Esta nueva ruta revela las maravillas de Armenia, un país en la encrucijada del mundo
Una ruta de senderismo de más de 800 km muestra las impresionantes montañas y la hospitalidad de primera categoría de esta pequeña nación.
El nuevo Sendero Transcaucásico (TCT) serpentea por una pradera sobre Dilijan (Armenia). A principios de este año se inauguró un tramo de 827 kilómetros de este ambicioso sendero que atraviesa este pequeño y montañoso país. Con el tiempo, el TCT constituirá una red de 2900 kilómetros que unirá Armenia, Georgia y Azerbaiyán.
A pesar de su pequeño tamaño (unos 28 500 kilómetros cuadrados, más o menos del tamaño de Galicia), Armenia encierra en su escarpado terreno una gran riqueza paisajística, de fauna y flora y de historia paleocristiana. Es el sueño de cualquier excursionista, con paisajes que serpentean por las montañas del Cáucaso desde el árido valle del Aras, en la frontera iraní, hasta los frondosos bosques que se adentran en Georgia.
Pero hasta hace poco era imposible recorrer a pie toda esta nación situada en la encrucijada de Europa y Asia. "Recuerdo contemplar estas montañas y pensar: 'Dios mío, me gustaría explorarlas'", cuenta Tom Allen, aventurero británico y creador de senderos que visitó el país por primera vez en 2008. "Pero no había mapas de senderismo del país, Google Maps estaba básicamente en blanco y los mapas militares soviéticos estaban clasificados".
La experiencia de Allen le llevó a diseñar una ruta de 827 kilómetros que atraviesa Armenia y que se puso en marcha a principios de 2022. En colaboración con las ONG HIKEArmenia y Trails for Change, Allen y equipos de voluntarios no solo construyeron nuevos senderos, sino que también enlazaron pistas de 4x4 de la era soviética, rutas de pastoreo y senderos de toda la vida. Todo serpentea a través de pastos cubiertos de nubes, antiguos monasterios, aldeas de piedra y caravasares en ruinas de la época en que la Ruta de la Seda hizo rica a Armenia.
(Relacionado: ¿Es la planta nuclear de Armenia la más peligrosa del mundo?)
El monasterio de Noravank, un emplazamiento cristiano del siglo XIII junto al TCT, tiene intrincadas tallas de figuras y símbolos religiosos en sus muros de piedra.
Este tramo armenio es la primera travesía nacional del gran Sendero Transcaucásico (TCT), que un día unirá Armenia con Georgia y Azerbaiyán a través de una red de 2900 kilómetros que irán de oeste a este, desde el Mar Negro hasta el Caspio, y de norte a sur, desde el Cáucaso Mayor al Menor.
La parte armenia del TCT ofrece una visión de lo que está por venir. Recorrerlo a pie, entre verdes montañas y antiguos monumentos cristianos (como el Monasterio de Tatev, en lo alto de un acantilado), también permite saborear la historia de esta tierra.
(Relacionado: El Camino de Santigo marca tendencia en el senderismo de Massachusetts)
Nace un sendero
El TCT empezó a construirse en 2017, cuando un equipo de voluntarios comenzó a tallar senderos en los densos bosques de robles y carpes de Dilijan, una ciudad turística a 90 minutos en coche al norte de la capital armenia, Ereván.
Los visitantes pueden ahora seguir las señales rojas y blancas del TCT por todo el país para contemplar las cúpulas volcánicas de los montes Gegham y las profundidades esmeralda del cañón de Vorotan. El sendero pasa también por tres monasterios incluidos en la lista de la UNESCO, que hablan de la historia de Armenia como primer país en establecer el cristianismo como religión del Estado.
Un voluntario ayuda a construir el Sendero del Arco, un tramo del Sendero Transcaucásico cerca de la ciudad turística de Dilijan.
El sendero atraviesa las altas montañas de la provincia de Vayots Dzor, en el sureste de Armenia.
Aun así, el TCT sigue siendo una obra en construcción. "El sendero aún no está completamente marcado, señalizado, mantenido y arreglado", dice Allen. Asegura que hay abundantes recursos en el sitio web del TCT (incluidos mapas topográficos, aplicaciones recomendadas y descargas de rutas KML y GP) para navegar por zonas menos desarrolladas, como la vasta estepa cercana al lago Sevan.
(Relacionado: Los 17 lugares más hermosos y salvajes del planeta)
Fauna y cálida hospitalidad
La posibilidad de encontrarse con osos pardos y lobos grises sirios aumenta el atractivo de recorrer el TCT, al igual que las historias sobre el reciente regreso del leopardo caucásico (que los lugareños ven, auspiciosamente, como un renacimiento del espíritu armenio). Algunos tramos del TCT recuerdan a las escarpadas rocas rojas de Sedona, típicas de las películas del oeste; otros, las colinas boscosas de Europa central.
"Hay una enorme diversidad de paisajes para un país tan pequeño", dice Jakub Babij, un excursionista polaco. "Hay zonas desérticas y otras parecidas a los Alpes".
