27 de julio de 2012
A lo largo de la estrecha franja costera india de Mundra, en la región de Gujarat, a 805 kilómetros al noroeste de Mumbai, varias plantas de carbón generan electricidad de forma tan económica que las autoridades han pasado por alto el daño causado a la pesca y al pastoreo, así como al ecosistema de manglar.
Ahí es donde Tata, la mayor empresa privada de electricidad de India, está construyendo lo que espera que sea una de las plantas más grandes del mundo, Tata Mundra, de 4.000 megavatios. Es una de las nueve «súper plantas» que se están construyendo en India.
Sin embargo, el proyecto Tata Mundra ha sacado a la luz una nueva realidad que seguramente defina el futuro energético de India: la energía generada a partir del carbón ya no es barata.
A pesar de que aparentemente India cuenta con abundantes reservas de carbón, la baja calidad del combustible causa problemas cuando se usa en centrales modernas. En lugar de eso, empresas como Tata buscan carbón en el extranjero, y los precios de importación han ido en constante aumento. El director ejecutivo de Tata afirma que no será económicamente viable a menos que aumente considerablemente la tasa para compensar los elevados precios del carbón importado de Indonesia.
El carbón adecuado para estas nuevas plantas ha resultado ser escaso y caro, dejando en el aire la pregunta de si quedan en India puntos de venta. Además, está perdiendo su atractivo al volverse otras energías renovables, como la solar y la eólica, cada vez más competitivas.
«La época del carbón barato ha terminado», afirma Soumya Dutta, representante nacional de People's Science Campaign, un grupo activista para temas energéticos y de cambio climático.
Pérdida de atractivo
El carbón representa el 70 por ciento de la electricidad del país, y el plan más reciente del gobierno tenía por objetivo el 75; se esperaba, además, que India dependiera cada vez más del carbón en el futuro, teniendo en cuenta las grandes reservas que posee.
Este país, el segundo más poblado del mundo con 1,2 mil millones de habitantes, tiene un déficit de suministro de electricidad de aproximadamente el 15 por ciento durante las horas de mayor demanda, y aunque el consumo per cápita es bajo, está aumentando. La ley sobre electricidad de 2003 exige electricidad para todos, pero las Naciones Unidas calculan que 400 millones de ciudadanos indios no tienen acceso a la red eléctrica.
El sector crítico suele afirmar que el mayor porcentaje de la electricidad es para la clase media-alta y alta con grandes centros comerciales y casas y oficinas climatizadas. Además, India registra una alta tasa de pérdida de electricidad como consecuencia de los robos y una ineficaz distribución.
«India no es el único país con fiebre del carbón», afirma Dutta, que señala que a la mayoría de los países en desarrollo, como China y Sudáfrica, se les ha «pegado esta enfermedad» al enfrentarse a una creciente demanda de energía. Los países ricos también han hecho frente a múltiples retos al abandonar el carbón, aunque Estados Unidos redujo significativamente su uso el pasado año gracias a la abundancia de gas natural.
La estrategia de India de construir súper plantas como la de Tata Mundra para reducir la brecha entre abastecimiento y demanda se ha construido sobre la base de un contrato con el pueblo que equivale a decir «aceptamos las consecuencias negativas sociales y medioambientales a cambio de combustible económico para impulsar nuestro desarrollo», afirma Justin Guay, representante del programa internacional sobre el clima de Sierra Club. Sin embargo, el atractivo de esta estrategia ha disminuido considerablemente al subir el precio del carbón. «Ahora no tienen justificación».
En un informe publicado el pasado mes de junio, Sierra Club afirma que los costes de la construcción de la planta y el creciente precio del carbono han convertido las centrales en un riesgo financiero. Australia e Indonesia controlan aproximadamente el 50 por ciento de las exportaciones de carbón térmico, según el informe, y la subida de los precios de exportación de Indonesia se atribuye al aumento de las tasas de producción y a un nuevo método de fijación de precios del gobierno.
No es de sorprender que los grupos medioambientales rechacen el carbón, y el gobierno indio cada vez sea más consciente del problema al que se enfrenta: el primer ministro Manmohan Singh creó a principios de año un comité multiministerial para tratar los graves problemas financieros del sector del carbón.
