Los animales más amenazados de España: 21 aves en peligro de extinción

Las aves son un indicador de la salud y calidad de vida los ecosistemas, pero su declive generalizado empuja al borde de la extinción a las 21 especies de aves incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas.
Un águila imperial posándose sobre una rama.
Fotografía de Jesús Rodríguez-Osorio-SEO, BirdLife
Por Manuel Moncada Lorén
Publicado 14 jun 2018, 17:58 CEST, Actualizado 3 ene 2022, 17:16 CET

Las aves son un animal clave en su papel como agente medioambiental al alertarnos de lo que sucede en nuestro entorno, desde las áreas urbanas al medio rural, donde según la organización conservacionista SEO/Birdlife se concentra en mayor medida la pérdida de población de aves. Según sus cifras, de las casi 300 especies de aves protegidas en España, 137 sufren algún grado de amenaza que afecta a su supervivencia. 

La intensificación de la actividad agrícola a través del despliegue de monocultivos, la utilización de productos químicos y la eliminación de las lindes provocan que nuestros campos se queden sin insectos, pequeños reptiles, roedores, y por extensión, sin aves.

Esenciales para conocer la salud de los ecosistemas

La presión medioambiental que el ser humano ejerce sobre los hábitats de estas aves provoca que se vean obligadas a anidar en las modernas construcciones y jardines urbanos, pero no sin dificultad. A las aves les resulta difícil adaptarse al mundo que hemos dejado para ellas, donde los pesticidas y el abandono de las áreas rurales provocan un difícil acceso al grano y a los pequeños animales de los que se alimentan.

De las 21 especies de aves que figuran en las categorías más altas de amenaza según el Catálogo Español de Especies Amenazadas, hemos seleccionado las doce que se encuentran en mayor peligro.

Urogallo cantábrico

El urogallo es un animal silencioso pero con un característico canto.
Fotografía de Nudelbraut

El urogallo cantábrico es considerado como un emblema de la conservación de los bosques de montaña. Las poblaciones cantábricas de esta ave, de aspecto inconfundible por su llamativa cola, cejas rojas y su característico comportamiento nupcial, se encuentran en situación crítica y se aproxima peligrosamente a la extinción.

En la actualidad la especie ha desaparecido de vastas zonas del norte de Castilla y León y padece un declive del 30 % en Cataluña.  En Aragón se contabilizaron menos de 40 machos en 2011 y se considera desaparecido de Galicia. Su presencia es prácticamente inexistente en Cantabria y Navarra, por lo que el estado de conservación del urogallo es realmente grave.

Resulta difícil de encontrar debido a su tímido y discreto carácter, ya que es una especie silenciosa casi todo el año, por lo que su búsqueda es más sencilla si se rastrean sus huellas y excrementos. Cuando se tiene la fortuna de hallarlo, su presencia resulta espectacular, sobre todo en el momento de emprender el vuelo.

Cerceta pardilla

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    Cerceta pardilla avistada en Clot-de-Galvany, Alicante, España.
    Fotografía de Ferran Pestaña

    Menos famosa que su vecino, el lince ibérico, la considerada como reina de la marisma es otro de los habitantes de Doñana. Esta anátida de característicos tonos marrones llegó a ser el nidificante más común en la desembocadura del Guadalquivir, con agrupaciones de más de mil ejemplares.

    Hoy en día, su población reproductora en España varía enormemente en función de la calidad del hábitat, aunque se mantiene en torno a las 200 parejas. Casi la totalidad de los ejemplares -el 80% de la población- se concentran en el humedal El Hondo (Alicante) y está prácticamente desaparecida como reproductora en los límites del Parque Nacional de Doñana.

    Alcaudón chico

    Alcaudón chico en la Plana de Lleida.
    Fotografía de Marc Galvez

    Este símbolo del declive de las aves agrarias es uno de los pájaros más escasos de la avifauna ibérica, por lo que en nuestro país está catalogada como “En peligro crítico”.

    La intensificación agraria es la más grave amenaza a las que se enfrenta. Además de un plan que asegure su conservación, los ecologistas exhortan a las autoridades para que adopten políticas agrarias que faciliten la conservación de la avifauna ligada a los medios agrarios.

    De dieta insectívora, el declive de los pocos ejemplares de esta especie evidencia la precaria situación que atraviesan las aves ligadas a los cultivos en España. Su distribución aparece muy localizada en enclaves dispersos de Aragón y Cataluña.

    Pardela balear

    Ejemplar de pardela balear en el mar Mediterráneo.
    Fotografía de Pep Arcor-SEO, BirdLife

    Esta ave marina sigue su lento pero constante camino hacia la extinción, ya que cuenta con un área de reproducción muy pequeña en las Islas Baleares, lo que unido a una población reproductora muy reducida (3.193 parejas), hace que nos encontremos ante las características que definen a una de las aves más amenazadas.

    Una de las causas más importantes de su declive es la depredación en las colonias de cría por parte de mamíferos introducidos (ratas y gatos principalmente) y en menor medida por la mortalidad producida como resultado de las capturas accidentales en aparejos de pesca.

