Estos aventureros se adentraron con drones en un volcán por la ciencia

Un grupo de exploradores se han acercado hasta las orillas de un lago de lava y ha obtenido estas increíbles imágenes con drones para crear el primer mapa en 3D del volcán.

Por Mary Anne Potts
Publicado 9 nov 2017, 4:22 CET
Estos drones se han sacrificado para darnos estas increíbles imágenes de un volcán

«Era totalmente consciente del peligro, pero era difícil no quedarse fascinado por la inusual oportunidad de experimentar la increíble energía de las fuerzas subterráneas del planeta», dice Sam Cossman, quien, un mes después de dejar su trabajo en tecnología, estaba contemplando el lago de lava de un volcán en el Pacífico sur. El cráter del Ambrym, Marum, localizado en el Anillo de Fuego del archipiélago de Vanuatu, alberga uno de los siete lagos de lava permanentes del mundo. Cossman llevaba un traje hecho a medida de aproximación al calor para protegerse de las temperaturas de 530 grados Celsius y de las salpicaduras de roca fundida.

El aventurero y director estaba persiguiendo su sueño: usar la última tecnología para contribuir a la exploración de vanguardia. Como líder de la expedición, reunió al equipo —en el que se encontraban el escalador y fotógrafo Brad Ambrose, el cámara Conor Toumarkine, el experto en drones Simon Jardine y el geobiólogo Jeff Marlow— para usar drones y crear el primer mapa en 3D del volcán. Desgraciadamente, no todos los drones lograron sobrevivir. Sin embargo, los datos resultantes ayudarán a los científicos a entender mejor la actividad volcánica.

Le hemos pedido que nos cuente cómo es ver un volcán como nunca antes se había hecho.

¿Cómo fue mirar por encima del borde del volcán?

Es una experiencia extracorporal, a tu cerebro le cuesta procesar lo que están viendo tus ojos. Con el intenso calor —de más de 530 grados Celsius— de un lago de lava agitada del tamaño de un campo de fútbol a una distancia de solo 15 metros, me vi a mí mismo contemplando mi propia mortalidad. Escuchar las salpicaduras ensordecedoras de la roca fundida era como escuchar los latidos al planeta. Era totalmente consciente del peligro, pero era difícil no quedarse fascinado por la inusual oportunidad de experimentar la increíble energía de las fuerzas subterráneas del planeta.

Las ráfagas de calor que transportan gases tóxicos eran lo suficientemente fuertes como para hacer que perdiese el equilibrio y estaban tan calientes que fundieron mi máscara facial y mi respirador. La actividad volcánica fluctuaba de un momento a otro, en ocasiones salpicando lava por encima de la cornisa donde estaba yo y llenando el suelo a mi alrededor de bombas de lava al rojo vivo.

La experiencia fue aterradora e inspiradora y me dejó una sensación aumentada de gratitud por la fragilidad y la brevedad de la vida.  Me sirvió como un toque de atención para perseguir mis sueños y marcar la diferencia.

¿Crees que arriesgarte, arriesgar tu vida, es una parte inherente de la aventura?

Mi padre me infundió esta idea desde que era pequeño, «si quieres poner en marcha un barco grande, debes ir a aguas profundas». Creo que la aventura es cualquier experiencia con un final incierto que requiere que salgas de tu zona de confort y traspases tus propios límites para lograr realizar una tarea. La posibilidad de morir se encuentra ciertamente en uno de los extremos del abanico de riesgos y es uno de los componentes de muchas de mis aventuras. Dicho esto, el arte de la aventura es un estilo de vida y en absoluto tiene la posibilidad de la muerte como prerrequisito.  

¿Cuál fue el puesto que dejaste y cómo tuviste el valor para cambiar tu vida?

Antes trabajaba con una start-up tecnológica en Silicon Valley que crea software para empresas de aventura.  Eran un producto y un equipo maravillosos, pero mi primer viaje al volcán en septiembre de 2014 reavivó mi pasión por la aventura y por el vídeo. En el fondo sabía que si no saltaba al vacío para perseguir este sueño, siempre me quedaría con la pregunta de «¿y si...?».

¿Tenías mucho ahorrado?

No, cuando dejé mi trabajo tenía unos pocos miles de dólares en mi cuenta. Tambalearme al borde de la ruina financiera daba miedo. Sin embargo, tuve mucha suerte al asociarme y ser patrocinado por Kenu.com, una empresa de fotografía móvil. Sin su apoyo, la expedición no habría sido posible. No todo el mundo está de acuerdo con mi decisión de tirar la toalla de una carrera prometedora por perseguir un objetivo tan impreciso, pero si deseas algo con las ganas suficientes, a veces tienes que arriesgarte. Solo el tiempo lo dirá, pero creo que este es el camino adecuado.

