Descubren nuevas formas de vida en el fondo del Mar Muerto
5 de junio de 2013
De acuerdo con un nuevo estudio, hay docenas de cráteres gigantes repletos de bacterias que arrojan agua dulce en el fondo del Mar Muerto, antes estéril.
En 2010, la primera expedición submarina reveló «un lugar rebosante de vida» en el lago situado entre Israel y Jordania, según confirmó el miembro del equipo Danny Ionescu, microbiólogo marino del Instituto Max Planck de Alemania.
El equipo encontró varios cráteres (de unos 10 metros de ancho y 13 de profundidad) a 30 metros de profundidad en el lago. Los cráteres estaban cubiertos por unas capas, algunas de las cuales, sorprendentemente, estaban formadas por nuevas especies de bacterias, siempre de acuerdo con Ionescu.
Estas minúsculas comunidades viven cerca de las columnas de agua dulce que surgen de los manantiales submarinos, cuya presencia ha sido sospechada durante mucho tiempo en base a las extrañas ondas de la superficie del Mar Muerto.
Para alcanzar estos manantiales, los submarinistas buscaron las caídas abruptas del fondo marino, difícil misión debido a la escasa visibilidad.
«Cuando metes la cabeza en un cráter no ves nada, tienes que tener fe y voluntad para explorar», comentó Ionescu.
Sin embargo, cuando el agua se aclara cerca de la base del cráter y puedes ver las corrientes que surgen desde la tierra, «la sensación es fascinante», afirmó.
El Mar Muerto, casi muerto
Los ríos y arroyos, especialmente el Río Jordán, solían llevar agua dulce al Mar Muerto. La cuenca no tiene salida, por lo que el agua únicamente puede «escapar» evaporándose. A medida que el agua se evapora, la sal disuelta en el agua permanece, fenómeno que, con el tiempo, ha convertido al Mar Muerto en una concentración de agua con salinidad mucho más elevada que el agua de los océanos.
Esta salinidad hace que organismos más grandes, como peces o ranas, no puedan sobrevivir en el Mar Muerto. Sin embargo, la alta concentración de magnesio hace que sea igualmente sorprendente encontrar vida microbiana en el lago.
«Hay otros lugares de alta salinidad que están llenos de microbios», señaló Ionescu, «lo que, en mi opinión, hace que nuestro descubrimiento sea todavía más sorprendente».
A mediados de la década de los cincuenta, los países de Oriente Medio, incluidos Jordania e Israel, cortaron el suministro del Río Jordán al Mar Muerto para obtener agua potable. Esta medida redujo el nivel de agua del lago, una pérdida que continúa dándose en la actualidad: hasta un metro al año, de acuerdo con el equipo de investigadores.
El agua del lago, situado en el punto más bajo del planeta, ha descendido más de 25 metros en los últimos 40 años.
Pocos biólogos han estudiado la masa de agua en los últimos años, a excepción de las importantes floraciones de algas que tiñeron el Mar Rojo en 1980 y 1992.
Estas floraciones fueron causadas por organismos distintos a los descubiertos recientemente, según afirma Ionescu.
«Podría decirse que el estudio cambia la forma en la que vemos el Mar Muerto desde una perspectiva biológica», afirma Kelly Bidle, microbióloga ambiental de la Rider University de Nueva Jersey, que estudia las bacterias en hábitats con elevada salinidad.
«Ver tal diversidad en un lugar en el nunca se pensó que pudiera existir» resulta muy sorprendente y emocionante, comentó.
Impresionantes cráteres forman un paisaje único
La expedición de 2010 detectó un impresionante paisaje de 30 cráteres, sin igual en nuestro planeta, de acuerdo con el director la investigación Ionescu, cuyo estudio será pronto presentado para su publicación.
«El análisis preliminar de las muestras recogidas en los cráteres sugiere que las bacterias son muy diversas, similares a las que se pueden encontrar en las rocas de mares salados», añadió.
La parte superior de las rocas está cubierta de biofilms, que utilizan tanto la luz del sol como el sulfuro para sobrevivir. Únicamente las bacterias que se alimentan de sulfuro cubren la superficie de las rocas con un biofilm blanco.
No solamente los organismos se desarrollan en un ecosistema tan duro, Ionescu cree que las bacterias pueden enfrentarse a los flujos repentinos de agua dulce y salada que pueden producirse.
«La existencia de bacterias “adaptables” es una idea muy intrigante que necesita una investigación en profundidad», afirmó, Bidle, de la Rider University.
En la actualidad «no hay muchas especies conocidas con estas características: las adaptadas a los medios de alta salinidad mueren en agua dulce, y viceversa», señaló.
Si «tu maquinaria está diseñada para la sal, es muy difícil imaginar que puedas pasar de un medio de alta salinidad a uno de agua dulce».
Aún así, Bidle no descarta completamente la idea: «Cuando se trata de hábitats extremos, nada relacionado con la vida microbiana me sorprende».
No todo el mundo puede bucear en el Mar Muerto
Ionescu y su equipo visitarán de nuevo los cráteres submarinos en octubre para estudiar con más detalle el comportamiento y los ciclos vitales de las bacterias recién descubiertas.
No es una tarea fácil. Cada submarinista debe llevar 40 kilos de peso para que disminuya su flotabilidad, consecuencia del alto contenido de sal.
Igualmente, deben proteger los ojos y la boca con máscaras que cubran completamente su rostro, pues si se traga agua accidentalmente la laringe puede inflamarse, provocando la asfixia.
Asimismo, «el agua salada podría quemar los ojos e incluso provocar ceguera, motivo por el que las personas que nadan en el Mar Muerto no suelen sumergirse completamente», señaló Ionescu.
«Es una experiencia única», comentó Ionescu, «pero no lo recomendaría como hobby ».