El gato montés escocés está desapareciendo: ¿puede salvarse?
Es posible que quede apenas una treintena de «tigres de las Highlands» en la naturaleza. Los conservacionistas pretenden salvarlos de la extinción.
Gran Bretaña solía albergar una fauna salvaje diversa, incluidas criaturas grandes como linces, lobos, osos y gatos monteses. De estas, solo queda el gato montés, y corre un grave peligro.
Para el ojo inexperto, el gato montés escocés se parece a un gato doméstico. Sin embargo, quizá irónicamente, su primo doméstico supone una de las mayores amenazas para la existencia del gato montés y pocos mamíferos parecen detestar más a los humanos.
Aunque estos felinos salvajes rehuyen a los humanos, un gran número de ellos se ha cruzado con gatos domésticos, creando híbridos que no pueden clasificarse como gatos monteses. Los gatos monteses escoceses reales son más grandes, hasta el doble de grandes que los domésticos, con pelaje más denso, colas regordetas y un distintivo patrón a rayas.
Ahora, el gato montés escocés, un tipo de gato montés europeo (Felis silvestris silvestris) que habita las Highlands escocesas, está en peligro de extinguirse. Antes se distribuían por toda Gran Bretaña, pero lo cazaron y persiguieron y solo sobrevive en áreas remotas de las Highlands. Nadie sabe exactamente cuántos quedan, pero se estima que la población salvaje cuenta con entre 20 y 200 ejemplares, aunque la mayoría está de acuerdo en que la cifra más pequeña es la más realista. Algunos expertos afirman que la cifra es 35.
Debido a la hibridación, no se puede llevar a cabo un recuento rápido. A menudo se necesita un análisis en profundidad del pelaje y la genética de un animal para determinar su proporción de gato montés.
Para salvar al tigre de las Highlands, como lo llaman a veces, varias organizaciones han iniciado programas a gran escala para castrar y vacunar gatos domésticos en zonas donde habitan los gatos monteses, para prevenir la hibridación y la propagación de enfermedades.
Un grupo llamado Wildcat Haven ha comenzado un programa de castración, principalmente en la península de Ardnamurchan, en las Highlands occidentales. En esta zona, han castrado a casi 300 gatos domésticos y salvajes en los últimos tres años, según cuenta Paul O'Donoghue, asesor científico principal de la organización. Añade que esta iniciativa ha creado una zona de 3.200 kilómetros cuadrados donde los gatos monteses no corren riesgo de hibridación.