La Asociación de Productores de Energía, que representa unas 20 empresas privadas de energía, calculó recientemente que más de 50 proyectos energéticos, de más de 68.000 megavatios de capacidad, estaban en riesgo de quiebra financiera. Algunas compañías, como Adani Power, han intentado cancelar acuerdos a largo plazo para suministrar energía a los servicios estatales debido al alto precio del carbón. Las cancelaciones, sin embargo, agravarían la falta de energía, mientras que nuevos acuerdos podrían dar como resultado tasas más elevadas para consumidores e industria.
Este mes, la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor rebajó la clasificación de Tata Power de estable a negativa debido al incumplimiento de un pacto de préstamos sobre el proyecto Mundra. Por otra parte, el precio del carbón ya se ha triplicado desde el proyecto inicial de Tata de 2006, según el informe de Sierra Club.
La respuesta a corto plazo del gobierno ante los problemas de la industria ha sido exigir a Coal India, de propiedad estatal, que garantice el suministro de carbón a los productores de energía a bajo precio. Sin embargo, este carbón suele ser de baja calidad y con alto contenido en ceniza.
Coal India, que es responsable de aproximadamente el 80 por ciento de la producción estatal de carbón, ha sido muy criticada por no poder satisfacer la demanda y administrar ineficazmente los recursos del país.
Opciones renovables
El Banco Asiático de Desarrollo y la Corporación Financiera Internacional acordaron hace unos años un préstamo de casi mil millones de dólares para ayudar a financiar el proyecto Tata Mundra. En ese momento, la Corporación justificó el proyecto por la «escasez y elevado precio del gas y otras fuentes renovables».
Sin embargo, según los expertos, el terreno de juego ha cambiado.
La energía solar es por primera vez más barata que quemar diésel en India, según un reciente informe de Bloomberg. (El potencial de la energía solar ha incitado al millonario Sunil Mittal a invertir con fuerza en el mercado).
Daniel Kammen, director del Laboratorio de Energía Renovable de la Universidad de California y asesor del Gran Desafío de la Energía de National Geographic, señala que Alemania ha marcado un hito: el 50 por ciento de su electricidad proviene de energía solar, y sugiere que India podría trabajar para alcanzar ese objetivo, combinando energía solar y eólica.
El proyecto indio del carbón «no tiene sentido, teniendo en cuenta que los recursos eólicos indios han resultado ser 30 veces más grandes de lo que se pensaba», afirma por correo electrónico.
Las energías renovables juegan un papel secundario en el proyecto estatal, pero también es cierto que el país ha dado importantes pasos en energía solar, pequeñas plantas hidroeléctricas y parques eólicos.
La oposición pública al carbón no deja de aumentar, puesto que las consecuencias negativas para la minería y la generación de electricidad cada vez son más claras. Una manifestación de hace dos años contra el proyecto de una planta de carbón en Sompeta, en la costa oriental de la región de Andhra Pradesh, terminó de forma violenta con la muerte de dos campesinos a manos de la policía y varios heridos.
Recientemente se ha presentado una demanda ante la Corporación Financiera Internacional que afirma que el proyecto de Tata Mundra ha destruido importantes zonas de manglar, cortado el acceso a áreas de pastoreo y dificultado el acceso a la energía de los más pobres. Un panel independiente realizó alegaciones similares en un informe reciente, afirmando que la evaluación del impacto social y medioambiental de Tata era deficiente y que el proyecto dañaba la industria pesquera y el medio ambiente.
Ni la oficina de cumplimiento de la Corporación Financiera Internacional ni su oficina del sur de Asia han querido hacer comentarios, pero según los organismos de control, la Corporación ha visitado la zona para evaluar la denuncia. Tata, por su parte, no ha respondido a ninguna pregunta, pero la prensa india afirma que ha confirmado que ha respetado la regulación y trabajado para ayudar a la comunidad y proteger los manglares.
Dutta, que fue el principal autor del informe del panel, afirma que es el momento de que India se replantee su estrategia energética.
«Si tenemos en cuenta todos los costes, incluidos los medioambientales, la energía eólica es mucho más barata que el carbón, y la solar lo será en unos años», señala. «Las nuevas centrales de carbón necesitarán años para funcionar y nos atarán durante cuatro décadas. ¿Es esto lo que el gobierno de India debería haber hecho?