Babij dedicó 40 días a recorrer la ruta desde Meghri, en el sur, hasta el lago Arpi, cerca de la frontera con Georgia. Acampó la mayoría de las noches, pero de vez en cuando durmió en una de las casas de huéspedes que han empezado a surgir a lo largo de la ruta "para tener una idea real de la cultura local". La hospitalidad de los armenios, dice, fue lo que más le impresionó.
A lo largo de la Ruta Transcaucásica de Armenia han surgido experiencias culturales, como conocer a un ganadero de ovejas local.
Muchos anfitriones preparan extensos khorovats (banquetes) para los huéspedes que pernoctan, con carnes a la parrilla, panes planos de lavash, quesos blandos y ensaladas de verduras y trigo bulgur. Los chupitos de oghi (vodka casero de frutas) suelen dar paso a las rondas de kenadz, una poética costumbre armenia de brindar.
Auge del ecoturismo
Las recientes campañas para promocionar Armenia y financiar mejoras en su oferta turística han inspirado un auge de los viajes, con un aumento de las visitas del 15% anual entre 2010 y 2020. Ardag Kosian, director ejecutivo de HIKE Armenia, afirma que el flujo de dinero hacia las comunidades más allá de Ereván (donde vive un tercio de los armenios) hace que el TCT sea clave para el desarrollo rural. "Cuando un pueblo no tiene muchos recursos y sus habitantes prefieren marcharse a quedarse, tiene que haber una forma de ganarse la vida", afirma; "el ecoturismo es una forma segura de hacerlo".
En 2018, Garnik Gevorgyan construyó un camping a lo largo del TCT con duchas de agua caliente, mesas de picnic cubiertas y un restaurante que sirve alimentos cultivados localmente. Se inspiró en los turistas que habían empezado a aparecer en su pequeño pueblo, Artavan, en busca de alojamiento y comidas.
"No lo veo como un negocio; es mostrar mi forma de vida", dice. "Antes del TCT, nadie conocía el nombre de mi pueblo, ni siquiera los armenios. Ahora es como si Artavan por fin existiera".
HIKEArmenia ha desempeñado un papel decisivo en la difusión de información sobre senderismo a través de su sitio web, su aplicación y su centro de información en el centro de Ereván. También ha financiado gran parte de la construcción de infraestructuras (aunque la ONG Trails for Change construye la mayoría de las rutas). Ayudar a las comunidades rurales sigue siendo el principal objetivo de HIKEArmenia.
Armenia, el primer país que decretó el cristianismo como religión del Estado, alberga antiguos lugares sagrados como el monasterio de Kobayr, un complejo del siglo XII construido al borde de un desfiladero.
La idea es que los excursionistas puedan hacer rutas en bucle o senderos de un día y quedarse en un mismo lugar unas cuantas noches. Por ejemplo, Old Martiros. Este antiguo pueblo atrae ahora a los turistas con senderos que conducen a lagos, cruces armenias tradicionales y una iglesia excavada en la roca en la ladera de la montaña. En el pueblo, los viajeros pueden comprar productos locales como frutos secos de hueso, pasteles de gata y vino. "Cuanto más tiempo pasen allí, mayor será el impacto", dice Kosian.
Recorriendo antiguos caminos de pueblo en pueblo, "ves cosas que tienen miles de años", añade Kosian. "Te encuentras con familias que han vivido en el mismo lugar durante generaciones. Te cuentan historias sobre cómo utilizaban el sendero por el que caminas para ir a la escuela. Y todo esto añade edad y profundidad. Se convierte en algo más que senderismo: se convierte en un museo al aire libre".
(Relacionado: Por qué el senderismo en cabañas es la mejor manera de conocer Nueva Zelanda)
Un impulso al senderismo por el Cáucaso
Antes, Armenia era sólo el reino de intrépidos excursionistas que unían los puntos por su cuenta. El TCT, que se espera que atraiga a un centenar de excursionistas este año (y a otros miles de excursionistas de un día), ofrece al país una forma de atraer también a los viajes de "aventura suave". Al mismo tiempo, el sendero ha fomentado un floreciente movimiento de actividades al aire libre en Armenia, con clubes de senderos locales que ayudan a mantener la ruta.
Algo parecido ocurre al otro lado de la frontera, en Georgia, donde ya se han completado 135 kilómetros del TCT, y en Azerbaiyán, donde el Gobierno ha puesto en marcha el desarrollo del sendero con una financiación de 10 000 euros. "Fue una sorpresa", dice Allen, "porque ell Gobierno de Azerbaiyán financiaba un proyecto compartido con Armenia". Los vecinos han librado dos guerras por la disputada región de Nagorno-Karabaj. Las tensiones siguen siendo elevadas y las fronteras están cerradas (el TCT entrará en Azerbaiyán por Georgia).
"Aunque sólo sea eso, [el TCT] demostrará que es posible un proyecto común que tiene poco que ver con la geopolítica y mucho con lo que todos estos países tienen en común", afirma Allen. "Me gustaría pensar que, algún día cercano, el TCT se convertirá en algo esperanzador y simbólico para la región". En cierto modo, ya lo es.
Mark Johanson es un escritor de viajes afincado en Chile. Síguelo en Instagram.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.