Que los salmones coman insectos en lugar de pescado es mejor para el medio ambiente

Esta empresa europea ha desarrollado un nuevo tipo de alimento para los salmones de piscifactoría que podría ayudar al medio ambiente.

Por Heather Brady
Publicado 6 feb 2018, 13:34 CET
Salmones de acuicultura
Imagen de una piscifactoría de salmón cerca de la isla de Rolla y Andørja, en Noruega.
Fotografía de Artur Widak, NurPhoto, Getty

Un grupo de investigadores de los Países Bajos ha dado con una nueva forma más sostenible de alimentar a los salmones criados en entornos de acuicultura: insectos.

La mayoría del salmón que comen los consumidores se cría en piscinas, donde se les alimenta con una dieta específica que les ayuda a crecer. Gran parte de esa dieta se basaba en harina de pescado, una mezcla rica en proteínas y nutrientes elaborada a partir de peces capturados expresamente para alimentar a salmones o a otros peces.

Sin embargo, esta práctica ha provocado las críticas de los conservacionistas, que señalan que es un proceso ineficaz que contribuye a la sobrepesca y a la captura incidental de organismos marinos sensibles como las ballenas y las tortugas marinas.

Protix, empresa con sede en los Países Bajos que buscaba una alternativa, ha desarrollado una harina a base de insectos. A los investigadores se les ocurrió esta idea de la harina a base de insectos tras observar que animales como los pollos, cuando son jóvenes, comen larvas de insectos para obtener proteínas.

«El salmón es uno de los pescados más difíciles de criar», afirma Tarique Arsiwalla, director comercial de Protix. En la actualidad, para crear harina de pescado para los salmones, gran parte de la industria de la acuicultura «captura pescado que no nos gusta comer para crear el salmón que queremos», explica.

A partir de 2014, los equipos de Protix empezaron a investigar diferentes tipos de insectos. Finalmente, descubrieron que la mosca soldado negra (Hermetia illucens) almacena una gran cantidad de proteína durante su fase larval, ya que no come una vez eclosiona.

A los salmones, que son muy exigentes, les gustó más la comida hecha a partir de moscas soldado negras que las otras alternativas.

Como el salmón puede tardar hasta dos años y medio en madurar y la mayoría de los nuevos tipos de alimento solo se prueban durante un par de meses, suele haber reticencia en la industria de la acuicultura a la hora de probar nuevos tipos de alimento, según Aarts. Para atraer interés, Protix probó la nueva comida a base de insectos durante cuatro años.

«Venimos de una época en la que pensábamos que el gran océano azul era infinito», afirma Kees Aarts, consejero delegado de Protix. «Pero con el aumento de la demanda de producción de salmón, necesitaremos una alternativa».

Deshacernos de la harina de pescado

Hace unos cuantos años, se necesitaba el equivalente de tres peces molidos para tener harina suficiente para alimentar a un salmón de piscifactoría. No es un uso eficiente de los recursos del planeta, como advirtieron grupos medioambientales como Oceana y WWF. Al mismo tiempo, la demanda de salmón ha aumentado en todo el mundo. Como respuesta, la industria se ha esforzado y ha conseguido reducir la proporción a un pez y medio por cada salmón producido (principalmente añadiendo a la mezcla alimentos a base de vegetales como maíz y soja). Pero para dicha proporción todavía se necesita la pesca.

Los pescados empleados para la harina pueden contener restos de residuos químicos del suelo, plásticos que los animales podrían haber ingerido en el océano y otras toxinas (como mercurio por las emisiones de las centrales eléctricas). Los salmones ingieren dichos compuestos y finalmente llegan al plato de los consumidores.

Moscas soldado negras
Las moscas soldado negras se usan para elaborar un alimento a base de insectos como alternativa a la polémica harina de pescado, que ha sido habitual en la industria de la agricultura durante décadas.
Fotografía de Guillaume Souvant, AFP, Getty

Tim Cashion, estudiante de doctorado de la Universidad de la Columbia Británica, afirma que la industria ya ha reducido enormemente la cantidad de harina de pescado empleada en el proceso, de un 100 por 100 en las décadas de 1960 y 1970 hasta un 30 por ciento en 2012, cuando él mismo publicó un estudio al respecto en Noruega. Sin embargo, dichas fuentes no remplazan necesariamente todos los aminoácidos que necesitan los salmones ni los aceites de pescado que hacen del salmón un alimento saludable.

