Siete inventos que han revolucionado nuestra forma de viajar

Descubre las historias sorprendentes que se esconden detrás de los objetos cotidianos que han transformado para siempre nuestros viajes.

Por Soo Youn
Publicado 9 nov 2017, 4:15 CET

Muchos de los objetos que empleamos actualmente para viajar esconden una historia tras ellos. Desde aquellos elaborados por el Departamento de Defensa estadounidense hasta los ingeniados por el brillante Steve Jobs, todos han permitido el movimiento masivo y libre de personas por todo el mundo, democratizando los viajes y haciéndolos más rápidos. A continuación, os presentamos siete de estos inventos.

LA MOCHILA

Pese a que los petates militares habían existido durante siglos, la mochila moderna no aparecería hasta 1938. Gerry Cunningham, escalador de Boulder, Colorado, introdujo un modelo que remplazaba la lona por nylon e incorporaba cremalleras. «La mochila permite al usuario viajar con las manos libres cómodamente, cargando con lo que quiera y accediendo a muchos lugares; la mejor forma de viajar, sin duda», afirma Jamie Cormack, cofundador de la empresa Herschel Supply Company, de moda en el sector de la mochila. «En las décadas de 1960 y 1970 la escalada estaba más avanzada. La forma de escalar, de usar el equipo, los arneses de seguridad, ya fueran militares o de montaña, requería algo más ligero y con mayor eficiencia». La pestaña de cuero en forma de diamante en sus mochilas Heritage hace referencia a esa época, ya que era la hendidura por la que los montañeros tenían que atravesar sus cinchas para sostener su equipamiento, incluyendo los piolets.

LLAVE ELECTRÓNICA DE LOS HOTELES

El origen de la llave electrónica es una historia de cómo algo bueno surge de algo malo. En 1974, Tor Sørnes, inventor noruego que trabajaba en una fábrica de cerraduras y patines de hielo llamada Ving, escuchó la historia de cómo una mujer había sido atacada en su propia habitación de hotel por un intruso. En aquella época, las llaves de hotel tradicionales eran metálicas y con frecuencia incluían el nombre del hotel, la dirección y el número de habitación. En busca de un mecanismo más seguro, Sørnes fabricó la primera llave electrónica programable: la VingCard. «Estas tarjetas son de especial interés para los hoteles, donde muchas veces los huéspedes se olvidan de devolver la llave cuando se van o la pierden de alguna otra forma», escribió Sørnes en el registro de patentes estadounidense. «Por razones de seguridad, sería conveniente remplazar las combinaciones de las cerraduras con una llave nueva». Se han desarrollado otras variables de esta llave reutilizable, pero la VingCard corrigió los errores mediante la magnetización y sigue siendo un estándar en la industria. Las tarjetas se utilizaron fuera de Noruega por primera vez en 1978, en el hotel Peachtree Plaza, en Atlanta, Georgia, entonces el hotel más grande del mundo.

GPS: SISTEMA DE POSICIONAMIENTO GLOBAL

Antes de la existencia del GPS, las diferentes delegaciones del ejército estadounidense utilizaban sus propias y dispares formas de circular por aire, agua y tierra. Los civiles se las arreglaban con mapas impresos y brújulas a la hora de conducir, ir de excursión o pasear. Entonces, durante el fin de semana del Labor Day de 1973, una directiva del ejército estadounidense modificó la forma de moverse por todo el planeta. Los oficiales de las fuerzas aéreas, el ejército de tierra, la marina y el Departamento de Transporte se reunieron en una sala del Pentágono, con instrucciones de quedarse allí y devanarse los sesos hasta lograr elaborar un sistema universal de navegación. De esta forma, presentaron la arquitectura del GPS, dice Paul Ceruzzi, conservador en la Smithsonian Institution y coautor de Time and Navigation: The Untold Story of Getting From Here to There (Tiempo y navegación: la historia jamás contada de llegar de aquí a allí). Cuatro décadas después, el sistema de 24 satélites sigue bajo el control de las fuerzas aéreas estadounidenses. «Se paga con nuestros impuestos. Cualquiera puede usarlo desde cualquier parte del mundo de forma gratuita. Pensaron en cobrar una tarifa, pero no fueron capaces de averiguar una forma de hacerlo». Exacto, Estados Unidos posee el GPS que actualmente presta servicios a todo el planeta, aunque Europa, China y Rusia tienen planes para desarrollar sus propios sistemas, que podrían ser de pago. 

