Janucá: la historia de la Fiesta de las Luminarias
Durante ocho días y ocho noches, se encienden velas, se canta y se giran dréidels para conmemorar la rebelión de un pueblo y un milagro sagrado hace más de 2000 años.
A partir de noviembre o diciembre, los judíos de todo el mundo se reúnen para celebrar Janucá con amigos y familiares durante 8 días y 8 noches esta alegre festividad también se conoce como fiesta de las luminarias. Janucá (הכונח) significa dedicación en hebreo y conmemora la reconsagración del templo en Jerusalén en el 165 a.C. después de que un pequeño grupo de soldados judíos liderados por los macabeos derrotasen al enorme ejército del rey Antíoco IV, que pretendía erradicar la religión judía. Esta victoria improbable se consideró un milagro divino. Los judíos la celebran recitando bendiciones a dios y encendiendo un menorá de Janucá. La luminaria especial, llamada shamash, se usa para encender el resto: una vela la primera noche, dos velas la segunda, y así sucesivamente. La tradición judía sostiene que, pese a solo tener óleo sagrado para encender el candelabro una sola noche durante la reconsagración del templo, milagrosamente el óleo duró ocho noches.
Los judíos también celebran Janucá cantando y comiendo platos tradicionales preparados con aceite, como sufganiyot, rosquillas rellenas de mermelada, y latkes, pasta frita de patata. Los niños juegan a un juego de azar haciendo girar un dreidel, una especie de peonza de cuatro lados, para ganar el Janucá guelt, o monedas de chocolate. Las letras hebreas del dreidel significan «un gran milagro ocurrió allí». Aunque en el Janucá actual se intercambian regalos, como en la Navidad, esta fiesta celebra los milagros que tuvieron lugar hace más de 2.000 años, la supervivencia de los judíos y el poder de una pequeña luz para vencer a la oscuridad.