Las seis criaturas más fantasmagóricas del reino animal

De un morador de las profundidades del océano a una mariposa bailarina; algunos animales salvajes se han ganado una reputación espeluznante.

Por Liz Langley
Publicado 30 oct 2017, 10:22 CET
Un ayeaye
Un ayeaye agarrado a una palmera en el este de Madagascar. Antiguamente se consideraba un mal augurio ver un ayeaye.
Fotografía de Thomas Marent, Minden Pictures, National Geographic Creative

Halloween se acerca, esa época del año en la que nadie te culpará por creer en fantasmas. Estos espíritus sobrenaturales nos hacen imaginar formas escurridizas, colores pálidos y sonidos extraños.

Algunos animales salvajes con estos mismos rasgos tienen una reputación igualmente espeluznante.

Los lémures

Por ejemplo, los lémures de Madagascar emiten sonidos un tanto inquietantes para marcar su territorio que en su día recordaban a la gente a los «fantasmas o espíritus que vivían en el bosque», afirma Chelsea Feast, experta en lémures del acuario de Tennessee. La palabra «lemur» procede de la palabra latina que significa «espíritu de la noche». (Escucha los sonidos de los lémures)

Los lémures rufos blancos y negros y los lémures rufos rojos, ambos en peligro crítico de extinción, emiten vocalizaciones que «suenan casi demoníacas», afirma Feast.

El lémur rufo rojo
El lémur rufo rojo emite sonidos inquietantes que pueden alcanzar grandes distancias en los bosques de Madagascar.
Fotografía de Thomas Marent, Minden Pictures, National Geographic Creative

Otro rasgo macabro son sus ojos. Una capa de tejido sobre los ojos de los lémures, denominada tapetum lucidum, refleja la luz y por eso brillan, como los ojos de un gato. Algunos emiten reflejos muy naranjas y extraños, afirma Feast.

Esto también ocurre con el ayeaye, un gran lémur nocturno con un dedo corazón parecido al de una bruja que el animal emplea para encontrar insectos.

«Se consideraba un mal augurio ver un ayeaye» y durante un tiempo la gente los mataba en cuanto los veía, añade.

El tiburón fantasma

Los tiburones fantasma no encajan exactamente con la denominación que les han dado, según George Burgess, ictiólogo del Museo de Historia Natural de Florida. Eso se debe a que las 50 especies conocidas de tiburón fantasma no son tiburones.

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    La quimera elefante
    La quimera elefante tiene un hocico parecido al animal que le da su nombre con el que detecta presas en el lecho oceánico.
    Fotografía de Norbert Wu, Minden Pictures, National Geographic Creative

    Son quimeras, un tipo de pez que se desvió de la rama de los tiburones hace unos 400 millones de años.

    Estos habitantes de las profundidades se parecen más al monstruo de Frankenstein que a fantasmas, con órganos sensoriales que se disponen sobre su piel como si estuvieran cosidos.

    La mariposa fantasma

    Las mariposas fantasma macho (Hepialus humuli) «realizan un baile muy raro» para atraer a las hembras.

    Estos insectos «aparecen de la nada, salen de la tierra como suricatas, yendo y viniendo y desapareciendo de nuevo», señala Burgess.

    «Imitan en gran medida nuestra idea de cómo aparecen y desaparecen los fantasmas», afirma Burgess. Por no mencionar que el color blanco de los machos de Hepialus humuli humuli hace que su nombre sea muy adecuado.

    La serpiente fantasma

    Serpiente fantasma
    La Madagascarophis lolo, especie recién descubierta, fue muy difícil de encontrar.
    Fotografía de Sara Ruane

    Por su parte, en Madagascar, los científicos descubrieron recientemente una serpiente de color gris pálido y la bautizaron Madagascarophis lolo, nombre cuya segunda palabra significa «fantasma» en malgache.

    El reptil, llamado luu-luu, había evitado que lo detectasen durante mucho tiempo, de ahí su nombre. 

    Un extra de Halloween: luu-luu forma parte de un grupo al que se denomina «culebras ojo de gato», llamadas así por sus pupilas felinas.

    La serpiente fantasma
    La serpiente fantasma es un tipo de culebra ojo de gato, conocidas por sus pupilas felinas.
    Fotografía de Sara Ruane

    Las ranas fantasma

    Las siete especies de rana fantasma viven en Sudáfrica, pero estos pequeños anfibios no tienen una palidez escalofriante, aunque su nombre así lo sugiera.

    En su lugar, presentan el color verde normal de las ranas y lo más probable es que su apodo proceda de la zona de la garganta Skeleton de la Montaña de la Mesa, en Ciudad del Cabo, que alberga una de las especies en peligro crítico de extinción.

    La garganta Skeleton tiene arroyos y ríos que se mueven con rapidez y las ranas fantasma «tienen ventosas muy grandes para poder aferrarse a las rocas», explica Burgess. Los renacuajos tienen bocas a modo de ventosas con las que resisten las corrientes más rápidas.

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