Charge Around the Globe: Traspasando los límites de la conducción
Inspirado por un extraordinario viaje realizado hace un siglo, Ford retó a Lexie Limitless a convertirse en la primera persona en dar la vuelta al mundo en un vehículo eléctrico.
Inspirándose en las pioneras aventuras automovilísticas de Aloha Wanderwell, Ford retó a Lexie Limitless a convertirse en la primera persona en dar la vuelta al mundo en un vehículo eléctrico bajo el lema Charge Around The Globe (Recarga Alrededor del Mundo).
Después de responder a un anuncio que pedía "Cerebro, Belleza y Pantalones", en 1922 Aloha Wanderwell partió de Niza, Francia, conduciendo su Ford Model T durante cinco años para convertirse en la primera mujer en dar la vuelta al mundo en automóvil. Viajó por lugares a los que habían llegado poquísimas, o quizás ninguna, persona occidental, improvisando por el camino: llegó a usar queroseno como combustible, plátanos como lubricante y grasa de elefante como aceite. Se estima que Aloha visitó 75 países en cinco continentes en los que conoció a celebridades, bandidos y otros exploradores, antes de regresar a Francia en 1927. Tenía tan sólo 21 años.
La vuelta al mundo de Aloha fue una oda a las posibilidades de la exploración en coche. Este logro inspiró a Ford para desafiar a la aventurera (y poseedora de varios récords mundiales) Lexie Limitless a establecer su propio hito: ser la primera persona en dar la vuelta al mundo en un vehículo eléctrico. Bajo la atenta mirada de jueces independientes, Charge Around the Globe (Recarga Alrededor del Mundo) requeriría que Lexie viajara más de 28 900 kilómetros a través de cinco continentes impulsada únicamente por electricidad. Y el objetivo era hacerlo en sólo 90 días. Con los ecos del icónico viaje de Aloha bien presentes, Lexie salió conduciendo su Ford Explorer 100% Eléctrico desde Niza el 8 de septiembre de 2023.
El Ford Explorer 100% Eléctrico fue el compañero de confianza de Lexie durante más de 28.500 kilómetros a través de cinco continentes. Juntos se enfrentaron a carreteras difíciles, al mal tiempo y a la falta de infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos.
La expedición tuvo un comienzo excelente: las carreteras en Europa eran buenas, la infraestructura de recarga funcionaba e incluso el clima se mostró favorable. Esto ayudó a Lexie a centrarse en su aventura, familiarizándose con el Ford Explorer mientras disfrutaba de helados en Italia y puestas de sol en Eslovenia. Pero los desafíos no tardaron en aparecer. Lexie descubrió que no existía preparación suficiente para poder evitar los retrasos burocráticos de ciertos controles fronterizos: por problemas con el visado, tuvo que desviarse unos 300 kilómetros y hacer dos viajes en ferry para entrar a Turquía por Grecia. Una vez allí, las fuertes lluvias y la densa niebla nocturna volvieron traicioneras las empinadas carreteras, exigiéndole una intensa concentración y tener que recurrir a las habilidades de conducción avanzada que le enseñaron sus instructores de Ford antes de partir.
El éxito del desafío de Lexie dependía de su capacidad de resistencia, de la ingeniería de Ford y de la todavía incipiente infraestructura de recarga mundial. Y este elemento impredecible exigió una cuidadosa planificación.
Lexie comenzó su etapa africana en Ciudad del Cabo, y su progreso pronto se vio ralentizado por fuertes obras en las carreteras, seguidas de los impresionantes baches que salpicaban las rutas hacia Johannesburgo. Para empeorar las cosas, un apagón eléctrico mientras el Ford Explorer estaba enchufado dañó la estación de carga, obligando a Lexie a depender de un cargador doméstico en su alojamiento (¡y no sería la última vez!).
En toda África, la falta de puntos de carga de vehículos eléctricos causó problemas y con frecuencia Lexie no tuvo más remedio que cargar el Ford Explorer en enchufes domésticos.
