19 de noviembre de 2013
Científicos han descubierto un volcán bajo una gran capa de hielo en la Antártida y alertan de que podría acelerar la pérdida de hielo y aumentar el nivel del mar.
Efectivamente, cuando entre en erupción, pues los expertos aseguran que lo hará aunque no se puede saber cuándo, «creará millones de litros de agua bajo el hielo», como señala el director del estudio Doug Wiens, profesor de ciencias terrestres y planetarias de la Universidad de Washington en St. Louis (Estados Unidos).
El descubrimiento del volcán, como han explicado los científicos, ha sido accidental. En enero de 2010 instalaron una serie de sismómetros (detectores de terremotos) en Marie Byrd Land, una región de la Antártida occidental. Éstos detectaron dos eventos sísmicos con un año de diferencia, en 2010 y 2011, que fueron relativamente pequeños, de magnitudes entre 0,8 y 2,1.
Los temblores tuvieron lugar en profundidades de entre 24 y 40 kilómetros, cerca de la separación entre la corteza y el manto, es decir, a mucha mayor profundidad que los terremotos habituales.
Esta peculiaridad, junto con la baja frecuencia, les llevó a considerarlos como profundos terremotos de largo periodo, que se dan en zonas volcánicas.
Según Amanda Lough, miembro del equipo, no se sabe con seguridad qué provoca este tipo de terremotos: «Parece que depende de cada volcán, pero suele pensarse que es el movimiento del magma y otros fluidos los que producen vibraciones en las grietas de los sistemas volcánicos».
Según Lough, lo importante no es saber si entrará o no en erupción, sino cuándo lo hará: «Es muy probable que ya lo haya hecho antes», puesto que el volcán está situado sobre una zona elevada de tierra que el equipo cree que está formada de material procedente de erupciones anteriores.
¿Qué ocurrirá en caso de erupción?
El volcán está cubierto por más de un kilómetro de hielo, por lo que la erupción tendría que ser muy potente para alcanzar la superficie. En cualquier caso, el calor provocaría el derretimiento en la base del volcán y el agua del deshielo actuaría como lubricante que llevaría la capa de hielo hacia el mar a mayor velocidad y, por tanto, el nivel del mar subiría ligeramente.
«No decimos que la erupción vaya a derretir la capa de hielo ni que el nivel del mar vaya a subir de forma drástica», aclara Lough a National Geographic. «Este volcán lleva activo millones de años; el hielo se ha mantenido durante erupciones pasadas, por lo que las futuras no van a acabar con la capa de hielo».
Los sismómetros que se utilizaron para detectar el volcán han sido desinstalados y están ahora en otras zonas de la Antártida, por lo que no es posible seguir estudiando su actividad sísmica. Sin embargo, Lough espera que los científicos sigan haciéndolo a partir de otros instrumentos.
«El estudio ha despertado un gran interés entre los profesionales del campo», afirma, «y espero que otros tomen el relevo y traten de descubrir cuáles son las posibles consecuencias».