¿Homenaje o falsificación?: por qué estás copias de obras maestras griegas son legales
Muchas de las estatuas vendidas en la Acrópolis de Atenas y en el Museo Arqueológico de Esparta proceden de un taller financiado por el gobierno de Grecia. A ojos del turista, es imposible distinguir lo falso de lo real.
Moldes de yeso de un antiguo busto griego de la poetisa Safo son creados en un taller situado al sur de Atenas (Grecia). Las réplicas se destinan a tiendas de regalos de museos de todo el país.
Si la imitación es la forma más sincera de adular a alguien, el taller de Agios Ioannis Rentis rebosa de halagos al arte griego antiguo. Aquí, en los suburbios del sur de Atenas (Grecia), los artesanos crean copias fieles de la Venus de Milo, un famoso busto de Alejandro Magno, y el Bronce de Artemisión (los académicos debaten si este último representa al dios griego Zeus o a su hermano marino, Poseidón).
Las estatuas acaban llegando a las tiendas de regalos de lugares como la Acrópolis de Atenas y el Museo Arqueológico de Esparta. Las réplicas también se exponen en museos de Grecia y de todo el mundo, así como en espacios públicos, como una estación de metro de Doha (Qatar), donde un ejemplar del auriga sin brazos de Delfos saluda a los viajeros.
El original del antiguo bronce de Artemisión, que se cree que representa a Zeus o a Poseidón, se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
Las figuras de mármol y bronce son algunos de los gloriosos restos de una poderosa civilización que duró desde el siglo XII a.C. hasta el 600 d.C., y cuya influencia todavía resuena hasta nuestros días. Cada año, los turistas acuden a Grecia para maravillarse con las cariátides del Partenón en Atenas o los leones de la isla de Delos. Gracias a este taller, creado por el Ministerio de Cultura griego, los visitantes a veces vuelven a casa con una pieza inspirada en el pasado para decorar su vestíbulo o despacho. Los expertos también utilizan las copias para estudiar.
El taller se creó en la década de los 70 para promover el patrimonio antiguo de Grecia y ofrecer a los buscadores de recuerdos algo que comprar además de las copias de mala calidad, o las falsificaciones que se hacen pasar por auténticas. Una parte de los beneficios de su venta se destina a la conservación histórica. "Nuestro trabajo viaja por todo el mundo", dice Maria Zafeiri, fundidora del taller desde hace 30 años. "Es emocionante cuando nuestras estatuas acaban en un museo y miles de ojos las admiran. Trae aún más visitantes a Grecia".
Aunque el espacio de Agios Ioannis Rentis no está abierto al público, se me permitió un acceso excepcional al taller para aprender cómo -y por qué- se hacen estas falsificaciones legales.
El arte de rehacer obras maestras
En la planta superior del taller, entre begonias de alas de ángel y réplicas de dioses, monstruos y gente corriente, un equipo de 15 pintores, escultores y pulidores produce docenas de moldes cada semana. Trabajan a partir de copias maestras de los antiguos originales, realizadas en museos o yacimientos arqueológicos. Los artesanos recubren las estatuas originales con jabón o una capa de papel de aluminio antes de recubrirlas con capas de yeso o arcilla.
Melina Gyparaki realiza una copia de un antiguo caballo de juguete griego en el taller.
De vuelta al taller, los moldes resultantes se utilizan para crear moldes de silicona que luego se rellenan con una mezcla de yeso y fibras de cáñamo. Las obras más grandes, como la figura de tamaño natural de Artemision, se moldean en varias piezas y se pegan.
Una vez que una Afrodita, Hermes o Esfinge sale de su molde de silicona, la estatua resultante se seca al aire libre durante una semana aproximadamente. A continuación, los trabajadores la limpian y la alisan, eliminando los arañazos, lijando las burbujas de aire y tapando las pequeñas grietas. Las estatuas se pintan (con brocha o pulverizador) para que parezcan de mármol o bronce y se adornan con "oxidaciones y pátinas que las hacen parecer iguales a las originales", dice Stelios Gavalas, escultor y director del taller. "Crear una copia de una obra de arte antigua es verdadera magia, y la emoción nunca desaparece".
Diamanto Sfetsa vierte yeso y agua en un molde de una estatua cicládica.
Un molde de yeso de la diosa griega Hygeia se desmolda en el taller de Agios Ioannis Rentis. El original se expone en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
El pintor Konstantinos Kypriotakis da los últimos toques a una réplica en yeso de una antigua estatua del rey guerrero espartano Leónidas.
