Una pitón se traga entera a una mujer: los expertos hablan del inusual ataque

La explotación de su hábitat natal podría influir en su conducta, pero los humanos tienen un largo historial de conflictos con serpientes.

Por Sarah Gibbens
Publicado 19 jun 2018, 11:14 CEST
Pitón reticulada
Una pitón reticualda, Broghammerus reticulatus, en el zoo de Naples.
Fotografía de Joël Sartore, National Geographic Photo Ark

La presunta muerte de una mujer en Indonesia por el ataque de una gran serpiente ha planteado preguntas sobre cómo afecta el desarrollo humano a personas y serpientes.

Wa Tiba, de 54 años, estaba en su huerto cuando, según se cree, la atacó una pitón reticulada de 7 metros de largo.

Los medios locales informan que se inició una búsqueda cuando Tiba no regresó a casa. La serpiente fue descubierta cerca con el estómago hinchado. Cuando los habitantes de la localidad donde vivía Tiba mataron a la serpiente y la abrieron en canal, encontraron a la mujer muerta, intacta y tragada entera. Un vídeo de este encuentro mortal ha estado circulando por Internet.

El incidente ha ocurrido justo un año después de que una pitón reticulada se tragase a un hombre de 25 años, también en Indonesia.

Las pitones reticuladas son originarias de Indonesia y hay quien ha especulado que la explotación de su hábitat por parte de los humanos está aumentando las probabilidades de que ocurran ataques de pitones. Pero será necesario investigar más para afirmarlo con seguridad, según los expertos.

Cómo ocurrió

«Detienen el corazón», afirma Max Nickerson, del Museo de Historia Natural de Florida. «Es increíble lo rápido que ocurre».

Nickerson ha tenido pitones reticuladas como mascotas y dice que, aunque cada serpiente es diferente, la especie en sí es «susceptible». Cuando matan, hunden sus enormes mandíbulas en sus víctimas y se enrollan a su alrededor hasta que detienen el flujo sanguíneo.

Scott Boback, ecólogo de vertebrados en el Dickinson College en Carlisle, Pensilvania, señala que la especie es depredadora por emboscada. En lugar de buscar presas, espera a que sus víctimas pasen junto a ella.

«Un depredador por emboscada como una pitón reticulada usa la lengua como sensor de sustancias químicas», afirma Boback. «Encuentran zonas por donde ha pasado varias veces una presa. Detectan esas sustancias químicas y puede tender una emboscada en ese camino».

Por qué ocurrió

Los ataques de pitones reticuladas son raros, lo que hace que sus horripilantes consecuencias sean todavía más impactantes. Normalmente, las serpientes se alimentan de mamíferos (de hasta el tamaño de un ciervo) y aves, pero también han sido documentadas devorando presas más peligrosas, como aligátores.

Cuando el hombre indonesio murió el pasado marzo, los expertos especularon que la deforestación causada por la industria de aceite de palma del país podría estar haciendo que los ataques fueran más probables, al matar a las otras pesas de las serpientes y quitándoles su hábitat natural.

«Las más grandes adoran reptar y trepar, y consiguen mucha comida en los bosques y los árboles», afirma Nickerson. Debido a la devastación de su hábitat, podrían verse obligadas a mantenerse con vida con medios alternativos.

Sin embargo, actualmente no está claro si la pitón que atacó a Tiba había sufrido esa misma alteración de hábitat. Y Boback señala que el conflicto entre humanos y serpientes no es una novedad.

«Existe una extensa relación con las serpientes grandes a lo largo de la historia», afirma. Algunos estudios han demostrado que nuestros cerebros podrían estar programados para detectar y temer a las serpientes, como forma de protección evolutiva.

Un estudio publicado en 2011 demostró que un grupo de personas que vivía en las junglas filipinas no solo compartía una historia evolutiva con las serpientes, sino que también competía con ellas. Un sondeo determinó que el 26 por ciento de los hombres de la aldea habían sido atacados por pitones.

Se necesitarán más investigaciones para saber si los ataques de pitones a personas están aumentando en Indonesia. Boback señala que cualquier cambio en su entorno podría influir en el comportamiento de los reptiles, pero los científicos no están seguros de hasta qué punto pueden adaptarse las pitones atacando a seres humanos, o si las recientes noticias han recibido más atención por las redes sociales, la rápida proliferación de las cámaras y el aumento de la cobertura informativa.

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