¿Quieres visitar ruinas romanas pero sin turistas? Esta ciudad alemana es una alternativa obligada
Visita museos y palacios en Tréveris, la "Roma del Norte", y vive la experiencia del antiguo imperio sin sentirte abrumado por la marabunta turística.
La Basílica de Constantino I, en Tréveris (Alemania), fue un palacio romano construido a principios del siglo IV d.C. y sirvió como sala del trono de Constantino. En la actualidad es una iglesia protestante y uno de los lugares de la época romana de visita obligada en la ciudad.
Las hordas de visitantes que invaden Roma están amenazando con convertir la Ciudad Eterna en una infernal. Las aglomeraciones en el Coliseo y las largas y serpenteantes colas para visitar monumentos antiguos como el Panteón tienen desbordadas a las autoridades, que incluso están pensando en cobrar el acceso a lugares famosos como la Fontana de Trevi.
Lo que no muchos saben es que no es estrictamente necesario visitar la capital italiana para encontrar la grandeza de la Antigua Roma. En su lugar, los viajeros pueden optar por una alternativa en un país que no suele asociarse con togas y gladiadores, la ciudad de Tréveris, al oeste de Alemania.
Localización de Tréveris, en el oeste de Alemania.
¿Por qué Tréveris (Alemania) en lugar de Roma (Italia)?
En la época Clásica, varias partes de Alemania eran provincias gobernadas por Roma. Y no eran remansos bárbaros, sino prósperos, desarrollados y bastante poblados. Estratégicamente situada a orillas del río Mosela, Tréveris fue llamada a menudo la Segunda Roma o “Roma del Norte” debido a su tamaño e influencia política en los últimos años del Imperio. Entre 293 y 395 d.C., la ciudad sirvió de residencia a varios emperadores romanos, entre ellos Constantino el Grande, así como de centro administrativo del Imperio de Occidente. Las ruinas y monumentos de Tréveris, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, pueden explorarse en su mayor parte sin los roces o codazos tan habituales de los yacimientos italianos.
“Imagínate grandes e impresionantes monumentos romanos pero sin tantos turistas”, dice el catedrático de Arqueología Romana Provincial de la Universidad de Tréveris Ferdinand Heimerl. “Es una experiencia muy cercana”, añade. De hecho, los visitantes pueden ver marcas de constructores grabadas en los bloques de piedra de la puerta de la ciudad y la huella de herramientas como una brújula desaparecida hace mucho tiempo que cayó en el hormigón húmedo de un complejo de baños durante su construcción.
(Relacionado: Los secretos de Pozzuoli, la desconocida maravilla napolitana)
Por dónde empezar tu viaje a la época romana en Tréveris
Para comenzar tu descubrimiento de la época romana, el Dr. Heimerl aconseja a los viajeros que empiecen por el Rheinisches Landesmuseum de Tréveris. “Las exposiciones sobre la vida cotidiana y los modelos a escala de la ciudad romana del museo proporcionan una buena orientación sobre los monumentos físicos”, afirma.
Los visitantes encontrarán una amplia colección de antigüedades romanas, como mosaicos, frescos y esculturas que datan desde la fundación de la ciudad en el año 16 a.C. hasta la caída del Imperio Romano de Occidente. La joya del museo es el Tesoro de Oro de Tréveris, descubierto en 1993 por unos obreros mientras construían un banco. Este espectacular hallazgo consta de 2650 monedas de oro macizo, uno de los mayores tesoros romanos descubiertos.
Otras muestras dignas de mención son el Barco vinícola de Neumagen, un relieve en piedra del siglo III procedente de una tumba romana que representa una barcaza transportando barriles de vino por el río Mosela, y los Frescos del Techo de Tréveris, fragmentos de techo pintados procedentes de una villa, que muestran intrincados diseños y escenas mitológicas. Son una colorida muestra de la opulenta decoración interior de los romanos ricos.