Actualmente, el taller reproduce facsímiles de 800 artefactos diferentes. La mayoría de las copias acaban en tiendas de regalos de todo el país. Los precios van desde los 20 euros por una pequeña estatuilla cicládica hasta los 10 000 euros por una copia del Hermes de Praxíteles.
Los museos también encargan al taller la realización de copias de obras de arte, como el bronce de Artemisión del Parque Mundial de Esculturas de Changchun, en China. Gemelas de la Venus de Milo y otras figuras icónicas encabezan el Museo Táctil de Atenas, donde los visitantes con discapacidad visual utilizan el tacto para explorar el arte clásico.
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Una larga historia de copias
La fabricación de copias de antiguas estatuas griegas no es algo nuevo. Los romanos, que ensalzaban la cultura helénica que habían conquistado, tallaron muchas réplicas en mármol de los originales griegos, que solían fundirse en bronce.
Maria Zafeiri revisa un grupo de réplicas de figuras de Tanagra antes de empaquetarlas para su envío. Estas pequeñas estatuas son copias exactas de las antiguas originales griegas de terracota, descubiertas en tumbas al norte de Atenas.
Los arqueólogos y artesanos empezaron a tomar moldes de yeso de las antiguas esculturas griegas poco después de la apertura del Museo Arqueológico Nacional de Atenas en 1829. "Los primeros moldes que se crearon no fueron por motivos comerciales, sino científicos. Los estudiosos querían estudiar a los antiguos", dice Gavalas. "Más tarde todo el mundo quería estatuas para decorar sus lugares".
"Hubo una enorme producción de artefactos falsificados después de mediados del siglo XIX", dice Anna Mykoniati, historiadora de arte griega y autora del libro Fake Antiquities.
Tomemos, por ejemplo, las estatuas de Tanagra, que el taller está reproduciendo ahora. Después de que en 1860 se descubrieran estas pequeñas figuras de terracota de mujeres y seres míticos en tumbas al norte de Atenas, se vendieron a los turistas tanto los originales saqueados como las falsificaciones producidas de forma chapucera. "Son mujeres elegantes con ropas bonitas, apodadas 'las parisinas de la antigüedad'", dice Mykoniati. "Todo el mundo quería una estatuilla de Tanagra en su casa, encima de la chimenea. Estaban en todos los salones europeos".
Algunas copias de estatuas antiguas eran terribles, pero otras falsificaciones eran tan precisas que acabaron en lugares como el Museo Getty de Los Ángeles. En 2018, los conservadores del Getty determinaron que su premiada estatua de Kouros -que se calculaba que databa de entre el 650 y el 480 a.C. y que fue adquirida por 6 millones de dólares- era probablemente una falsificación, y la retiraron de la vista. "Hay métodos para engañar a los expertos. Se puede envejecer la arcilla, el mármol, casi cualquier cosa", dice Mykoniati.
Los moldes de las antiguas estatuas griegas se crean en un taller cercano a Atenas. Aquí se fabrican réplicas de 800 obras de arte que se venden en las tiendas de los museos de toda Grecia.
Esta experta, junto a otros estudiosos, afirma que estas falsificaciones ilegales afectan negativamente a la reputación de la cultura griega. "Las falsificaciones crean una imagen falsa del pasado", afirma. "Dificultan la investigación científica y la distorsionan".
Falsificaciones contra réplicas
Pero, ¿acaso no están Gavalas y su taller produciendo también falsificaciones? "Creo que la diferencia entre una falsificación y una réplica es la intención", dice Nancy Moses, autora de Fakes, Forgeries and Frauds. "Hay imitaciones de trajes de Chanel y bolsos de diseño, pero eso se convierte en fraude [cuando] alguien te dice que son reales".
El equipo de pintores, fundidores y otros artesanos del taller se especializa en "nada más que copiar, de la mejor manera posible, la lujuria, la belleza y la creatividad que se ve en el arte de los antiguos griegos", dice Gavalas.
El taller de Atenas alimenta el deseo de los viajeros de poseer algo bonito, de meter en la maleta (o enviar a casa) un recuerdo de su visita para llevarlo a su mundo cotidiano. "Una buena réplica puede prolongar el viaje", dice Moses. "Es similar a una fotografía de uno mismo durante las vacaciones: te devuelve a ese hermoso día en la Acrópolis".
Demetrios Ioannou es un fotoperiodista afincado en Grecia y Turquía. Síguele en Instagram y Twitter.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.