    En 2004, un estudio demográfico alertó sobre la situación de la pardela balear, anunciando un declive que podría llevar a la extinción de la especie en tan solo unas décadas. Más de diez años después, el pronóstico para la especie no ha mejorado.

    Pese a todos estos cambios y según las conclusiones del estudio, la pardela balear se encuentra al borde de la extinción.

    Milano real

    Milano real en vuelo en el municipio de Algete, Madrid (España).
    Fotografía de Mario modesto

    Esta rapaz de tamaño mediano ha experimentado un acusado descenso en los últimos años y el Espacio Natural de Doñana supone prácticamente la última zona de reproducción del milano real en Andalucía.

    La baja productividad registrada durante 2015 en el reducto de Doñana, incrementa el riesgo de extinción del milano real en Andalucía. Se trata de una especie catalogada como “en peligro” según el Libro Rojo de las Aves de España y “en peligro crítico” según el Libro Rojo de los Vertebrados Amenazados de Andalucía”.

    Entre las amenazas que se acorralan a los últimos milanos reales en España, se cuentan el uso de cebos envenenados, la electrocución en el tendido eléctrico o la competencia con otras aves

    El águila imperial ibérica

    El águila imperial es una de las rapaces más afectadas por los tendidos eléctricos.

    Fotografía de José Antonio Lagier Martin, Wikimédia Commons

    Una de las aves más amenazadas del mundo, especialmente por los tendidos eléctricos, es el águila imperial ibérica. El área de distribución de esta rapaz se limita al Mediterráneo occidental, con una población reproductora que se concentra en el suroeste y centro de España.

    Estas muertes accidentales ocurren por colisión (cuando el animal impacta contra un cable que no ve) o por electrocución (cuando se posan en cable no aislado).

    Se han contabilizado 120 muertes de águila imperial por este motivo en 15 años, cuando sólo quedan 220 parejas reproductoras. A pesar de que ha habido una recuperación de su población, sigue siendo necesaria la aplicación de medidas de conservación para su recuperación.

    Los expertos consideran que además de partidas presupuestarias que garanticen su conservación, las eléctricas también deben poner de su parte, pero la normativa actual carga al Estado y las Comunidades Autónomas con los gastos relativos a la modificación de los tendidos y mantiene al margen a estas empresas de las muertes que generan sus infraestructuras.

    Quebrantahuesos

     

    Un quebrantahuesos adulto alimenta a su polluelo.
    Fotografía de Fundación para Conservación del Quebrantahuesos

    Uno de los emblemas medioambientales del Pirineo Aragonés, el “buitre barbado”, más conocido como quebrantahuesos, es la única rapaz que se alimenta de huesos gracias a la gran cantidad de células secretoras de ácido que facilitan la digestión de su áspero sustento.

    En sólo veinte años, el quebrantahuesos ha pasado de ser un ave seriamente amenazada a convertirse en un importante atractivo turístico para los habitantes de las zonas de montaña donde habita.

    Con una superficie alar de hasta tres metros de envergadura, esta ave de majestuoso vuelo posee un anillo de color rojo en sus ojos y una distintiva cabeza blanca como principales rasgos identificativos y ha duplicado su población en Aragón gracias a las acciones llevadas a cabo por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ).

    A pesar de los esfuerzos conservacionistas, los tendidos eléctricos, los productos raticidas o algunas actividades deportivas siguen representando una seria amenaza para los quebrantahuesos que habitan en el Pirineo o en la Sierra de Guara.

    Malvasía cabeciblanca

    Una malvasía cabeciblanca a punto de sumergirse.
    Fotografía de Ferran Pestaña

    Este pato buceador resulta inconfundible por su característica cola larga y afilada, que suele mantener erguida mientras nada.

    El hábitat de este anátido se ha visto afectado en los últimos años por una especie invasora de origen americano, la malvasía canela, con la cual se aparea provocando variaciones genéticas que dificultan su conservación.

    Su distribución en España se encuentra principalmente en las zonas de Castilla-La Mancha, Valencia y Andalucía.

    Al igual que el resto de aves en  peligro de extinción, la pérdida de su hábitat, la caza furtiva y el deterioro de los humedales hacen que siga en declive la población española de esta ave acuática.

    Focha moruna

    Una focha moruna surca las aguas de un lago.
    Fotografía de jeanvdmeulen

    La focha moruna es una especie que se encuentra en peligro de extinción en toda España, y en Andalucía ya ha alcanzado el estatus de situación 'critica'.

    Esta ave acuática, de color negro, se caracteriza por el gran pico blanco que se extiende hacia atrás por encima de su frente. Se diferencia de la focha común, en que tiene dos pequeñas protuberancias a modo de cuernecillos de color rojo sobre su cabeza, lo que le ha hecho merecedora del nombre focha cornuda.

    Siente predilección por las lagunas abiertas con bosques de ribera, donde busca refugio. Construye sus nidos formando pequeñas islas en las que deposita e incuba los huevos.

    La focha moruna presenta una población autóctona escasa y sigue dependiendo de los planes de reintroducción y recuperación.