(Relacionado: ¿Harto del Burning Man? Esta alternativa de Santa Fe cumple un siglo y es igual (o mejor)
Otras atracciones y monumentos destacados
La Porta Nigra. Construida sin argamasa y sólo con abrazaderas de hierro para mantener en pie sus enormes bloques de arenisca, la imponente Porta Nigra, o “Puerta Negra”, construida hacia 170 d.C., es la puerta romana mejor conservada al norte de los Alpes. Llamada así por el color de sus piedras erosionadas, la puerta sobrevivió gracias a Simeón, un ermitaño griego que vivió en su interior en el siglo XI. Tras su muerte, la Porta se convirtió en iglesia, función que impidió que fuera desmantelada para obtener materiales de construcción como las demás puertas de Tréveris. Napoleón Bonaparte ordenó demoler la iglesia a principios del siglo XIX, devolviendo a la Porta Nigra su aspecto original.
Las Termas Imperiales, o Kaiserthermen, fueron construidas por el legendario emperador Constantino I a principios del siglo IV d.C. Hoy en día, las impresionantes ruinas ofrecen una visión de la sofisticada ingeniería de Roma y cuentan con una extensa red subterránea de túneles, algunos de los cuales siguen siendo accesibles a los visitantes. Sin embargo, su funcionamiento como termas fue breve, ya que la construcción se interrumpió en el año 316 d.C. (en la Edad Media se convirtió en un castillo). Un segundo complejo, las Termas de Bárbara, del que queda mucho menos, fue considerado uno de los más grandes del Imperio.
La Basílica de Constantino I, también conocida como Aula Palatina, fue un palacio romano construido a principios del siglo IV d.C. para servir de salón del trono de Constantino. Con 32 metros de alto, 67 de largo y 26 de ancho, es la mayor estructura rectangular de una sola sala que se conserva de la época romana, rivalizando con el Panteón de Roma. El edificio destaca por sus dimensiones y su buen estado de conservación. Dañado por las bombas durante la II Guerra Mundial y restaurado meticulosamente, hoy es una iglesia protestante.
El puente romano de Tréveris, o Römerbrücke, cruza el río Mosela y es el más antiguo de Alemania que sigue en uso. Sus nueve pilares de piedra originales datan del siglo II d.C., aunque la parte superior se ha reconstruido dos veces desde la época romana. El puente era una parte crucial de la infraestructura de Tréveris, ya que conectaba la ciudad con importantes socios comerciales.
El Anfiteatro de Tréveris, construido en el siglo II d.C., llegó a albergar hasta 20 000 espectadores. Estaba excavado en la ladera de una colina, una práctica romana habitual que simplificaba la construcción. En la arena se celebraban competiciones de gladiadores y peleas de animales y servía de centro de entretenimiento y reunión social en la antigua ciudad, explica el Dr. Ferdinand Heimerl.
“Ahora es un buen lugar para dejar que los niños corran y jueguen. Y explorar los pasadizos subterráneos del anfiteatro, donde se guardaban animales y luchadores, ofrece alivio del sol del verano”, dice.
(Relacionado: ¿Realmente los hombres piensan tanto en Roma?)
Dónde alojarse y comer
Las opciones de alojamiento en Tréveris son variadas, pero el Hotel Park Plaza, un moderno establecimiento en el casco antiguo, se distingue por sus habitaciones y espacios públicos que rememoran la historia romana de la ciudad, y por un amplio desayuno bufé repleto de quesos, yogures y panes locales. Para degustar una comida tradicional alemana regada con un afamado vino blanco del Mosela, prueba el Wirtshaus Zur Glocke, un restaurante tipo pub que sirve platos regionales, como schnitzel de ternera. Más moderno, pero repleto de vinos locales del Mosela, es el Oeschsle Wein unf Fischhause. Los clientes pueden degustar hasta 120 cosechas, además de pescado y marisco fresco.
Andrew Nelson es autor del libro de viajes Here Not There, publicado recientemente por National Geographic. Síguelo en Instagram.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.