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EL IPAD

Aeropuerto de LA
Aviones en las puertas de embarque y torre de control del aeropuerto de Los Ángeles.
Fotografía de Michael H, Getty Images

Además de por su poder para cautivar a los pasajeros más inquietos, el iPad ha revolucionado la aviación remplazando la «biblioteca aérea», una voluminosa serie de manuales técnicos que antes se almacenaban en las cabinas del piloto. «No creo que los pasajeros pudieran dar crédito a la cantidad de papel que solíamos transportar alrededor del mundo», afirma Mark Vanhoenacker, primer oficial de British Airways y autor de Skyfaring: A Journey with a Pilot (Navegación aérea: viaje con un piloto). Esto incluía libros sobre formas de despegue y aterrizaje, distribución del peso y papeleo para cualquier circunstancia imaginable, incluyendo un parto en medio del vuelo. «Para un avión de largas distancias como el 747, necesitábamos mapas de prácticamente todo el espacio aéreo y los principales aeropuertos del planeta».

Actualmente, la información ha migrado al iPad, también conocido como Equipaje de Mano Electrónico Portátil. «Pueden actualizarse con solo pulsar un botón en vez de tener que remplazar página a página los manuales de cientos de aviones», añadió. «También se ahorra en combustible. Cada kilogramo del que se pueda prescindir en un avión resulta en un importante ahorro de combustible cada vez que la nave es aerotransportada».

LOS CAJEROS AUTOMÁTICOS

Antes de la llegada de los cajeros automáticos 24 horas, viajar era mucho más pesado y peligroso, y menos espontáneo. Incluso en vuelos domésticos, los turistas cambiaban el efectivo por cheques de viajero, considerados más seguros porque se podían rastrear con un código. Los viajes al extranjero suponían cambiar el dinero local por la divisa extranjera antes de poder llamar a un taxi al llegar al aeropuerto, y después cambiarlo de nuevo, lo que implicaba el pago de comisiones con cada transacción. Los cajeros automáticos, que evolucionaron a partir de tres dispositivos independientes —dos en Reino Unido y uno en Suecia—, lograron acabar con esto. «Fue gracias a los banqueros, que pidieron a los ingenieros una solución, y no al ingenio de un único hombre», afirma el profesor de la Universidad de Bangor, Bernardo Bátiz-Lazo, coautor de Cash Box: The Invention and Globalization of the ATM (La caja de efectivo: invención y globalización del cajero automático). Las máquinas supusieron una forma de «hacer llegar los servicios bancarios a la clase trabajadora, evitando las aglomeraciones en las sucursales». Debido a la desconfianza de los clientes y a problemas con la maquinaria, su integración llevó toda una década de pruebas y errores. Tras la estandarización del tamaño de las tarjetas de crédito a mediados de la década de 1970, las tarjetas de crédito de plástico se convirtieron en la norma.

LA MALETA

La maleta ya había revolucionado los viajes cuando se registró su patente en Estados Unidos, la número 3.653.474. Antes de su aparición, viajar era una actividad reservada para los ricos, quienes tenían a sirvientes que llevaban los pesados portaequipajes. Entonces, en 1972, Bernard D. Sadow registró su idea: el «Equipaje Rodante». Argumenta que «se ha demostrado que el equipaje fabricado conforme a esta invención es mucho más fácil de mover. De hecho, el equipaje se desliza. Además, cualquier persona, sin importar su tamaño, fuerza o edad, puede tirar fácilmente de él sin esfuerzo». Sin embargo, llevó años que esta idea despegara, ya que los vendedores asumían que los hombres no las comprarían. Sadow, que murió en 2011, dijo al New York Times: «Era una cuestión muy de machos».

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LOS CONVERTIDORES DE POTENCIA

Los fabricantes de aspiradoras y lavadoras no tuvieron en cuenta el mercado internacional a la hora de desarrollar sus productos, lo que dio lugar a diferentes estándares de electricidad y enchufes en todo el mundo. Por suerte, la invención de convertidores y adaptadores ha reducido las posibilidades de cargarse un secador del pelo en un baño en el extranjero o tener que comprar electrodomésticos nuevos en cada país. Gabriela Ehrlich de la Comisión Electrotécnica Internacional, con sede en Suiza, se muestra optimista y prevé un futuro más simplificado. El crecimiento a nivel global en lo que se refiere a dispositivos pequeños podría llevar a un estándar de LVDC (Corriente Directa de Bajo Voltaje). «Esto significaría que podríamos dejar de necesitar algunos tipos de convertidores. Por ejemplo, esas cajitas negras que se ven ahora entre el ordenador y el enchufe», explica. Hasta ahora, estas cajas de bivoltaje han hecho más ligeras las maletas de muchos viajeros de negocios.

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