Los tiburones de Port Jackson prefieren el jazz a la música clásica

Según un nuevo estudio, si se les da un incentivo alimentario, los jóvenes depredadores pueden desarrollar el gusto por las canciones de jazz.

Por Elaina Zachos
Publicado 11 may 2018, 15:43 CEST
Tiburón de Port Jackson
Un tiburón de Port Jackson nada en Nueva Gales del Sur.
Fotografía de Fred Bavendam, Minden Pictures, National Geographic Creative

Un nuevo estudio afirma que a los tiburones podría irles el jazz.

Al igual que otros peces, los tiburones son expertos a la hora de guiarse por los sonidos. Las ondas de sonido pueden viajar hasta cuatro veces más rápido en el agua que en el aire, y los peces suelen usarlas para encontrar comida, localizar escondites y comunicarse con otros peces.

Pero ¿pueden los tiburones, más inteligentes que otros peces, diferenciar la música y asociar las canciones con la comida? Usando la ciencia, la estudiante de doctorado Catarina Vila-Pouca y el profesor Culum Brown, ambos del laboratorio de peces de la Universidad de Macquarie en Marsfield, Nueva Gales del Sur, han descubierto que puede entrenarse a los depredadores para vincular la música jazz con un incentivo alimenticio.

Sus resultados han sido publicados en la revista Animal Cognition esta semana.

Entrenando a tiburones

Cuando las presas moribundas se retuercen en el agua, este movimiento emite un «zumbido delicioso» de baja frecuencia que atrae a la zona a depredadores de mayor tamaño. Pero en realidad el sonido no es un zumbido, sino que consta de pulsos rápidos, que los tiburones prefieren frente a los ruidos monótonos.

En el pasado, los expertos pensaban que los tiburones asociaban los sonidos del motor de un barco con comida. En el buceo en jaula, se suele atraer a los tiburones con cebos sangrientos para que los superdepredadores se acerquen a los buzos. Pese a la creencia popular, los tiburones no son máquinas mortales devoradoras de humanos.

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Los investigadores tenían la hipótesis de que los tiburones podían aprender a asociar el estímulo musical con una recompensa alimenticia y diferenciar los tipos de estímulos. También querían comprobar si los rasgos de personalidad influyen en el rendimiento cognitivo individual. Estudios previos han aportado pruebas de que los tiburones, al igual que los humanos, tienen rasgos de personalidad específicos: algunos son sociables, mientras que otros parecen ser más introvertidos.

Para el estudio, los investigadores pusieron música de jazz en altavoces colocados en un extremo del tanque y enseñaron a ejemplares jóvenes de tiburones de Port Jackson a ir a un comedero como recompensa. De los ocho tiburones entrenados, cinco parecían haber aprendido a identificar los ritmos del jazz.

Sin embargo, los investigadores descubrieron que los tiburones no pueden diferenciar inmediatamente entre géneros. Cuando ponían jazz y música clásica en altavoces diferentes colocados en extremos opuestos del tanque, los tiburones se mostraban confusos y no sabían a qué fuente de alimento nadar.

«Yo diría que la música de jazz tendría un ritmo más regular por el que los tiburones estarían más acostumbrados a sentirse atraídos», afirma Phillip Lobel, profesor de biología de la Universidad de Boston y becado de National Geographic que no participó en el estudio.

Más adelante, entrenaron a los tiburones a distinguir entre el jazz y la música clásica y a nadar hacia esquinas opuestas del tanque. Sin embargo, su reacción al jazz disminuyó: algunos tiburones desarrollaron una inclinación por nadar hacia el lado derecho del tanque, que no era el lado con música jazz.

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    «La tarea es más difícil de lo que parece, porque los tiburones tenían que aprender que lugares diferentes estaban asociados con un género particular de música, que a continuación se vinculaba a una fuente de alimento», explica Brown en un comunicado de prensa. «Quizá con más entrenamiento lo habrían averiguado».

    Inteligencia musical

    Vila-Pouca afirma que los resultados del estudio podrían aportar información sobre la capacidad de aprendizaje de los tiburones. Aunque la investigación solo estudió tiburones de Port Jackson, los expertos dicen que algunas especies son más inteligentes que la media entre peces.

    «Cuando estoy en el barco, [los tiburones blancos] sacan la cabeza del agua y me miran directamente a los ojos», contó al Smithsonian Magazine en 2008 el experto en tiburones Leonard Compagno. «Se alimentan de animales sociales con cerebro grande, como focas y delfines, y para hacerlo tienen que funcionar un nivel por encima de la mentalidad simple y maquinal de los peces normales».

    Lobel dice que el estudio hace hincapié sobre el papel dañino que desempeña la contaminación acústica en los hábitats marinos. Añade que, cuando los barcos pasan por criaderos de tiburones poco profundos, el ruido del motor puede dañar físicamente a los depredadores y afectar a su capacidad para encontrar comida en el futuro.

    «Sería como hacer sonar una bocina de aire en el oído de un bebé», afirma Lobel. «Probablemente lo dejaría sordo el resto de su vida».

    Según Vila-Pouca, educar al público general sobre los tiburones y su inteligencia podría ayudar a disipar los rumores sobre ellos, y resume su opinión en un comunicado de prensa:

    «Entender mejor este aspecto ayudará a crear una opinión pública positiva sobre los tiburones y podría cambiar la voluntad pública y política hacia su conservación».

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