Las mundialmente adoradas pistas de hielo al aire libre de Canadá se están derritiendo
Durante cuatro años, el fotógrafo Kalum Ko fotografió a patinadores en las pistas naturales al aire libre de Canadá. Desde su ciudad natal, Kimberley (Columbia Británica), hasta Toronto, a casi 5000 km al este, las fotografías de Ko documentan cómo estos ríos y lagos helados forman comunidad e influyen en la cultura. El calentamiento de los inviernos está poniendo lentamente en peligro estas aficiones. "Esta es la mayor extensión de agua que recuerdo a finales de diciembre", explica Ko de esta foto tomada en diciembre de 2023: "Normalmente, cortábamos el hielo con un piolet para zambullirnos aquí. Este año vadeamos desde la orilla".
Todos los años, el Canal Rideau de Ottawa (Canadá) se transforma en la mayor pista natural de patinaje sobre hielo del mundo. La pista, que serpentea por la capital del país a lo largo de más de seis kilómetros, lleva más de 50 años acogiendo a lugareños y turistas.
Es un lugar donde los niños se reúnen para jugar o las parejas de ancianos comparten un tranquilo vals, pero también donde hombres y mujeres se desplazan al trabajo a primera hora de la mañana. También es el lugar donde aprendí a patinar por primera vez.
Después de que una ola de frío sacudiera la capital y convirtiera el canal en una sólida capa de hielo, la pista ha acogido esta semana a sus primeros patinadores de la temporada. Una multitud acudió en masa a la pista, deslizándose sobre el hielo y disfrutando del tradicional aperitivo BeaverTail. Fue un día de alegría que muchos temían que quizás este año no fuese a llegar nunca.
El 29 de diciembre de 2019, jugadores de hockey juegan un partido en Lazy Lake, en Columbia Británica.
El 23 de diciembre, Keagan Migneault ata los patines de un amigo en el lago Wasa, en la Columbia Británica. En 2023, una inusual falta de nevadas hizo que se pudiera patinar en todo el lago durante las fiestas.
En Lazy Lake, en la Columbia Británica, unos amigos juegan al hockey en 2019. Durante generaciones, los lagos, ríos y arroyos perennemente helados han sido un espacio de reunión libre.
"Patinar en el canal se ha vuelto tan poco fiable últimamente", dice Chris Cochrane, un residente de Ottawa de 38 años, refiriéndose al clima más cálido. "Ha sido todo un reto mantener viva la tradición", explica.
En Canadá, patinar en pistas naturales es una forma de vida. Cada invierno, cuando se hielan los ríos, lagos y arroyos locales, canadienses de todas las edades se deslizan sobre el hielo, jugando al hockey y al patinaje artístico, participando en una tradición tan antigua como el propio país. La Federación Internacional de Hockey sobre Hielo calcula que hoy en día hay unas 5000 pistas de hielo al aire libre en todo Canadá, la mayor cantidad de cualquier país del mundo después de Rusia.
Aunque se cree que el patinaje sobre hielo se originó en Escandinavia hace más de 2000 años, Canadá tiene su propia y rica historia. Los iroqueses patinaban atándose huesos de animales al calzado mucho antes de que los colonizadores llegaran a las costas del país. Los archivos indican que en Acadia, los colonos franceses ya patinaban en 1604. A mediados del siglo XIX, Canadá construyó su primera pista comercial al aire libre en Montreal, consolidando el patinaje como parte central de la vida canadiense.
Sin embargo, esta querida tradición está comenzando a desaparecer a medida que los inviernos se calientan debido al cambio climático.
Alison Ko, Noah Ko e Izabel Della Siepe caminan por la nieve recién caída en el lago St. Marys, Columbia Británica, el 8 de enero de 2023. El mes anterior hubo olas de frío de -30°C, pero el invierno siguiente, entre 2023 y 2024, las temperaturas fueron tan cálidas que el lago no se congeló.
El año pasado, Ottawa vivió su temporada de patinaje más corta: la pista de patinaje del Canal Rideau abrió sólo 10 días debido al tiempo húmedo y caluroso. Y 2022 fue incluso peor: la pista no abrió nunca.
El destino al que se enfrentan el resto de pistas de patinaje del país no es muy distinto.
Para que las pistas sean seguras, deben pasar al menos de 10 a 15 días consecutivos con temperaturas inferiores a -10º C. Y estas condiciones, que solían ser habituales en Canadá, se están volviendo cada vez más difíciles de conseguir. Según un estudio, entre 1951 y 2005 se produjo un descenso de entre el 20% y el 30% en la duración de las temporadas de patinaje, con las mayores caídas registradas en Alberta, el este de la Columbia Británica y las regiones meridionales de las Praderas.
Los investigadores creen que el número de días de patinaje viable en Montreal podría reducirse a cero para mediados de siglo.
(Relacionado: Nueve puntos de no retorno del cambio climático con el Mediterráneo como termómetro)
Encontrando la comunidad en el hielo
Para los canadienses, la desaparición de las pistas naturales no sólo significa perder una actividad recreativa, sino también una comunidad. Mervyn Horgan y Saara Linnamaa, que dedicaron 100 horas a estudiar las interacciones sociales en las pistas de patinaje al aire libre de las 25 ciudades más grandes de Canadá, descubrieron que estas constituyen un "tipo distintivo de espacio público" en el país, y que presenta una posibilidad de forjar lazos comunitarios como pocas otras actividades pueden hacerlo.