Sin embargo, el épico paisaje africano compensó estos desafíos. Lexie se desvió para realizar un safari y conocer a las Black Mambas, una unidad de guardaparques compuesta solo por mujeres. A Lexie le tranquilizó saber que incluso aquí, en la selva africana, había un cargador rápido ¡a apenas 20 kilómetros! Al cruzar a Zimbabue, Lexie y su Ford Explorer lidiaron con desafiantes caminos de tierra y grava mientras los puntos de carga se volvían cada vez más escasos. Llegando con dificultad a Harare, Lexie conoció a un equipo pionero formado por una madre y una hija que cultivaban productos usando hidroponía (agricultura sin suelo). Resultó ser un final inspirador para su viaje por África. Siguiente parada, Australia.
La vasta extensión del árido interior de Australia se cruzó en coche por primera vez en 1907, pero Lexie optó por seguir la hermosa y escarpada Great Ocean Road mientras serpenteaba por la costa desde Adelaida hasta Melbourne. La desarrollada infraestructura de recarga del país le permitió relajarse un poco y disfrutar de las espectaculares vistas (a pesar de sufrir un pinchazo en una rueda). Sorprendentemente, el mayor dolor de cabeza se lo dio la poca cobertura para el móvil, ya que la estación de recarga funcionaba con una aplicación de smartphone. La amabilidad del dueño de un café local, que le permitió a Lexie conectarse con su Wi-Fi, permitió que el Ford Explorer volviera a la carretera. Ya era octubre, y en Sídney, Lexie se unió a un equipo de biólogos marinos encargados de monitorear la migración de ballenas jorobadas, antes de terminar su odisea australiana de más de 4000 kilómetros en Cairns.
En Australia, Lexie pudo relajarse y acumular kilómetros mientras disfrutaba de las épicas vistas que ofrece la Great Ocean Road desde Adelaida hasta Melbourne.
Pasar de la serenidad de las carreteras costeras al frenético tráfico urbano hizo que el contraste al llegar a Nueva Delhi, India, difícilmente pudiese haber sido mayor. Moverse por la ruidosa y caótica megaciudad exigía una intensa concentración y una rápida capacidad de reacción. Una simple pausa para visitar una cocina comunitaria gratuita bastaba para reforzar la naturaleza agitada y el inmenso tamaño de la capital india (la cocina sirve a 35 000 personas cada día). A pesar de las frustrantes y largas paradas de recarga con corriente alterna (que es más lenta), Lexie se las ingenió para recorrer unos 2400 kilómetros a través de la India siguiendo el espiritual río Ganges, con visita incluida al icónico Taj Mahal, donde Lexie sintió una conexión fuerte con Aloha, que dejó un escrito muy emocional sobre su visita al monumental mausoleo hace más de un siglo.
A pesar de que el Ford Explorer tuvo un golpe con otro conductor y de un largo retraso en la frontera debido a un fallo en los sistemas, Lexie consiguió entrar al montañoso Bután. Aquí, a la sombra del Himalaya, las coloridas banderas de oración y las ofrendas cónicas Tsa-Tsa que bordean muchas de las carreteras hicieron del viaje una experiencia asombrosa y edificante. Dejando atrás la única carretera principal del país, Lexie llevó el Ford Explorer por caminos de tierra cubiertos de nieve para visitar algunos de los sitios más espectaculares del país, lugares que sólo volvieron a ser accesibles para los occidentales después de que el país abriese sus fronteras en 1974.
Luego vino un serio revés. Como tantos otros grandes exploradores, Lexie tuvo fiebre y, a regañadientes, tuvo que pasarse al asiento trasero durante la mayor parte de Vietnam. Pero, ya de vuelta al volante en Camboya, visitó Angkor Wat para maravillarse con su escala y arquitectura del mismo modo en que lo hizo Aloha Wanderwell 100 años antes. Después del obligatorio estado de alerta constante en las concurridas calles de Bangkok y del paisaje en constante cambio de las tranquilas carreteras rurales de Malasia, Lexie puso rumbo hacia Sudamérica navegando por el Pacífico.
