Colin O'Brady se convierte en la primera persona en atravesar la Antártida en solitario
El explorador Colin O'Brady ha completado su histórica travesía en solitario y sin asistencia por el gélido continente.
El estadounidense Colin O'Brady ha completado la primera travesía en solitario, sin apoyo y sin asistencia en la Antártida. Según su página web, que ha seguido su señal GPS desde que partió el 3 de noviembre, ha llegado a la barrera de hielo de Ross, en el océano Pacífico.
O'Brady ha esquiado 1.500 kilómetros contando solo con la ayuda de su fuerza, tirando de un trineo de 136 kilos durante 54 gélidos días a través del continente más frío, ventoso y remoto del planeta, cruzando del océano Atlántico al Pacífico y pasando por el Polo Sur. Tras un avance continuo de casi 130 kilómetros durante los dos últimos días, trayecto que casi quintuplica su extenuante media diaria, salió de entre las montañas Transantárticas en la barrera de hielo de Ross poco antes de las 7 de la tarde (hora peninsular española) del 26 de diciembre y grabó así su nombre en los anales de la historia polar.
En la última semana de su peligrosa travesía, O'Brady y Louis Rudd, capitán del ejército británico de 49 años que intentaba lograr el mismo récord, se enfrentaron a sensaciones térmicas y condiciones de visibilidad cero potencialmente mortales. Mientras sus cuerpos adelgazaban por el esfuerzo —Rudd estima que ha perdido más de 12 centímetros de cintura, que ya es delgada de por sí—, avanzaban 13 horas al día en un frenético mundo blanco y congelado. A menudo, la visibilidad era tan mala que no podían ver el suelo que pisaban.
Tras un mes y medio esquiando y acampando a temperaturas bajo cero, Rudd declaró en su actualización diaria: «Dios mío, ahora mismo hace un frío brutal».
En los cuatro últimos días, el tiempo ha mejorado a rachas y, aunque el frío aún era intenso, los hombres por fin fueron capaces de ver el entorno que les rodeaba. En la distancia, contemplaron los picos cubiertos de hielo de las montañas Transantárticas, algo que Rudd describe como «un momento muy emotivo».
Fue cerca de aquel lugar donde el amigo de Rudd, Henry Worsley, que casi logró completar el mismo reto en 2017, fue evacuado en un rescate de emergencia y, posteriormente, falleció. «Hoy he pensado mucho en Henry. Llevo la bandera de Henry, la bandera con el escudo de su familia, la que Joanna me prestó amablemente, la que él llevaba en todos sus viajes y es muy importante para mí que esta vez la bandera recorra todo el camino y llegue hasta el final del viaje. Y lo hará».
Durante los tres días siguientes, Rudd, el aventurero polar mayor y más experimentado, adquirió ventaja sobre O'Brady. Tenía todos los ingredientes de un final emocionante. Pero entonces, al 52º día y tras saltarse su actualización diaria a última hora de la tarde —lo que hizo pensar a sus seguidores en un posible percance—, la actualización de O'Brady apareció a las 19:00 (hora peninsular española) con una declaración:
«Esta mañana me desperté a unos 130 kilómetros de la meta... y se me ocurrió una pregunta aparentemente imposible: me pregunté si sería posible avanzar de forma continua hasta la meta».
En el verano antártico, las temperaturas permanecen bajo cero, pero el sol nunca se pone. Aquí, sobre el mayor casquete de hielo del mundo, O'Brady acalló todas las dudas al respecto de si acabaría primero esta travesía histórica.
«Voy a intentarlo», declaró. «Voy a avanzar e intentar acabar los 130 kilómetros hasta el final de una sola vez. Ahora mismo llevo avanzadas 18 horas y 77 kilómetros»
Esquiar a través de este continente helado plantea muchos riesgos. En el hielo acechan grietas mortales y las temperaturas que hielan hasta el hueso pueden drenar la vida de los humanos en mejor forma física. Un avance de casi 130 kilómetros por este entorno tras casi dos meses de esfuerzos sobrehumanos parecería impensable. Pero O'Brady —que llama a su expedición «The Impossible First» y declara con frecuencia que «todos tenemos reservas de potencial inexplotado»— lo ha hecho: ha esquiado hasta la barrera de hielo de Ross tras más de 30 horas seguidas de esfuerzo y ha completado la primera travesía en solitario y a propulsión humana en la Antártida.
Por su parte, Rudd comunicó la noche de Navidad que se encontraba a 130 kilómetros de la meta. Pretende recorrer esa distancia en tres largos días, «si las condiciones, la superficie y el tiempo lo permiten». Dejando a un lado el heroísmo de O'Brady, este supondrá un esfuerzo enorme tras 53 días llevando su cuerpo a los límites de la resistencia en uno de los entornos más hostiles del planeta.
De todos modos, ese es su plan. Como él mismo dice: «Con la Antártida, nunca se sabe, podría tener otros planes».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.