El curioso "beso" entre un leopardo y un búfalo

En la reserva de caza de Sabi Sand, Sudáfrica, depredador y presa comparten un breve e inusual instante.

Por Kitson Jazynka
Publicado 22 may 2018, 15:59 CEST
El curioso "beso" entre un leopardo y un búfalo

Justo después del amanecer, en la reserva de caza de Sabi Sand, Sudáfrica, un joven leopardo macho avistó una gran manada de búfalos cafres. Aproximadamente el 80 por ciento de los enormes animales estaban cerca los unos de los otros para calentarse en el frío de principios de otoño.

Agazapado en la hierba alta, el gran felino camina hacia delante, como pensando que tiene una oportunidad de conseguir comida; quizá haya visto una cría.

Pero este intento de novato solo consigue irritar a los búfalos. Un grupo de la manada se acerca para estudiar el peligro y el gran felino se lanza a las ramas de un árbol caído, una huida afortunada en un paisaje poco denso. El guía veterano Bennet Mathonsi grabó la interacción mientras estaba de safari en Londolozi, un refugio de caza privado.

La curiosa manada se acerca al árbol y, poco después, un búfalo extiende su hocico para olfatear y depredador y presa parecen «darse un beso», solo durante un instante.

«Es una imagen muy inusual», afirma Markus Hofmeyr, director de conservación y veterinario de la Great Plains Conservation Foundation en Botsuana. «Es casi como si se liberara una energía cómica para deshacerse de la tensión».

Un búfalo curioso

«Los búfalos cafres, especialmente en modo de ataque, pueden ser bastante inquisitivos», añade Hofmeyr, que pasó casi 20 años como veterinario de animales salvajes en Sudáfrica.

“They’ve got the leopard up and out of their danger zone,” he says. “Then they wanted to see what he was doing.”

Este encuentro muestra los límites difusos entre la agresividad y la picardía de los animales.

Pete Thorpe, ecólogo de la conservación en Londolozi, dice que el joven leopardo probablemente fue demasiado valiente. «Si las ramas pequeñas del árbol se hubiera roto, la situación habría sido mortal para el leopardo», afirma.

Eso se debe a que los búfalos cafres, que llegan a pesar 590 kilogramos, son muy agresivos y tienen cuernos y pezuñas afiladas que pueden matar con facilidad a un depredador.

Le venía grande

El hecho de que el leopardo estuviera cazando búfalos es otro aspecto inusual de este episodio, según la investigadora de grandes felinos Thandiwe Mweetwa, exploradora emergente de National Geographic y bióloga de animales salvajes del Zambian Carnivore Programme.

Mweetwa explica que los leopardos, incluso los inexpertos, rara vez acechan a una manada de búfalos.

«Los leopardos suelen ser muy cautos porque son animales solitarios», afirma. Las heridas son más peligrosas para un animal que no tiene un grupo que le ayude a sobrevivir, por eso los leopardos son reacios a correr riesgos.

Por ejemplo, Mweetwa explica que si un leopardo mata a un impala o a un puku, y una hiena aparece antes de que el leopardo se haya llevado a la presa a un árbol, el carnívoro probablemente huirá en lugar de defender su comida.

En el caso de Londolozi, según ella, «al leopardo le venía grande».

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