Unas baldosas generan energía con nuestras pisadas

Por Redacción National Geographic
NUEVAS FUENTES ENERGÉTICAS
NUEVAS FUENTES ENERGÉTICAS
Fotografía de Larsen & Talbert, FoodPix/Getty Images

23 de mayo de 2012

Este verano, los visitantes podrían notar algo diferente a sus pies en el centro comercial más grande de Europa: veinte baldosas verdes adornarán el exterior del del Westfield Stratford City, cercano al estadio Olímpico de Londres.

Sin embargo, las baldosas no son solamente decorativas, están diseñadas para obtener energía de los 40 millones de peatones que se calcula que pasearán por la zona al año, generando cientos de kilovatios por hora de electricidad que permitirán encender la mitad de la iluminación exterior del centro comercial.

Las baldosas son fabricadas por Pavegen Systems, una nueva empresa inglesa lanzada en 2009 por Laurence Kemball-Cook, un londinense de 26 años que tuvo la idea cuando estudiaba diseño industrial y tecnología en la Universidad de Loughborough. Las baldosas, de 45 x 60 centímetros, están pensadas para zonas en las que se concentra mucha gente, como estaciones de tren, de metro, de autobús, aeropuertos, colegios y centros comerciales. La energía generada por millones de pisadas puede ser utilizada en múltiples aplicaciones, como iluminación de señales, anuncios digitales o zonas Wi-Fi.

En Reino Unido y Europa se han llevado a cabo casi 30 proyectos de Pavegen, tanto permanentes como temporales. Desde hace dos años cuatro de estas baldosas, colocadas en la Simon Langton Grammar School para chicos, cerca de Canterbury, obtienen energía de las pisadas de sus 1.100 estudiantes para mantener la iluminación del pasillo. Igualmente, han sido de utilidad en festivales de música para cargar teléfonos móviles y encender luces de tecnología LED.

Ahora Pavegen se ha asociado con Siemens, la empresa de tecnología alemana, para instalar sus baldosas en la Federation Square de Melbourne (Australia); y tienen planes para una estación de tren en Londres y un centro comercial de Atenas. El interés por esta tecnología también va en aumento en Estados Unidos. Varios colegios están pensando en instalar las baldosas y Kemball-Cook afirma que agencias del gobierno se han mostrado interesadas en su tecnología.

La energía de las pisadas

Kemball-Cook tuvo la idea de las baldosas cuando trabajaba en una empresa de electricidad como parte de sus estudios universitarios. Debía estudiar la posible aplicación de energía solar y eólica en las ciudades, pero llegó a la conclusión de que ninguna de las dos encajaba en zonas urbanas. Entonces pensó que debería aprovecharse la energía generada por las personas.

En 2009, participó con su proyecto en una muestra de tecnología y atrajo gran atención mediática, lanzándose así a crear su propia empresa. La inversión inicial, de 800.000 dólares, vino de su familia, amigos y el banco de inversión Renaissance Capital Partners. Desde entonces, Pavegen ha obtenido financiación adicional de London Business Angels.

Una vez que las baldosas Pavegen convierten la energía en electricidad, el 5% se utiliza para iluminar el logo LED de las propias baldosas, y el 95% puede ser directamente utilizado o almacenado para un uso posterior. Pavegen está en la actualidad trabajando en un nuevo sistema que alimentará directamente la red eléctrica. Las baldosas son resistentes al agua, por lo que pueden soportar lluvia, nieve y hielo; y las pruebas efectuadas han demostrado que podrían durar al menos cinco años, pero Kemball-Cook afirma que lo ideal sería que duraran 20.

Las baldosas están diseñadas para reducir al mínimo la huella de carbono. El revestimiento superior está hecho de goma reciclada de neumáticos y aproximadamente el 80% de los polímeros utilizados para el resto de los componentes puede ser reciclado. Un paso genera de media 7 vatios de electricidad, aunque depende del peso de la persona, y cada paso empuja 5 milímetros hacia abajo la goma, diferencia «imperceptible para los peatones», según Kemball-Cook.

Nuevas aplicaciones de un antiguo concepto

La idea de aprovechar la energía que se genera con las pisadas no es algo nuevo.

Otras empresas, como Sustainable Dance Club y POWERleap fabrican productos similares utilizando materiales piezoeléctricos. La piezoelectricidad, descubierta por primera vez en la década de 1880 por Pierre y Jacques Curie, se produce cuando ciertos cristales, como cuarzo, topacio o azúcar de caña, son sometidos a presión. Es la base de los relojes de cuarzo y algunos sensores, incluidos los airbags de los coches.

Kemball-Cook considera la tecnología de Pavegen información protegida, por lo que no revela si las baldosas se basan en piezoelectricidad ni describe con detalle su funcionamiento. Afirma que se trata de tecnología híbrida y que «no hay nada igual en el mercado». Por eso mismo declara que sus baldosas son 200 veces más eficientes que cualquier otro producto rival.

Lo que sí está claro es que las baldosas Pavegen han impresionado a los jurados de varias competiciones: la empresa ha conseguido múltiples premios, incluso fue finalista el año pasado del Shell* LiveWIRE Grand Ideas Award y obtuvo el Observer Ethical Award en 2011.

Las baldosas también dejaron impresionado a Matthew Baxter, director de la Langton Grammar School, que afirmó que «sus escandalosos alumnos» las han puesto a prueba durante los últimos dos años. Al principio fueron una novedad y los alumnos no dejaban de saltar y correr sobre ellas, pero ahora se han convertido en parte de la escuela y en algo que les anima a pensar en energías limpias. «Han despertado en ellos interés por la tecnología sostenible», afirma Baxter.

Los costes, sin embargo, representan un problema. Al igual que el resto de las tecnologías «verdes», las primeras baldosas Pavegen no eran baratas.

Kemball-Cook afirma que su precio bajó un 70% el año pasado, aunque no quiso divulgar el precio actual, puesto que afirma que cambia con rapidez. Pavegen se ha asociado con un fabricante cerca de Brighton (Inglaterra) y espera sumar socios por toda Europa. Kemball-Cook está convencido de que cada baldosa podría llegar a costar 50 dólares cada una.

Pavegen se ha centrado en primer lugar en aplicaciones de baja potencia, aunque Kemball-Cook prevé grandes instalaciones que podrían satisfacer una fuerte demanda.

Por ejemplo, cree que sus baldosas podrían generar toda la energía necesaria en un festival de música. En última instancia le gustaría que las baldosas Pavegen fueran algo permanente en zonas urbanas de todo el mundo, convirtiendo así las ciudades en plantas eléctricas.

«Ése es mi sueño», y espera cumplirlo paso a paso.

*Shell patrocina la iniciativa del Gran Desafío de la Energía. National Geographic tiene autonomía sobre el contenido.

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