Este escarabajo puede resistir 40 veces más fuerza 'g' que un piloto de combate
Los eláteros o escarabajos clic son unos de los muchos acróbatas desconocidos de la naturaleza con ingeniosas estrategias de huida.
Muchos primates son acróbatas naturales, como el gibón saltador de árboles, el orangután e incluso algunos humanos (¡hola, Circo del Sol!).
Pero el reino animal está lleno de acróbatas desconocidos que realizan piruetas aéreas impresionantes, a veces sin tener patas.
Las rayas
Muchas rayas del género Mobula, que viven en océanos tropicales, tienen movimientos gráciles. Las mantarrayas son famosas por sus ballets subacuáticos, que los turistas pueden presenciar en Hawái.
Las rayas águila saltan misteriosamente fuera del mar, dando la sensación de que pretenden volar.
Podría «estar persiguiéndolas un tiburón limón», señala George Burgess, un ictiólogo del Museo de Historia Natural de Florida, pero probablemente saltan para practicar: cuanto mejor se les dé saltar, más probable será que logren huir de sus depredadores.
También podría ser que «a las hembras podrían impresionarles más los 'peces gordos' que pueden saltar más tiempo, más alto y salpican más», afirma Burgess, aunque añade que las hembras también saltan.
Los escarabajos clic
Las 900 especies de escarabajos clic que existen en el mundo tienen una forma singular de enderezarse cuando caen boca arriba, sobre su espalda.
Cuando se siente amenazado, el insecto contrae una articulación que une dos segmentos de su cuerpo, según explica Gal Ribak del Laboratorio de Biomecánica de la Locomoción Animal de la Universidad de Tel-Aviv.
Al liberar esa energía elástica, generan un clic sonoro y se propulsan en el aire a 380 veces la fuerza de la gravedad, dejando a sus depredadores pasmados.
Sin embargo, los escarabajos clic no clavan el aterrizaje. En un estudio de 2011, Ribak descubrió que el insecto tiene poco control sobre el lugar en el que aterriza tras su explosión aérea.
Los arácnidos
La moradora marroquí denominada araña «flic flac» comparte el nombre con una acrobacia de gimnasia, elevándose sobre sus patas traseras y dando volteretas para alejarse de los depredadores, incluso cuesta arriba.
A Jo-Anne Sewlal, aracnóloga de la Universidad de las Indias Occidentales, no le sorprende que la araña del desierto haya desarrollado este medio de defensa.
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Para empezar, tienen mucho espacio para dar volteretas: Su hogar «es solo arena; la araña no tiene que sortear obstáculos como ramitas o piedras», afirma.
Es más, la araña acróbata —como todas las arañas de la familia Sparassidae— tiene fuertes músculos en las patas debido a su papel de «cazadora activa, sin depender de trampas como telas para atrapar a sus presas».
La araña Mesabolivar aurantiacus vive en las raíces tabulares de los árboles en los bosques de Trinidad. Cuando la molestan «gira su cuerpo trazando un círculo amplio a tal velocidad que parece un borrón para el ojo humano», afirma Sewlal.
Los trepadores
Las cuatro especies de trepadores nativos de Norteamérica y de partes de Centroamérica tienen el singular hábito de bajar del árbol caminando sobre el tronco gracias a sus grandes patas y estrechas garras, que le permiten agarrarse a grietas diminutas en la corteza.
Estas pequeñas aves no son solo acróbatas, sino que también son habilidosas. Los trepadores emplean herramientas como agujas de pino, ramitas y fragmentos de corteza para hurgar en busca de insectos que devorar.
Los tiburones
A veces es el depredador quien da un salto al vacío.
Cuando persiguen a sus presas, los makos —la especie de tiburón más rápida del mundo— salta del océano y «realiza piruetas en el aire», según explica Burgess, experto en tiburones.
Los tiburones de punta negra y los tiburones de aleta negra, que viven en aguas tropicales y subtropicales, también saltan y giran como patinadores sobre hielo mientras están en el aire. ¿Por qué?
«Porque pueden», sentencia Burgess.