En el High Park de Toronto, la ciudad más poblada de Canadá, los patinadores aprovechan un frío pero soleado día de invierno el 16 de enero de 2022.
En Ward's Island, un parque al sur de Toronto, una pista de hielo engrosado deja a los patinadores espacio suficiente para jugar al hockey en enero de 2021. Unos cientos de metros más abajo, el canal era hielo roto y aguas abiertas.
Una red vacía montada por jugadores de hockey en Ward's Island. Para que una pista de hielo natural sea segura para patinar, debe haber al menos 10 días consecutivos de temperaturas por debajo de los -10ºC.
"Estas pistas son realmente puntos de conexión y construcción de comunidad", dice Linnamaa. "Es un punto de contacto en el que todo un barrio se une para crear, mantener y compartir la lámina de hielo".
Como muchas pistas públicas son gratuitas, el patinaje ofrece una oportunidad única para que personas de distintas etnias, sexos, generaciones y clases se conozcan y se mezclen para, por ejemplo, ofrecer una mano amiga y firme a cualquier desconocido tambaleante que la necesite.
"Ottawa se ha convertido en una comunidad muy fragmentada", afirma Cochrane. "Patinar en el canal es una de las pocas actividades que reúne a gente de todas partes", explica.
Así lo confirmó la investigación de Horgan y Linnemaa, al descubrir que las pistas de hielo son un lugar poco frecuente donde se crean y solidifican los lazos comunitarios.
"El patinaje, como estilo de vida, como práctica, como ritual, es muy fuerte en nuestro paisaje invernal canadiense. Es un ritual invernal clave. Forma parte de historias y prácticas familiares de manera importante", dice Linnamaa.
Lo sé personalmente. El patinaje, en muchos aspectos, ha dado forma a mi historia familiar.
En la isla de Ward, en Toronto, tres niños se sientan al borde de una gruesa capa de hielo. A diferencia de sus padres y abuelos, se enfrentan a un futuro en el que es probable que la duración de la temporada de patinaje se reduzca.
El año pasado, en algunas regiones de Canadá se registraron las temporadas de patinaje más cortas de la historia. Las investigaciones sugieren que en 2050 Montreal no tendrá ningún día de invierno en el que sea viable patinar en pistas al aire libre. En otras regiones, la temporada de patinaje disminuirá entre un 20% y un 30%.
Mi abuelo era maquinista de día y entrenador voluntario de hockey sobre hielo de noche, y patinaba bajo la luz de la luna en su pista local de los suburbios de Montreal. Al fallecer, sus antiguos jugadores llenaron los bancos del funeral.
A mi madre le transmitió su amor por el patinaje: de adolescente, pasaba los sábados por la noche trabajando en el puesto de la pista de hielo. Cuando se convirtió en madre, nos dejaba a mi hermana y a mí faltar al colegio para pasar "unos minutos más" dando vueltas en la pista. Los momentos más importantes de mi juventud ocurrieron sobre patines: cumpleaños, navidades, citas y accidentes. La pista de patinaje ha sido el escenario donde se han desarrollado nuestras vidas. Nos ha visto pasar de una generación a otra.
Cada Navidad, mi hermana y yo cantamos River, la emblemática canción de invierno de la cantautora canadiense Joni Mitchell, en la que relata cómo desearía tener un río en el que poder patinar. Siempre pensé que el río no era más que una metáfora de la añoranza de una persona, una época o un lugar que ya se han ido.
Nunca pensé que también pudiera desaparecer.
(Relacionado: El deshielo de los glaciares de Groenlandia rebasa el punto de no retorno)
Luchar por las tradiciones
En respuesta al deshielo de las pistas de hielo, se ha creado una iniciativa de ciencia ciudadana, RinkWatch. Se basa en los datos enviados por aficionados locales al patinaje para controlar las condiciones meteorológicas a largo plazo. Por desgracia, los resultados no son muy halagüeños: los investigadores de Rink Watch calculan que, según los datos actuales, el número de días de patinaje podría disminuir un 34% en Toronto y un 19% en Calgary de aquí a 2090.
El skyline de Toronto visto desde Ward's Island en enero de 2021. Las primeras investigaciones sugieren que el número de días de patinaje en esta ciudad densamente poblada podría disminuir más de un 30% en 2090.
"Hoy en día, se está viendo cómo está desapareciendo la verdadera infancia de la gente. Estoy profunda y agudamente triste por lo que va a ocurrir", dice Linnamaa.
RinkWatch, sin embargo, está haciendo lo que puede para mantener vivas las tradiciones del patinaje: ha creado un mapa interactivo de pistas de patinaje que ayuda a poner en contacto a la gente con pistas que se consideran suficientemente seguras para patinar.
Aunque Linnamaa considera alentadoras este tipo de iniciativas, sigue preocupada: "Las comunidades son, por supuesto, innovadoras y resistentes", afirma. "Pero, ¿qué puedes hacer con un parque cubierto de nieve?".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.