3 de septiembre de 2012
Todos hemos conocido la vida publica de Hitler, a través de la literatura siempre se ha hecho hincapié en sus facetas políticas, militares…
Pero realmente ¿quién conoce la figura del dictador en su intimidad? Y sobre todo ¿qué llevo a una persona a cometer las acciones que llevaría a cabo de forma intelectual a lo largo de su vida?
LA FAMILIA DE HITLER
Hitler nació en 1889 en el seno de una familia de clase media en Braunau am Inn, en el imperio Austrohúngaro (actual Austria). Su padre era un funcionario de aduanas, y sería fruto del tercer matrimonio de este siendo el tercer hijo de la pareja.
De todos los hermanos (un total de cinco) solo llegarían a la edad adulta el y su hermana Paula, una persona con limitaciones psicológicas.
Su padre, lejos de ser cariñoso, solía pegar al joven Adolf (Adi entre sus familiares) lo que hizo que su carácter se endureciese, llegando a decirle a su secretaria personal “Entonces tomé la decisión de no llorar nunca más cuando mi padre me azotaba. Unos pocos días después tuve la oportunidad de poner a prueba mi voluntad. Mi madre, asustada, se escondió en frente de la puerta. En cuanto a mí, conté silenciosamente los golpes del palo que azotaba mi trasero”.
Su madre por el contrario le tenía endiosado, dándole todo el componente afectivo que su padre nunca le había aportado.
Adolf, era un buen estudiante de primaria, pero debido a las constantes mudanzas de su familia y a su rebeldía contra su padre (quería que emulase su carrera profesional y fuese funcionario) decidió hacerse pintor sin mucho éxito abandonando la educación secundaria a los 16 años sin titulación.
Cuando tenía 17 años su madre moriría por culpa de un cáncer de mama, lo que dejaría a un Hitler huérfano que se mudó a Viena para intentar vivir de la pintura e ingresar en la escuela de Bellas Artes de la ciudad.
Su relación con su hermana siempre fue distante, ella lo consideraba un matón cuando eran niños, y posteriormente, cuando fueron mayores, él siempre la mantuvo oculta (con el pretexto de que era por su propia seguridad), sugiriéndole en algunas ocasiones que se cambiase el apellido por Wolf (lobo), que era su apodo autoimpuesto.
HITLER Y LAS MUJERES
La relación de Adolf Hitler con las mujeres siempre fue peculiar, si bien él quería ser un soltero solitario de por vida, comprometido con su país y casado exclusivamente con Alemania, tuvo varios encuentros amorosos a lo largo de su vida y los más célebres fueron:
Eva Braun, la amante oficial
De todas las amantes conocidas de Hitler, la más celebre siempre ha sido Eva Braun. Relegada durante años al papel de su acompañante, ella terminaría por ser su esposa el día antes del suicidio de ambos.
Durante todo su noviazgo, ella vivió enamorada hasta límites obsesivos de Adolf, quien, hasta poco antes de su muerte, no la reconoció como su pareja, manteniéndola como amante durante años en diversos lugares.
Debido a la apretada agenda del jefe de estado, y sus repentinas idas y venidas, Eva protagonizó en dos ocasiones intentos de suicidio, salvando la vida en ambos. Como dijo en su diario "El tiempo es delicioso y yo, la amante del hombre más grande de Alemania y del mundo, tengo que quedarme sentada en casa (Berghof), mirando por la ventana". Las páginas de ese día concluyen diciendo: "¡Dios mío, si al menos él me respondiera! ¡Una sola palabra, en tres meses de ausencia! No hay esperanzas... ¡Si alguien viniera a ayudarme!".
A pesar de que rara vez fuesen juntos a actos públicos, Eva Braun pasaría a la posteridad como la pareja de Hitler.
Geli, su sobrina
Aunque la naturaleza exacta de su relación es desconocida, está claro que Hitler tiene una devoción apasionada, casi obsesiva hacia su sobrina. Él está enamorado de ella y la considera la encarnación de la feminidad ideal.
Algunos afirman que era irracionalmente celoso y la controlaba excesivamente. Se dice incluso que la tenía encerrada en el apartamento cunado él no estaba., Geli confesó a un amigo: "Mi tío es un monstruo. Nadie podía imaginar lo que me llega a exigir."
Aquel mes de septiembre, Geli se suicidó en el apartamento de Munich de Hitler con una pistola.
Rumores escandalosos circularon en la prensa acusando a Hitler de la perversión sexual e incluso de haber asesinado a Geli cuestiones que nunca llegaron a probarse.
Hitler se hunde en una profunda depresión tras la muerte de su sobrina.