Esta hormiga «explota» para proteger a sus compañeras

Además, cuando la atacan, esta hormiga libera un líquido amarillento que tiene un olor similar al curry.

Por Jason Bittel
Publicado 24 abr 2018, 16:29 CEST
Hormiga explosiva
La hormiga no cuenta con mandíbulas grandes, no puede picar y, en general, parece presa fácil para cualquier depredador... Hasta que uno se atreve a acercarse.
Fotografía de Alexey Kopchinskiy

En las copas de los árboles de Borneo vive una hormiga con un secreto mortal: puede explotar.

Por fuera, es una hormiga de color pardusco poco llamativa. No tiene mandíbulas grandes, no puede picar y, en general, parece presa fácil para cualquier depredador hambriento.

Pero cuando estas hormigas se sienten amenazadas, suben sus traseros a modo de advertencia, según explica Alice Laciny, entomóloga del Museo de Historia Natural de Viena, Austria, que describió la primera nueva especie de hormiga explosiva descubierta desde 1935 en la revista Zookeys.

A continuación, si el atacante —por ejemplo, una hormiga tejedora, mucho más grande— no retrocede, una o más hormiguitas la muerden, doblan su parte trasera hacia dentro, flexionándola tanto que sus abdómenes explotan. Al autodestruirse, las hormigas se sacrifican para proteger al resto de la colonia.

Laciny y sus coautores llamaron a la nueva hormiga Colobopsis explodens, aunque la capacidad de explotar no es el único atributo interesante de la especie. Por ejemplo, cuando explotan, las hormigas secretan un líquido de color amarillo brillante, pegajoso y tóxico.

Es más, según Laciny, esta baba amarilla letal tiene un olor distintivo y no del todo desagradable que recuerda al curry.

Una para todas y todas para una

La ciencia conoce la existencia de las hormigas explosivas desde hace más de 100 años, pero son muy raras, según explica Tomer Czaczkes, ecólogo del comportamiento especializado en hormigas en la Universidad de Regensburg, Alemania.

Aunque suicidarse para proteger a la colonia parece un pelín extremo, puede tener sentido desde un punto de vista más general.

Las hormigas viven en grupos enormes. Esto las convierte en una fuente de alimento fácil para innumerables depredadores.

Esta es la razón por la que las hormigas han desarrollado formas tan inteligentes para defenderse.

Hormiga explosiva
Las pequeñas hormigas explotan y secretan un líquido amarillo que mata a depredadores mucho más grandes, como esta hormiga tejedora.
Fotografía de Alexey Kopchinskiy

«Casi todas las hormigas pueden morder, picar o expulsar ácido fórmico», afirma Czaczkes.

Algunas especies, como las hormigas tortuga de Centroamérica y Sudamérica, pueden responder al peligro saltando de una rama y planeando hasta un lugar seguro en el tronco de un árbol. Otras, como la hormiga de mandíbulas trampa, usan sus mandíbulas para catapultarse a un lugar seguro.

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    Czaczkes señala que el sacrificio tampoco es exclusivo de las hormigas explosivas. De hecho, existe una especie de hormiga en Brasil que cierra sus colonias en la arena cada noche, probablemente para evitar que los depredadores encuentren a las hormigas mientras duermen. Pero para borrar todo rastro del nido sobre la superficie, entre una y ocho obreras se quedan fuera para sellar la entrada.

    Para el atardecer, la mayoría estarán muertas.

    Aguanta el portón

    Otro aspecto inusual de las hormigas explosivas es su división del trabajo. Entre la mayoría de hormigas, las hormigas de mayor tamaño, o mayores, realizan gran parte de las labores de defensa y ataque. Por eso resulta curioso que en el caso de la C. explodens, las hormigas más pequeñas, o menores, son las que van armadas con los productos químicos defensivos.

    Hormiga explosiva
    El líquido de la hormiga explosiva también la mata, por eso cada explosión es un sacrificio por la colonia.
    Fotografía de Alexey Kopchinskiy

    «Las mayores apenas se observan en estado salvaje, ya que suelen quedarse dentro del nido», afirma Laciny, que también está realizando su doctorado en la Universidad de Viena.

    Pero las grandotas son unas inútiles. De hecho, Laciny y sus colegas descubrieron que las mayores tienen rostros con forma de enchufe que usan para convertirse en topes vivientes, sirviendo como barricada en la entrada del nido si los menores y sus detonadores traseros no pueden repeler al atacante.

    En sus futuras investigaciones, Laciny pretende desvelar más misterios sobre las hormigas explosivas, como qué hay exactamente dentro del distintivo líquido amarillo y cómo las hormigas usan explosiones coordinadas para vencer a atacantes de mayor tamaño.

    Por desgracia, los árboles que sirven de hogar a las hormigas explosivas sobreviven en una de las pocas selvas intactas que quedan en Borneo, lugares donde llueve en cantidades «inimaginables para una persona de Europa central», afirma Laciny.

    «Y nunca hay silencio», añade. «O escuchas el sonido de la lluvia o el canto de las cigarras, las aves, los monos aulladores... ¡Es como un mundo diferente!»

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