La ruta desde Santiago de Chile hasta Buenos Aires, en Argentina, cruza uno de los entornos más desafiantes de la Tierra: el desierto de Atacama. Un lugar donde se pone a prueba la tecnología de las misiones a Marte, ¡y que ciertamente puso a prueba a Lexie y al Ford Explorer! Sin infraestructura de recarga, Lexie recurrió a todos los trucos posibles para ingeniárselas y extender el alcance del Ford Explorer a través de más de 480 kilómetros de desierto sin sombra. Después de una conducción cuidadosa en la que minimizó el uso de electricidad y sacó el máximo provecho de los descensos para recargar las baterías del SUV mediante el frenado regenerativo, Lexie emergió victoriosa y enormemente aliviada. Pronto, empezó a atravesar el verde paisaje de Argentina y, aunque durante este tramo dependió casi totalmente de la recarga doméstica, finalmente llegó a la bulliciosa capital del país, marcando así la culminación de tres cuartas partes de su desafío.
Incluso en Estados Unidos, un terreno conocido, Lexie se enfrentó a desafíos de recarga con su Ford Explorer de preproducción, que requería un adaptador local para la carga DC en la red estadounidense.
Desde Los Ángeles a Las Vegas y siguiendo el río Colorado hacia las Montañas Rocosas, puede que en Estados Unidos Lexie se encontrase en “casa”, pero los desafíos no tardaron en llegar. Sobre todo, porque el Ford Explorer de preproducción de Lexie estaba configurado para Europa con un conector estándar y no podía cargar en la red estadounidense de carga continua (DC), más rápida, con el adaptador europeo. La carga lenta en AC limitó el progreso de Lexie, lo que supuso que llegara el clima más frío y, con él, la nieve y el hielo en unas carreteras de montaña que exigían atención absoluta todo el tiempo. Recurriendo a su entrenamiento de conducción avanzada, Lexie mantuvo la marcha del Ford Explorer y, cuando los ingenieros de Ford lograron solucionar el problema de la recarga con nuevos adaptadores, su aventura volvió a encarrilarse. Deteniéndose solo para probar la pizza estilo deep-dish de Chicago y visitar un viejo taller convertido en gimnasio comunitario en la Ciudad del Motor de Detroit, Lexie recorrió paisajes impresionantes hasta que el icónico skyline de Nueva York comenzó a dibujarse en el horizonte. Tras cruzar Estados Unidos, Lexie se dirigía ya a la línea de meta en Francia.
En Chile, Lexie y el Ford Explorer se enfrentaron a uno de los recorridos más duros del mundo a través de 480 kilómetros en el desierto de Atacama. Y sin un cargador rápido a la vista.
De Noruega a Niza, Lexie atravesó el espectacular puente de Øresund entre Suecia y Dinamarca, y pasó por una rápida sucesión de cruces fronterizos entre Alemania, Países Bajos, Bélgica y, finalmente, Francia. Para Lexie y el Ford Explorer, ésta era la última etapa de su aventura juntos y Lexie condujo con sentimientos encontrados a lo largo de las carreteras hacia el sur a través de la hermosa campiña francesa.
El 26 de marzo, Lexie y el Ford Explorer finalmente llegaron a una emotiva parada con bandera a cuadros frente al Hotel Le Royal en Niza. ¡Después de casi 30 000 kilómetros a través de 27 países y cinco continentes, lo había logrado! Lexie fue oficialmente confirmada como la primera persona en dar la vuelta al mundo en un vehículo eléctrico, traspasando los límites de lo que determinadas personas y sus coches pueden conseguir, al igual que Aloha Wanderwell un siglo antes.
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