Estas fotografías muestran el vínculo entre monos y pueblos indígenas
Un fotógrafo de National Geographic capta la relación entre los pueblos indígenas y los primates con los que comparten sus vidas.
Charlie Hamilton James se dio cuenta de algo raro cuando fotografiaba a la comunidad indígena matsigenka hace unos años la Amazonia del Perú:
«Cada día, todos los niños de la comunidad atravesaban saltando nuestro campamento para ir a bañarse al río», afirma. «Solo había una niña, Yoina, que siempre llevaba a su pequeño tamarino. El problema era que el mono odiaba el agua, así que se sentaba tembloroso sobre la cabeza de Yoina, con aspecto somnoliento. Nunca había visto a nadie llevando un mono en la cabeza con tanta indiferencia y me llamó la atención. Parecía que, para el mono, la cabeza de Yoina era un lugar seguro».
Un retrato de Yoina con su tamarino que sacó Hamilton James se convirtió en una de sus imágenes favoritas. A partir de ahí, según dice, «empecé a obsesionarme un poco con fotografiar a la gente con sus monos».
Desde entonces, ha observado que esto también ocurre en otros grupos indígenas que ha visitado en Perú y en la Amazonia oriental de Brasil. Se dio cuenta de que los monos eran especies diferentes, pero la forma en la que se subían a las cabezas de sus anfitrionas, principalmente mujeres, era la misma. Ha descubierto que todo ello viene acompañado de una historia sorprendente que comparte con nosotros:
«Todas las personas a quienes he fotografiado con sus monos viven en el bosque, donde el mono constituye una parte muy importante de su dieta. Cazan a los monos con arcos y flechas; si son madres con bebés, los bebés se aferran a la madre cuando esta cae muerta de un árbol. Cuando recogen el cuerpo de la madre, capturan a la cría y la adoptan como mascota.
Se establece un fuerte lazo entre el mono bebé y su nueva "madre", que suele ser una de las mujeres de la comunidad. El mono acompaña a su nueva madre a todas partes y suele pasar la mayor parte del tiempo sobre su cabeza. A medida que los monos crecen y se hacen más independientes, se mueven cada vez más entre la gente, aunque mantienen un vínculo fuerte con su anfitriona.
Pese a un inicio brutal, el amor y el vínculo entre las personas y sus monos representa una profunda relación entre los indígenas de la Amazonia y el mundo natural, y eso es lo que trato de transmitir en mis retratos».