Un equipo de espeleólogos explora el gigantesco Sistema Huautla en México
Atrapados en el Sistema Huautla de México por las inundaciones, espeleólogos y científicos descubren nuevos pasadizos, expandiendo el mapa de la cueva más profunda del hemisferio occidental.
Katie Graham intentaba salir de la cueva en la que llevaba tres días atrapada con sus compañeros. Aguantó la respiración y nadó a través de la corriente turbia que prácticamente llenaba el pasadizo subterráneo, apodado el «cañón del Esqueleto», en Sistema Huautla, la cueva más profunda del hemisferio occidental.
Solo había unos pocos centímetros de aire entre la superficie del agua y el techo de la caverna. Cuando salió, lo hizo con la cara por delante y la cabeza inclinada hacia atrás para colocarse en la mejor posición para respirar.
Con la nariz y la boca presionadas contra el resbaladizo techo de piedra caliza, inhaló tranquilamente e hizo un esfuerzo deliberado para seguir adelante poco a poco de forma que no crease olas que perturbasen la escasa burbuja de aire que rodeaba su rostro. Cuando la bolsa de aire se agotó, Graham usó las piernas como antenas, sondeando con los pies en busca de la siguiente bolsa de aire que tenía por delante. Cuando encontró una, se sumergió, nadó hacia delante y de nuevo emergió con la cabeza inclinada.
«La tercera vez, llegué a algo muy bajo», afirma Graham. «No podía ver nada. Pensé: “esta situación no está bien, debería volver al campamento”».
Durante los últimos tres días, Katie Graham, Stephen Gladieux, Tiffany Nardico, Elliot Guerra-Blackmor y Chase Varner estuvieron atrapados a 670 metros de profundidad en un campamento en Sistema Huautla. El Sistema Huautla, ubicado en Oaxaca, México, es una de las cuevas más profundas y largas del mundo, y según algunos también las más grandes.
El equipo sabía que la predicción meteorológica avisaba de lluvia ligera antes de entrar a La Grieta, una de las muchas cavernas conectadas en el gran Sistema Huautla. Sin embargo, el equipo asumió que la parte de La Grieta en la que viajaban estaría relativamente seca, aunque se produjera una inundación.
La primera tarde de su trayecto, el agua derribó a Graham y la arrastró a casi 100 metros corriente abajo. La fuerza de la inundación la inmovilizó, mientras luchaba por ponerse de pie en el torrente.
«Me costó bastante salir del agua», afirma con modestia. «Volvimos al campamento, traumatizados. Ahí fue cuando supimos que pasaba algo grande. La fuente de agua aumentaba».
Durante tres días, los cinco espeleólogos racionaron una bolsa de barritas de proteínas y siguieron trabajando en las profundidades de La Grieta. Completaron varias escaladas, hicieron estudios y descubrieron un nuevo pasaje que llevaba a una cámara de unos 150 metros de largo, o quizá más.
A las cinco de la mañana del quinto día, Katie Graham intentó salir por segunda vez. Volvió al cañón del Esqueleto y de nuevo atravesó el pasaje con la cabeza inclinada y los labios y la nariz presionados contra el techo.
Los niveles de agua habían descendido, aunque no mucho. Sin embargo, fue suficiente para que Graham, considerada una de las mejores espeleólogas del mundo, consiguiera salir.
Al día siguiente, con el nivel de agua todavía más bajo, los restantes miembros del equipo aprovecharon la oportunidad para salir a través del mismo cañón. Finalmente, todos salieron por un agujero del suelo.