Los monos narigudos con narices más grandes tienen una vida sexual mejor
Un nuevo estudio de casi dos décadas arroja luz sobre la evolución del mono narigudo, un peculiar primate en peligro de extinción.
Para los monos narigudos de Borneo, especie en peligro de extinción, el tamaño (de la nariz) sí importa. En el mundo de los primates, los machos más parecidos a Cyrano de Bergerac tienen más probabilidades de convertirse en casanovas.
Resulta que los monos narigudos macho con narices grandes suelen ser más corpulentos que sus parientes de nariz pequeña. También tienen testículos más grandes, de hasta 3 centímetros de ancho, lo que aumenta sus probabilidades de engendrar crías al producir más esperma, algo que deja fuera de juego a los machos menos fértiles si compiten por la misma hembra.
Una nariz más grande también altera las vocalizaciones de apareamiento de los machos de forma que señalan su atractivo visual. Cuanto más grande es la nariz del mono narigudo, más probabilidades tiene de contar con un harén de varias hembras. Sin embargo, los machos con rasgos faciales menos pronunciados viven más frecuentemente en grupos de solterones.
Los hallazgos, publicados en Science Advances el 21 de febrero, contribuyen a explicar la razón de ser de la icónica nariz del mono narigudo.
Ikki Matsuda, becado de National Geographic y primatólogo de la Universidad de Chubu que dirigió la excavación, añade que el conjunto de datos inusualmente abundante del estudio —que comprende medidas corporales, grabaciones vocales y conducta social— lo hace único entre las investigaciones para entender los peculiares rasgos de los primates macho.
Los hallazgos también proporcionan una valiosa mirada a la vida de un primate cuyas poblaciones han quedado reducidas a menos de la mitad desde principios de la década de 1970, especialmente por la pérdida de hábitat.
«Es una especie tan interesante... Espero que todo el mundo se interese por su clasificación como animal en peligro de extinción», afirma el coautor del estudio Hiroki Koda, biólogo de la Universidad de Kioto especializado en vocalizaciones de primates.
«Unos datos sublimes»
Los machos y las hembras de cualquier especie animal suelen tener un aspecto sorprendentemente diferente, y los primates no son una excepción. Las caras de los mandriles macho presentan vivos colores azules y rojos, mientras que los geladas macho presumen de pechos de un tono rojo intenso. Estos rasgos tan llamativos actúan como símbolos de posición social, formas de atraer las hembras y algunos como combinación de ambos.
Los investigadores habían creído durante mucho tiempo que la nariz de los monos narigudos macho desempeñaba un papel similar, pero nadie había podido respaldar esa hipótesis con datos concretos.
Entre el 2000 y el 2005, Matsuda y sus colegas observaron a monos narigudos salvajes junto al río Kinabatangan, en Borneo. Cuando las autoridades de conservación malayas capturaban temporalmente a los machos para colocarles collares de rastreo GPS, el equipo los pesaba y medía sus testículos.
A partir de 2014, Koda y Matsuda fueron aún más lejos: grabaron las vocalizaciones de monos narigudos macho en cautividad. Koda confirmó que las narices más grandes alteraban las frecuencias más altas de las vocalizaciones de forma que comunicaban el peso y el tamaño de la nariz del macho. Así daban a las hembras que estaban lejos la oportunidad de sopesar su atractivo sin haberlos visto.
«Todo estaba correlacionado. Estoy muy contento, son unos datos sublimes», afirma Koda.
Nuevas pruebas
Pese a la gran labor de investigación, todavía hay misterios por resolver. Por ejemplo, ¿cómo evolucionó exactamente la inusual nariz?
Alan Dixson, biólogo de la Victoria University of Wellington que revisó el estudio, señala que los datos no demuestran de forma definitiva cómo desarrollaron las narices. En un principio, podrían haber aparecido como «distintivos de posición social» entre machos o como forma de atraer a las hembras.
Koda está de acuerdo y añade que sus colegas pretenden probar con experimentos los efectos del tamaño de la nariz, quizá poniendo vídeos de machos con narices de distintos tamaños a monos hembra en cautividad.
Dixson añade que algunos monos narigudos macho jóvenes podrían desarrollar más tarde la nariz, lo que afectaría a los resultados. En mandriles, los machos jóvenes que no tienen éxito con las hembras en etapas tempranas no desarrollan colores faciales intensos hasta más adelante, un efecto secundario de niveles de testosterona más bajos.
«Es posible que los monos narigudos macho en grupos de solteros retrasen el desarrollo de la nariz y la intensificación de la voz hasta ser capaces de conseguir un grupo de hembras», escribió en un email.
Sin embargo, Dixson alaba el estudio por sus resultados fascinantes, que no son para nada despreciables.