Descubiertas gigantescas huellas de dinosaurios en la costa escocesa
Las huellas arrojan luz sobre la vida de los dinosaurios en el Jurásico Medio, un periodo del que pocos fósiles han sobrevivido.
Hace más de 160 millones de años, dinosaurios cuellilargos llamados saurópodos vagaban por las antiguas lagunas que salpicaban la actual Gran Bretaña. Ahora, se han descubierto docenas de huellas en la amenazante costa azotada por las olas de la isla escocesa de Skye.
En las orillas de Skye, podrías confundir las gigantescas huellas con pozas de marea, pero con un segundo vistazo comprobarás que las pozas trazan el contorno de los dedos y los talones carnosos de dinosaurios.
«Estas huellas llevan años escondidas a plena vista», afirmó Michael Habib, paleontólogo de la Universidad del Sur de California que no participó en el descubrimiento. «Demuestran que los saurópodos son mucho más grandes que todo lo demás y que nosotros los paleontólogos de campo raramente buscamos algo de una escala tan grande al principio».
Entre las enormes huellas, el equipo también encontró pisadas de tres dedos bastante características pertenecientes a terópodos, probablemente criaturas que eran los primos mayores del Tyrannosaurus rex, dinosaurio del Cretácico.
Todo el conjunto de huellas, desvelado en el Scottish Journal of Geology el 2 de abril, aporta una inusual imagen del Jurásico Medio, un periodo que se extendió entre hace 164 y 174 millones de años y del que, por ahora, no se conservan apenas fósiles de dinosaurios. Este descubrimiento contribuye a consolidar a la isla de Skye como una región fundamental para traer a la vida esta era tan poco conocida.
«El Jurásico Medio fue una época bastante importante: Fue en algún momento de entonces cuando emprendieron el vuelo las primeras aves, evolucionaron los primeros tiranosaurios [y] empezamos a ver a los primeros saurópodos verdaderamente descomunales», afirma el coautor del estudio y becado de National Geographic Steve Brusatte, paleontólogo de la Universidad de Edimburgo. «Skye es uno de los pocos lugares donde se pueden encontrar estos fósiles».
Agua, agua por todas partes
En abril de 2016, los investigadores Davide Foffa y Hong-Yu Yi se tropezaron con las nuevas pisadas en un lugar llamado Rubha nam Brathairean o Brother’s Point. En 2017, Brusatte y su estudiante Paige dePolo regresaron para cartografiar el lugar e interpretar las huellas en un trabajo de campo financiado por la National Geographic Society.
Para algunos, la palabra «trabajo de campo» puede evocar la imagen de Indiana Jones investigando en el desierto. Pero en Skye, trabajar sobre el terreno implica someterse a vientos fríos y con restos de lluvia que soplan constantemente y que sacuden en el aire a los drones que los investigadores esperaban emplear para cartografiar la región. La marea alta también solía inundar la costa de forma regular.
«Tenía un reloj en la mochila y siempre estábamos comprobando el tiempo. “Ahora es cuando se supone que subirá la marea, oh, aquí está”», afirma dePolo, autora principal del estudio e investigadora visitante del Museo estatal de Nevada en Las Vegas. «Te acostumbras».
Para escanear las huellas durante la marea baja, dePolo inventó lo que ella denomina un intervalómetro: dos cámaras montadas sobre un poste portátil. Del mismo modo que nuestros ojos nos permiten observar la profundidad, las dos cámaras permitieron a dePolo y a un colega cartografiar las huellas en 3D mientras caminaban.
El éxito de los saurópodos
Al igual que las otras huellas conocidas de saurópodos en Skye, las nuevas pisadas se encontraban en sedimentos lacustres finos. Basándose en estas similitudes, dePolo y Brusatte afirman que los saurópodos de Skye —y quizá de otras partes— solían vagar por orillas poco profundas.
De algún modo, el descubrimiento cierra el círculo de la información que tienen los científicos respecto a los saurópodos. A principios del siglo XX, los paleontólogos veían erróneamente a los dinosaurios cuellilargos como bestias torpes confinadas en las ciénagas, donde sus pesados cuerpos flotaban en el agua. Basándose en las pruebas reunidas desde entonces, parece que estos gigantes caminaban en tierra firme y que lograron una distribución global. Se han descubierto huellas y huesos de sauródpodos en los siete continentes, la Antártida incluida.
«El agua no era el único lugar donde podían vivir y no languidecieron allí», afirma Brusatte. «En lugar de eso, ahora afirmamos que eran tan dinámicos y enérgicos —que tuvieron tanto éxito— que probablemente explorasen cualquier entorno que pudieran».
Es probable que aparezcan más pisadas en Skye. El equipo de Brusatte ya ha identificado otras posibles huellas y dePolo dirigirá su estudio cuando regrese a Edimburgo este otoño para conseguir su doctorado.
«Esa es la aventura, ¿no?», dice ella.