    Esta especie está incluida en los programas de recuperación puestos en marcha en Doñana y las Marismas del Odiel y otras zonas han sido objeto de reintroducciones en los humedales del sureste, como la Charca de Suárez, en Motril y las lagunas de Roquetas de Mar, en Almería.

    Escribano palustre

    Un escribano palustre en un carrizal durante el invierno.
    Fotografía de Jo Garbutt

    La que fue declarada Ave del Año en 2009 por su delicada situación, el escribano palustre, no presenta una población consistente, según el censo realizado en 2015 por la Universidad de Valencia, y sigue siendo una de las aves españolas más raras y amenazadas.

    La desaparición o alteración de los carrizales en los humedales donde habita y los problemas derivados de la intensificación de las actividades agrícolas propias de los monocultivos parecen ser en el origen de la progresiva merma poblacional de estos pájaros.

    El declive de estas aves, con un área de distribución menor de 500 kilómetros cuadrados en 2005, fueron los motivos por los cuales la especie fue considerada como “En Peligro” en el Libro Rojo de las Aves de España.

     

    Alimoche canario 

    La subespecie canaria del alimoche común, también llamada guirre, es la única ave rapaz carroñera que se encuentra en las islas. El alimoche canario es un ave de gran tamaño, entre 50 cm y 70 cm de longitud y 145 -165 cm de envergadura, y sin embargo, es de las aves rapaces más pequeñas de Europa. El plumaje del cuerpo es de color blanco hueso y la cabeza y la garganta, donde no tiene plumas, son más oscuras, de color amarillento. Para reconocerla, algo muy característico es el color amarillo de su cara, que continúa hasta el final del pico, donde se torna negro. Las patas también son amarillas. Los guirres jóvenes, en cambio, son de color marrón-oscuro o incluso negro. Debido a la pérdida de hábitat, el alimoche canario está considerado en peligro crítico de extinción. 

    Todas las parejas de esta especie endémica de las Islas Canarias se localizan en Fuerteventura, excepto una que vive en Lanzarote. Auqnue se ha constatado la presencia de algún ejemplar en otras islas, esto corresponde a movimientos entre islas que tienen lugar con poca frecuencia. Sus poblaciones sufrieron un gran desplome en 1950 debido a las invasiones de langosta. 

    Alimoche canario 

    La subespecie canaria del alimoche común, también llamada guirre, es la única ave rapaz carroñera que se encuentra en las islas. El alimoche canario es un ave de gran tamaño, entre 50 cm y 70 cm de longitud y 145 -165 cm de envergadura, y sin embargo, es de las aves rapaces más pequeñas de Europa. El plumaje del cuerpo es de color blanco hueso y la cabeza y la garganta, donde no tiene plumas, son más oscuras, de color amarillento. Para reconocerla, algo muy característico es el color amarillo de su cara, que continúa hasta el final del pico, donde se torna negro. Las patas también son amarillas. Los guirres jóvenes, en cambio, son de color marrón-oscuro o incluso negro. Debido a la pérdida de hábitat, el alimoche canario está considerado en peligro crítico de extinción. 

    Todas las parejas de esta especie endémica de las Islas Canarias se localizan en Fuerteventura, excepto una que vive en Lanzarote. Auqnue se ha constatado la presencia de algún ejemplar en otras islas, esto corresponde a movimientos entre islas que tienen lugar con poca frecuencia. Sus poblaciones sufrieron un gran desplome en 1950 debido a las invasiones de langosta. 

    Fotografía de Carlos Delgado, Wikimédia Commons

    El avetoro común 

    Propia de los humedales de Eurasia y África, el avetoro común debe su nombre a su característica llamada similar al mugido de los toros. Esta garza robusta con plumaje de tonos pardos claros con listados y veteados oscuros tiene una amplia distribución, desde los montes Urales y Siberia oriental hasta el Mediterráneo por la zona sur. Algunas poblaciones son sedentarias y se quedan en la misma zona todo el año, pero las poblaciones más septentrionales generalmente son migratorias y viajan a regiones más cálidas.

    La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasifica su estado de conservación como especie de conservación menor, aunque la tendencia global de la población es descendente. La principal amenaza a la que se enfrenta la especie es la destrucción de los carrizales y la desecacción de los humedales.

     

    La subespecie meridional del avetoro común ha sufrido descensos de población catastróficos durante el siglo XX debido a la degradación de los humedales.

    Fotografía de Wikimédia Commons

    Avifauna amenazada en España

    En España, el 31 por ciento de los vertebrados terrestres están amenazados, y en lo que concierne a las aves, una cuarta parte de los pájaros españoles están presentes en alguna de las categorías del Catálogo Español de Especies Amenazadas.

    Junto a estas doce especies, en España hay otras nueve especies seriamente amenazadas, muy escasas o con un área de distribución muy reducida, y que requieren la acción inmediata de las administraciones competentes en los lugares que habitan para poner en marcha planes de recuperación para que estos 21 magníficos animales abandonen los niveles más altos de amenaza.

    Entre ellas se encuentran el porrón pardo, el halcón tagarote, el torillo, la avutarda hubara, el zarapito real, el fumarel común, el arao común, el pico dorsiblanco y el pinzón azul de Gran Canaria.

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