Un pequeño dron sobrevuela la lava fundida en el cráter de Ambrym en el archipiélago de Vanuatu.
Fotografía de Conor Toumarkine

Cuéntanos por qué son especiales estas imágenes grabadas mediante drones.

Creo que son el amanecer de una nueva era de exploración, una que se beneficiará enormemente del uso de la tecnología moderna y de una serie de herramientas de campo más contemporáneas. El uso de drones ha contribuido a completar con éxito nuestra misión. Los drones nos han permitido desplazarnos en torno a las columnas de gases y a las nubes que cambian continuamente (algo que no se puede hacer con imágenes por satélite) para obtener miles de imágenes que pudieran unirse con un software de fotogrametría para crear el primer modelo 3D a escala real de un cráter volcánico y un lago de lava. Con drones y GPS, somos capaces de generar en tiempo real las medidas y las dimensiones del cráter y realizar un seguimiento de los cambios a través del tiempo, aportando datos a nuestro conocimiento sobre el proceso volcánico. También pudimos extraer datos volumétricos e identificar nuevos puntos calientes que ayudan a informar sobre los niveles de riesgo.

¿Cómo usasteis los drones?

En asociación con DJI y Pix4D, aproveché el dron Phantom como una herramienta esencial para avanzar hacia las metas científicas de nuestra expedición. El Phantom era nuestro ojo en el cielo, identificando obstáculos, peligros y rutas óptimas para descender. Además, la tecnología contribuyó a identificar respiraderos desconocidos y otros rasgos eruptivos peligrosos.

El dron también resultó útil a la hora de identificar lugares de recolección de muestras de lava al rojo vivo. Para recoger muestras, nos acercamos mucho al lago de lava (a menos de 15 metros de donde la temperatura ambiente alcanzaba los 530 grados Celsius). El dron nos ayudó a determinar la franja de tiempo perfecta para recoger muestras al darnos informes a tiempo real de los cambios en la dirección del viento con gases tóxicos calientes y determinar dónde estaban las huellas de salpicaduras de lava en las zonas destinadas a tomar muestras.

¿Hay vida dentro del cráter?

El geobiólogo Jeff Marlow nos dijo que recogiéramos muestras de lava al rojo vivo con el objetivo de entender cómo la vida microbiana de los entornos extremos coloniza una tierra recién formada. Esto tiene repercusiones en la formación de la vida en otros entornos extremos en nuestro planeta y más allá.

Además, recogimos muestras para realizar pruebas análogas en el rover para la misión a Marte de 2020, el SHERLOC, que podrá utilizarse para buscar restos de vida pasada en Marte. Un descubrimiento como ese podría darnos información sobre cómo los humanos pueden emplear los recursos de Marte para sobrevivir y probablemente transformarían el futuro de la exploración en otros planetas.

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    Un hombre con un traje protector desciende por el borde del lago de lava en Marum, Vanuatu.
    Fotografía de Conor Toumarkine

    Háblanos de tu traje especial, que te protegió del calor del lago de lava.

    Para acercarme a la lava a más de 530 grados Celsius, me puse un traje industrial hecho a medida de proximidad al calor con un escudo de fibra de vidrio aluminizada y Nomex, un revestimiento retardante del fuego. El traje está fabricado para resistir las temperaturas de hasta 1.600 grados Celsius. Trabajé con NEWTEX, empresa pionera en la industria de ropa especializada en gestión térmica, que también me prestó su apoyo. El escudo facial protector está hecho de policarbonato, lentes chapadas en oro para filtrar la intensa radiación infrarroja y ultravioleta al mismo tiempo que absorbe la luz visible. Es el mismo material empleado en aeronaves y visores para astronautas.

    No eres científico, ¿verdad? ¿Cómo definirías tu papel como aventurero?

    Correcto, no soy científico. Creo que mi papel como explorador y director es desvelar, crear, proteger e inspirar. Personalmente, me fascinan los fenómenos desconocidos e incomprendidos. Al utilizar la tecnología para documentar mis viajes de forma innovadora, espero crear un contenido extraordinario que desvele los misterios del mundo capaces de impulsar cambios positivos, promover el liderazgo medioambiental e inspirar a otros para que persigan sus propios sueños, cualesquiera que sean.

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