Descubierto un nuevo templo Maya en Guatemala

Por Redacción National Geographic
Un nuevo templo maya
Hace 1.600 años, el Templo del Sol Nocturno se distinguía a kilómetros de distancia y estaba adornado con imágenes de tiburones, bebedores de sangre y jaguares.     El templo, desaparecido hace tiempo en la jungla de Guatemala, es el descubrimiento más famoso de 2012 y revela nuevas pistas sobre los reinos mayas.     A diferencia de los imperios azteca e inca, relativamente centralizados, la civilización maya, que se extendió en parte de lo que hoy conocemos como Guatemala, Belice y la región de Yucatán (México), estaba formada por diversas ciudades-estado. Para saber más
Cortesía de Edwin Román, Brown University

23 de julio de 2012

Hace 1600 años, el Templo Maya del Sol nocturno era un faro de color rojo sangre visible a kilómetros de distancia y adornado con mascaras gigantes de los dioses Mayas como el Jaguar, el Tiburón o el Bebedor de sangre.

Perdido en la jungla de Guatemala, el templo por fin se muestra a los arqueólogos, revelando nuevas incógnitas sobre los reinos rivales de los Mayas.

A diferencia de los centralizados imperios Inca y Azteca, los Mayas constituían un modelo de ciudades estado dispersas por Guatemala, Belice y Yucatán. Dentro de estos lugares, algunos tenían mayor importancia que los otros.  

El Zotz, recientemente descubierto, era uno de esos reinos menores, pero ha resultado ser realmente impresionante a pesar de su menor tamaño o importancia.

En 2010, unos arqueólogos que trabajaban en una colina cercana a la ciudad ancestral, descubrieron una pirámide de 13 metros de alto llamada la Pirámide Diablo. En lo alto de esta, encontraron un palacio real y lo que parece la tumba del primer gobernante de la ciudad, que data de finales del siglo IV.

En ese mismo año, Stephen Houston, arqueólogo de la universidad de Brown y varios investigadores más encontraron el templo del Sol nocturno, enterrado tras la tumba real de la Pirámide del Diablo y olvidado por siglos de vegetación sobre el.

Los laterales del templo están decorados con marcaras de 1,5 metros de altura que representan al dios Sol atravesando el cielo durante un día.

Una de las mascaras tiene forma de tiburón, como el sol que viene del este por el caribe. El templo está dedicado a una deidad ancestral con los ojos bizcos que bebe sangre, y el final de la serie de mascaras está dedicada a los jaguares, que salen de la selva en el ocaso.

En la cultura Maya, el sol está estrechamente relacionado con las dinastías monárquicas, y según Houston, este templo está erigido para albergar la tumba de un rey que fundó una dinastía.

Una mina de oro de información

El estudioso de los Mayas Simón Martin, dijo que las mascaras del templo eran un hallazgo único y extremadamente valioso, pues podía ayudar a verificar numerosas teorías sobre el dios Sol.

“Habíamos encontrado numerosas imágenes de este dios en diferentes lugares, pero nunca todas juntas como aquí” según ha citado Martin.

“Ahora tenemos que unir las piezas del puzle, porque puede que a través del resultado podamos obtener una información de un valor impagable”.

Mirando más allá

“Con el juego de luces que se da, puede llegar a ser extremadamente dramático” según confirmó Taube, de la UCR de California, que no está involucrado en el proyecto.

Es una pena que se haya perdido la pintura de las mascaras, pues los pigmentos rojos que marcaban la sangre debían de ser extremadamente impactantes cuando eran iluminados por los rayos del sol de ocaso.

A pesar de que pensemos que las ciudades estado Mayas eran totalmente independientes, hay numerosos indicios de que existían las jerarquías, y se cree que los reyes de El Zotz estaban bajo la influencia de Tikal.

A pesar del cuidado y el mimo que se perciben en la construcción del templo, se cree que fue abandonado en torno al siglo V por razones desconocidas.

La respuesta a esta incógnita puede ser desvelada una vez que se examine por completo el templo.

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