Entre la cala de Aiguablava y la playa de Tamariu se pueden realizar distintas excursiones dirigidas en kayak.
Tramontana: es un viento frío y turbulento del noreste o norte, que en España sopla principalmente sobre el archipiélago de las Islas Baleares y el noreste de Cataluña. Usa el norte de los Pirineos y el suroeste del Macizo Central (Francia) como zona de aceleración, para internarse en el Mediterráneo.
«Este es un pueblo de pescadores, el agua es tan clara y azul como el ojo de una sirena.», así lo dejó escrito Truman Capote cuando a principios de los sesenta se alojó en el Hotel Trias de Palamós para terminar su novela A sangre fría. Pero claro, yo no sabía nada de todo esto cuando, siendo todavía un niño, andaba con mi padre por el paseo marítimo, encaramándome a los cañones que guardan la bahía, soñando con ser pirata. En el año 1543 este mismo pueblo tuvo el dudoso privilegio de ser bombardeado por uno de los corsarios más célebres del mediterráneo, el temible Barbarroja capitaneando veinte galeras de hordas berberiscas a las órdenes del Sultán Soleimán. El chico que creció en el Empordà, oteando el horizonte en busca de tibias blancas sobre banderas negras, nunca tomó una fotografía en sus alrededores; prefirió formarse fuera y viajar lejos, y en estos tiempos extraños en los que vivimos regresa siendo todavía joven, con la mirada curtida por lo visto y vivido a través de la cámara.
Con el propósito de reencontrarme con la tierra que dejé atrás en mi niñez, uso la imagen como excusa, como herramienta útil para captar lo mismo que salgo a buscar cuando viajo a los confines del mundo: historias. Así empieza una aventura a lo largo de la Costa Brava y a lo ancho del pirineo de Girona, tocado por la tramontana. Dicen que es un viento que lleva a la locura, pero lo que yo he conocido han sido personajes henchidos de determinación, que han largado velas y soltado amarras a sabiendas de que la locura es, en muchos casos, la antesala de la genialidad. Uno de los más célebres de esta clase fue Salvador Dalí, cuya correspondencia está ahora custodiada por Pere Vehí, vecino de Cadaqués, junto a un inmenso archivo inédito relacionado con el artista; Pere lleva atesorando las cartas del genio surrealista desde los quince años, y no es el único que empezó joven la pasión que lo convertirían en un espécimen único.
Es también el caso de Joan Ferrer, que lleva más de treinta años siendo el último hombre dedicado a la elaboración artesanal de tejas y baldosas del Empordà, las populares tovas. Otros, en cambio, pese a su profunda vinculación con la tierra, no deben su presente a la tradición sino a la innovación, como es el caso de algunas empresas familiares dedicadas a la agricultura y la ganadería en la zona, quienes han orientado toda su producción hacia modelos más sostenibles, con el fin de conseguir un equilibrio ecológico y un producto de calidad con denominación de origen.
Pero no todos son hijos de la provincia de Girona, algunos llegaron aquí por casualidad, y de la Cerdanya a la Selva se han ido asentando, fascinados por el lugar y el descubrimiento de otros modos de vida. Le ocurrió a las artistas Xita Fornt y Caterina Roma, pero también a Oriol Rizo, uno de los muchos barceloneses que han dejado la ciudad para conectar con la naturaleza; él lo ha logrado a través de promover un turismo rural respetuoso con el entorno y la elaboración de quesos artesanales en la Garrotxa.
Quizás la historia que mejor refleja el espíritu del territorio es la de Xavier Munill, profesor de Biología Marina; gracias al trabajo que lleva haciendo durante varios años junto a sus compañeras Ana Morton y Ona Font, los centros de inmersión de les Illes Medes fueron galardonados por su compromiso con la inmersión sostenible, del que destacan las labores de investigación en las islas y la costa del Montgrí, así como las iniciativas de ciencia y divulgación ciudadana.
Investigación, innovación, artesanía, tradición, cultura e inspiración; de ello se valen los que aquí viven, y a través de sus historias yo me he reencontrado con la tierra que dejé atrás sin haber llegado nunca a andar todos sus caminos. Gracias a ellas hoy los conozco un poco mejor, y sin duda no tardaré en volver, tocado por la tramontana.
Este artículo ha sido redactado por el explorador de National Geographic Javier Corso para nuestro patrocinador.