Las falleras vistas a través del objetivo de una fotógrafa brasileña
Durante este festival valenciano, las mujeres portan joyas familiares y trajes elaborados y voluminosos hechos con telas lujosas.
La fotógrafa Luisa Dörr visitaba a la familia de su marido en Cambrils, Cataluña, cuando se topó con tres palabras que cambiaron la dirección de su trabajo: Fallas de Valencia.
«Vi a una fallera vestida y enseguida me cautivó», afirma Dörr, de 29 años y originaria de Brasil. Empezó a investigar las historias de las tradiciones y la historia de las falleras, estudiando su pasado y las comunidades que continúan con esta costumbre hoy en día.
Las Fallas de Valencia, que se celebran cada año en marzo, son una de las tradiciones más famosas de la comunidad autónoma y uno de los mayores festivales callejeros de España. El evento se celebra con fuegos artificiales, música, desfiles y, cómo no, la construcción de las elaboradas fallas, que se queman la última noche del festival.
Uno de los aspectos más importantes de las Fallas de Valencia es el papel de la fallera, la mujer elegida para representar a la comisión fallera de su barrio. Ser fallera es un compromiso; la mayoría de mujeres comienzan su carrera ya desde su nacimiento —si nacen en familias falleras que abarcan generaciones—, mientras que otras asumen esta labor más adelante.
Para ser una fallera se necesita un atuendo muy particular. Las mujeres llevan elaborados trajes cosidos a mano compuestos de dos partes: la falda y el corpiño. Aunque los trajes de fallera originales se inspiraban en la ropa que llevaban las mujeres que trabajaban en los arrozales de Valencia, el estilo ha cambiado con el paso del tiempo y cada año se introducen nuevas telas y patrones. Los trajes, hechos principalmente de seda y puntilla, van acompañados por zapatos hechos a mano que combinan con el corpiño.
Además del traje, las falleras llevan tres moños en forma espiral, dos sobre las orejas y uno en la parte de atrás de la cabeza. Sobre los moños se colocan tres peinetas, heredadas a lo largo de generaciones, a modo de adorno. Las falleras completan su atuendo con una cholla, un broche que llevan en el corpiño y que combina con sus pendientes, collar y pulsera, que también son reliquias familiares.
Aunque la comunidad sigue la tradición, Dörr quería documentar algo más que las costumbres típicas. Por eso buscó diversidad. Estuvo con falleras de todas las edades y procedencias —entre ellas algunas nacidas en Vietnam, Etiopía y China, adoptadas por familias valencianas— para ilustrar la inclusión social y cultural que ofrece la comunidad a quienes viven en Valencia.
«Es una tradición sin edades en la que participa toda la familia —de abuelas a hijas—, celebrando y creando juntos», afirma Dörr. «[Ser fallera] es algo que une a una familia».
Luisa Dörr es una fotógrafa brasileña que vive en Bahía, Brasil. Puedes ver más fotografías en su página web y en Instagram.