«El aceite podría ser la parte más difícil de remplazar», afirma Cashion. «Se trata de obtener el tipo de grasas que la gente quiere en su salmón. Por eso no puedes remplazar por completo el aceite de pescado con otros tipos de aceites».

Aunque el alimento a base de insectos solo remplaza las proteínas que consumen los salmones, Aart dijo que actualmente empresas como DSM y Evonik están desarrollando alternativas para los aceites de pescado, que actualmente todavía proceden de animales marinos.

Un problema importante al que se enfrentan empresas como Protix es el alcance que se necesita para que el alimento a base de insectos sea un éxito en la industria de la agricultura.

«La demanda actual de harina de pescado es de aproximadamente 6 millones de toneladas al año», afirma Cashion. «Si la idea es remplazar ese 100 por 100 con alimento de insectos o harina de insectos de varios tipos, necesitaremos un montón. Según tengo entendido, la producción actual no está a ese nivel, pero es obvio que se trata de un tipo de industria relativamente nuevo».

Se pregunta si sería factible abastecer la demanda a su debido tiempo y dice que su éxito también depende del precio del alimento a base de insectos.

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    Salmones atlánticos
    Salmones atlánticos adultos nadan por el río Saint Jean desde el golfo de San Lorenzo para desovar.
    Fotografía de David Doubilet, National Geographoc Creative

    «Si pueden comprar harina de insectos a menos precio que la harina de pescado y obtienen los mismos resultados, probablemente lo hagan, si puede funcionar a la escala a la que producen», afirma.

    Como todavía es un producto nuevo, Aart dice que la harina a base de insectos todavía es ligeramente más cara que la harina de pescado, pero se espera que aumente el precio de la harina de pescado a medida que la cantidad de peces en el océano descienda y la demanda de salmón siga aumentando. Mientras Proxit se expande para hacer frente a la cantidad de alimento necesaria, Aart espera que el factor de escala también reduzca el coste.

    Alimento diferente, mismo sabor

    El sabor del salmón que acaba en los platos de los consumidores no se ve afectado por el alimento a base de insectos, según Arsiwalla. «El mejor resultado que podríamos obtener es que supiera tal y como debe saber el salmón, aunque cambiemos significativamente su alimentación», afirma. «Un salmón debería saber a salmón».

    Para demostrarlo, la empresa organizó una prueba a ciegas del sabor de su salmón. Nadie pudo diferenciar su salmón del salmón criado con alimento convencional.

    Ahora Protix trabaja para ampliar su producción, con sede en los Países Bajos, pero tiene nuevos proyectos por toda Europa, Asia y México. Están intentando usar los desperdicios de alimentos vegetales producidos por otras empresas alimentarias para dar de comer a las larvas de mosca, a las que crían en sus propias instalaciones. Pronto abrirán una segunda instalación y, junto con otras empresas que hacen alimentos a base de insectos, han conseguido presionar a la Unión Europea para que apruebe la venta de sus productos en los Estados miembros a partir de julio de 2017.

    «Creemos que la industria crecerá rápidamente», afirma Aarts. «Nuestro objetivo es mostrar el potencial medioambiental, de seguridad y económico de esta nueva categoría de ingredientes a partir de los que se pueden desarrollar nuevas versiones, como la incorporación en el alimento de los pollos».

    Tras la aprobación de la UE, según Aart se ha producido un rápido aumento de la demanda de alimento a base de insectos. Protix tiene interés en trabajar en alimentos para otras especies de acuicultura, como la trucha y las gambas.

    «Debemos cuidar de nuestro planeta y creemos que todos necesitan tener acceso a una nutrición adecuada en todas las fases de la vida», afirma Aarts. «Eso también implica [una nutrición apropiada] para los animales que criamos para alimentarnos».

    Comida desperdiciada

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