Todo lo que necesitas saber sobre la procesionaria del pino
La bajada de la oruga procesionaria desde sus nidos hasta el suelo se acerca a medida que aumentan las temperaturas. ¿Cómo podemos evitar las amenazas de este insecto?
La procesionaria del pino está considerada en España como el insecto defoliador de los pinares más importante.
Este artículo se publicó el 18 de enero de 2022 y ha sido actualizado el 15 de marzo de 2023.
Las larvas de la oruga procesionaria se apiñan durante el invierno a los bolsones que penden de los árboles y, según se acerca el mes de febrero, llega la época en la que no es raro levantar la mirada hacia las copas de los grandes pinares buscando los característicos nidos blancos de la oruga procesionaria del pino, sobre todo entre aquellas personas que pasean con niños o perros.
Algo que normalmente ocurría sobre los meses de abril y mayo, la bajada de la oruga procesionaria de las copas de los pinos, se está adelantando debido a las suaves temperaturas de los últimos inviernos por el cambio climático. Es ya algo característico de estos meses ver largas hileras de estas llamativas orugas, en su marcha anual para buscar un lugar donde enterrarse y empezar su metamorfosis.
El 14 de marzo de 2023, la Guardia Civil puso un mensaje en su cuenta de Twitter avisando: "Ya está apareciendo la #procesionaria del pino. En los seres humanos pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta. Y si tu perro lame una oruga o sufre una picadura tendrá graves heridas o incluso puede morir".
En 2022, zonas como la Sierra de Baza (Granada) ya clasificaron la situación como una gran plaga que se esperaba desde el mes de octubre. Con un grado cinco de infestación, en una escala medida del uno al cinco, la zona de Charches es la más afectada.
“Los árboles fuertemente afectados no tienen tiempo de recuperarse, se van debilitando y pueden acabar muriendo”
Según datos del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), la plataforma Alerta Forestal recoge cientos de fotografías de bosques afectados por la procesionaria en nuestro país. Esto permite que los ecólogos del equipo puedan sacar las primeras conclusiones sobre la gran afectación de la procesionaria en nuestros los bosques durante los últimos años. Las comarcas que recogen más puntos afectados en el mapa de Alerta Forestal son Osona, Solsonès y el Berguedà, en Cataluña.
El coordinador científico de Alerta Forestal en el CREAF, Jordi Vayreda, compartía su preocupación por el hecho de que “la procesionaria no suele afectar a los mismos pinares un año tras otro. En estas condiciones los árboles fuertemente afectados no tienen tiempo de recuperarse, se van debilitando y pueden acabar muriendo”.
La procesionaria del pino es un lepidóptero perteneciente a la familia Thaumetopoeidae, un insecto que abunda en bosques de pinos de Europa, Asia y el norte de África, aunque también ha sido introducida en algunas zonas de América del Sur. En España está considerada como el insecto defoliador (que provoca la caída artificial de las hojas de los árboles) más importante de los pinares, y aunque puede alimentarse de todas las especies de los géneros Pinus, Cedrus y Abies, prefieren los pinos como el pino laricio (Pinu nigra).
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Plaga forestal o riesgo para la salud pública
Las orugas (larvas) están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire, por lo que pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas. La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina.
Aun cuando las poblaciones de Thaumetopoea pityocampa alcanzan niveles muy elevados y son capaces de defoliar los árboles de forma intensa, sus riesgos como plaga forestal suelen reducirse a aminorar el crecimiento de los pinos. En aquellos lugares con un fuerte estrés hídrico, estas defoliaciones pueden ser muy poco relevantes, teniendo en cuenta el nivel de crecimiento impuesto por el clima. En los años en los que las poblaciones son elevadas, las defoliaciones pueden afectar a la totalidad de la masa foliar, aunque el árbol no llega a morir. Sin embargo, sí constituyen un peligro si la procesionaria afecta año tras año a los mismos árboles.
Ejemplares adultos de la procesionaria del pino.
Además de su impacto en los bosques, la procesionaria suele ser tenida en cuenta como un problema de salud pública porque representa un peligro para niños y animales que se encuentren en zonas donde habitan las orugas.
Para los niños, el riesgo de entrar en contacto con las esporas de la oruga puede traducirse en sufrir una urticaria, pero en los perros puede llegar a ser algo mortal en caso de inflamar las vías respiratorias.
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¿Cómo se controla la procesionaria?
Para controlar de forma artificial las poblaciones de esta especie se utilizan medios físicos, químicos y biológicos, como las trampas de feromonas para capturar a los machos adultos, que reducen las posibilidades de reproducción y por tanto las poblaciones. Los medios físicos pasan por la eliminación de los bolsones: cuando las orugas están dentro, estos se cortan, apilan e incineran.
A día de hoy, el método que siguen muchos ayuntamientos consiste en una inyección que se aplica directamente en el tronco del pino y que permite la administración de dicha solución por vía intravascular, consiguiendo así que la plaga que está intentando alimentarse del pino se vea afectada por ese producto.
La lucha química consiste en la fumigación con insecticidas que durante los primeros estadios de desarrollo de las larvas. Hasta el año 2012, se utilizaban también medios aéreos hasta que fueron prohibidos por la Unión Europea en el marco de actuación para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios.
Sin embargo, el mejor método de control para la procesionaria del pino sería el propio equilibrio de la naturaleza, si esta no se viera alterada, ya que cuenta con numerosos depredadores como pájaros, hormigas rojas, avispas o murciélagos. También destaca la eficacia de unos hongos del suelo, que rompen el ciclo biológico de esta especie: se trata de los hongos Cordyceps, cuyas esporas quedan atrapadas entre los pelos de las orugas en su descenso a tierra en primavera.
El soterramiento de estas y la humedad de la tierra favorecen la germinación de los hongos sobre la crisálida, matando a la mariposa que se desarrolla en su interior. Según indica el CREAF, es también recomendable como parte del plan de reforestación, no repoblar con especies de pinos sensibles a esta plaga, como son el pino laricio o los pinos exóticos.