos mientras sueldan para mantener la calma y permitir que la reparación se produzca únicamente por el tacto.
"Si está turbio, estás malgastando energía intentando ver", dice Purvis; "muchas veces, está totalmente negro ahí abajo, y el trabajo se basa todo en la sensación de todos modos".
La electrocución también es una amenaza bajo el agua porque la electricidad puede enviar corrientes eléctricas a toda velocidad a través del agua que todo lo rodea. Y soldar a temperaturas extremadamente altas (5500 grados o más) hace que las moléculas de agua de hidrógeno y oxígeno se separen. Si la proporción de hidrógeno y oxígeno alcanza un determinado nivel, pueden producirse explosiones grandes y pequeñas.
Para mitigar estos riesgos, los soldadores submarinos cuentan con una amplia formación, equipos especializados, comunicación constante con personas que se encuentran en la superficie y herramientas de soldadura adaptadas.
Pero el miedo forma parte del proceso, dice Purvis, que a menudo soldaba en mojado durante 10 horas seguidas y perdió parte del meñique durante una inmersión de soldadura submarina.
"Tener miedo es natural, y si algún buceador dice que no ha pasado miedo, miente", afirma; "tienes que luchar contra las corrientes mientras trabajas, y a la mayoría de los buceadores les falta un dedo o dos porque una pieza les ha destrozado la mano".
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Una profesión en evolución
Puede que la soldadura submarina sea siempre un trabajo que tengan que hacer los humanos, en lugar de las máquinas. Según los expertos, es un trabajo demasiado complejo.
"Es un oficio", dice Kevin Peters, soldador submarino y director de servicios medioambientales de Subsea Global Solutions. "Hay que estar muy metido en el tema y tener habilidad y práctica, de la misma forma que un pintor o un músico necesitan dedicar sus 10 000 horas".
Cada trabajo también varía de uno a otro.
"La mayoría de los trabajos de soldadura submarina son para reparaciones, y en la mayoría de los casos con un robot tendría que ser un proceso semiautomático", dice el galardonado ingeniero de soldadura Uwe Aschemeier. "Las reparaciones en soldadura no son lineales ni constantes: realmente se necesitan humanos para evaluar y elaborar la reparación".
Esta profesión se utiliza en numerosos sectores, desde las petroleras que construyen plataformas en alta mar hasta los constructores navales que realizan reparaciones submarinas. Este método se ha revelado como una alternativa superior a la varada en seco de los barcos (sacándolos completamente del agua) que ahorra tiempo y recursos a la vez que garantiza la eficacia de las reparaciones. Especialmente crucial en las industrias del petróleo y el gas, la soldadura submarina mantiene la infraestructura de grandes buques, reactores nucleares, oleoductos y plataformas petrolíferas en alta mar.
Para limitar la amenaza del cambio climático mundial, las empresas energéticas se ven obligadas a eliminar progresivamente los combustibles fósiles. Sin embargo, sin plataformas submarinas ni barcazas petrolíferas, los soldadores han encontrado trabajo en el sector de las energías renovables.
Tras dedicarse a la soldadura, Purvis pasó a trabajar con paneles solares y baterías.
"Tengo tres hijos y quería que me vieran pasarme al sector de las energías renovables", dice; "no sólo sacar de la tierra y de nuestro planeta los recursos disponibles, sino utilizar los recursos naturales para fabricar energía".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.