Los secretos del Gran Cañón del Colorado

Por Redacción National Geographic
Amanecer en el Monte Hayden (Gran Cañón).
Amanecer en el Monte Hayden (Gran Cañón).

29 de enero de 2011

Para algunos, el Gran Cañón del Colorado podría parecer un simple agujero en el suelo, pero para los científicos, la famosa garganta es un conjunto de cañones de diferentes edades, unidos por la erosión de hace unos seis millones de años.

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature Geoscience, que se une a los trabajos llevados a cabo durante más de un siglo, está ayudando a los investigadores a descifrar la historia geológica que comenzó cuando los dinosaurios vagaban por nuestro planeta.

Los científicos llevan casi 150 años debatiendo sobre el origen del Cañón, como comenta Karl Karlstrom, geólogo de la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque (Estados Unidos). Durante las últimas décadas se han dividido en dos corrientes: los que hablan de un «cañón joven», según la cual el río Colorado socavó la mayor parte de la garganta en los últimos cinco millones de años, y los que defienden que se trata de un «cañón antiguo», con una serie de ríos que socavaron cañones ancestrales más o menos en la misma ruta.

El nuevo estudio de Karlstrom y su equipo defiende ahora que lo que realmente ocurrió se encuentra a medio camino entre ambas teorías.

Para calcular la erosión el equipo hizo uso de la termocronología, el estudio de la evolución térmica. Debido a que la temperatura aumenta a medida que aumenta la profundidad en la corteza de la Tierra, la historia térmica nos permite saber cuándo y cómo de rápido se erosionó el terreno en la superficie.

En su investigación, los científicos emplearon varias técnicas para analizar muestras de rocas de fosfato tomadas de cuatro de las cinco secciones principales del cañón, tanto a nivel del río como del borde del cañón, que está aproximadamente a 1,5 kilómetros sobre el río.

Una de ellas, llamada datación por huellas de fisión en apatito, consiste en contar el número de senderos excavados en los cristales de apatito por partículas alfa de alta velocidad (núcleos de helio) emitidas durante la desintegración radioactiva. Debido a que los átomos de estos cristales cambian y corrigen esos defectos a temperaturas por encima de los 110°C, el número de senderos que permanecen da una idea de hace cuánto tiempo las rocas se enfriaron por debajo de ese umbral.

De forma parecida, al analizar la cantidad de helio radiogénico de los cristales de apatito, se puede calcular cuándo se enfriaron las rocas por debajo de los 30°C.

Al igual que otros investigadores, Karlstrom y su equipo descubrieron que diferentes partes del cañón se formaron en momentos distintos. Los datos sugieren que uno de los segmentos más antiguos, el llamado «El Huracán», fue socavado hasta la mitad de su actual profundidad hace entre 70 y 55 millones de años.

Sin embargo, creen que la erosión no comenzó a socavar la sección llamada por los geólogos «Gran Cañón Oriental» hasta hace 25 millones de años.

Karlstrom y su equipo afirman que mientras que los segmentos «El Huracán» y el «Gran Cañón Oriental» fueron formados por distintos ríos, el Colorado se encargó de la tarea durante los últimos seis millones de años, uniendo los distintos cañones y haciéndolos más grandes y profundos.

Aunque no faltan detractores, para algunos, el equipo de Karlstrom ofrece un nuevo punto de vista, aceptando que un gran río puede tener una historia complicada.

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