El aeropuerto internacional de aves de Urdaibai
Hasta 250 especies de aves en tránsito hacen escala cada año en las casi 22.200 hectáreas de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, un enclave de alto valor ecológico que es Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la Red Natura 2000.
La Reserva de la Biosfera de Urdaibai se asienta en la cuenca hidrográfica del río Oka y se extiende hasta su desembocadura en el estuario del Urdaibai, un enclave de gran valor biológico surcado por acantilados costeros, zonas de marisma, robledales y encinares cantábricos que acogen a estas viajeras incansables en su periplo migratorio.
Las zonas de marisma del estuario son la estrella de la reserva, nutrida con las aguas aportadas fundamentalmente del río Oca u Oka, que comparte el nombre con el que recorre tierras burgalesas, aunque es lo único que tienen en común, ya que el Oka de Urdaibai se nutre de los aportes de varios arroyos provenientes de los montes Goroño, Oiz, Bizkargi y Arburu.
A pesar de que las zonas de marisma de este enclave vizcaíno no son “terminales” tan concurridas como las del Parque Nacional de Doñana (Huelva) o la Laguna de la Nava (Palencia), que acogen a decenas de miles de ejemplares en tránsito, este entorno cuenta con una gran variedad de hábitats que permiten al observador experimentado avistar aves muy diferentes a lo largo de una mañana.
Uno de los lugares de obligada visita para el observador de aves en este enclave lo constituye el centro de interpretación Urdaibai Bird Center, situado junto a las marismas del interior de la reserva.
El centro hace las veces de “terminal” aeroportuaria con "pistas de aterrizaje" en los humedales y cuenta las “historias de aves que vienen y van”, un relato que otorga la museografía al centro para que los visitantes entiendan rápidamente el concepto, ha explicado a National Geographic José Mari Unamuno, director del Urdaibai Bird Center.
Cerca de 250 especies visitan la Reserva de la Biosfera de Urdaibai cada año, desde aves marinas en los acantilados costeros de la cornisa cantábrica, a las aguas palustres de las marismas pasando por los robledales y encinares cantábricos.
El centro dispone de varios observatorios de aves ocultos (bird hides en inglés) desde donde el visitante paciente y discreto podrá seguir de cerca los movimientos y evoluciones de las aves.
Los periodos más interesantes para el avistamiento de aves son “las épocas de invernada y de migración”, ha asegurado Unamuno, ya que es entonces cuando cientos de especies de aves se dan cita en el mayor humedal del País Vasco.
Es precisamente en esas fechas cuando hacen acto de presencia algunos de los habitantes más ilustres y emblemáticos del estuario del Urdaibai.
Una de ellas sería la golondrina, emblema del centro, ya que esta ave tan vinculada con el entorno es el clásico “habitante de los caseríos, ya que cada uno tiene su pareja de golondrinas”.
Otra de las aves singulares es el águila pescadora, una “especie que en el pasado criaba en la península ibérica” y que ha sido objeto de proyectos de recuperación con el objetivo de devolver esta rapaz a la costa cantábrica.
El proyecto de recuperación del águila pescadora es el que en la actualidad ocupa el tiempo y los esfuerzos de los investigadores en Urdaibai; una iniciativa desarrollada de forma conjunta con el Gobierno de Escocia, desde donde han traído hasta 60 pollos -doce cada año- de águila pescadora en cinco años.
La idea es que los pollos que han sido introducidos en la reserva "piensen que han nacido aquí cuando vuelvan de África dos años después siendo ya maduros, para que formen sus nidos en lo que creen que es su hogar", ha explicado Unamuno, .
Unamuno ha recordado que “ahora mismo tenemos un macho que está a punto de asentarse” y que se sumaría a la pareja “ya instalada” en el sur de Francia y a otra que está criando en estos momentos en la bahía de Santander.
El director del centro de interpretación de aves ha recordado que para distinguir al estuario con el título de Reserva de la Biosfera, “desde Europa nos pedían alguna especie emblemática que hiciera a este enclave merecedor de tal reconocimiento”.
Fue entonces cuando decidieron optar por espátula común, una zancuda caracterizada por su costumbre de menudear los fondos de los humedales mientras hurga en el fango con el pico aplanado que da el nombre a estas aves.
La espátula es un visitante ocasional que “utiliza Urdaibai como punto de parada en su viaje a las zonas de invernada de Mauritania desde las islas de Frisia (Países Bajos), donde se reproduce”.
Según ha explicado Unamuno, el verano “no es la mejor época del año” para observar grandes movimientos porque es “la época de cría”, pero sí se puede contemplar a “las especies que anidan en Urdaibai, como los distintos tipos de garzas, cigüeñuelas, y las aves limícolas.”
Entre los limícolas que se han acercado a esta zona de repostaje para aves se encuentran los archibebes claros, andarríos grandes y los chorlitejos chicos.
A pesar de que se trata de un espacio muy humanizado e integrado por 22 municipios con una población de unos 45.000 habitantes, Unamuno ha asegurado que la reserva “mantiene el equilibrio entre la actividad económica y la conservación gracias a un modelo de desarrollo sostenible”.
Próximas a los humedales se encuentran las cuevas del paleolítico con arte rupestre, que aportan más valor si cabe a este entorno "que desde el punto paisajístico está muy bien conservado”, frente a otras zonas “más difíciles de mantener intactas”, como la costa.
Sin embargo, el trabajo realizado permite disfrutar de amplias “zonas de campiña y de marisma que lo hacen especial”.
El centro de interpretación de aves de Urdaibai desarrolla su actividad en torno a tres ejes. El primero de ellos es la conservación e investigación, tarea que afrontan con “un esfuerzo constante de anillamiento y monitorización de aves de la rerserva, con proyectos de seguimiento por satélite”.
La segunda rama sería la educación ambiental, que para el director es “fundamental”. Cada año cientos de escolares del País Vasco y del resto de España acuden al centro para desarrollar su sensibilidad ambiental en los más jóvenes, un aspecto clave para la conservación en el futuro.
La tercera pata en la que se apoya Urdaibai para poner en valor esta zona que rebosa vida es el turismo sostenible de observación y divulgación sobre los tesoros biológicos que se ocultan entre los juncos y carrizos de este humedal vizcaíno
Esta magnífica estación de servicio de las aves fue incluida por la UNESCO en su lista de reservas mundiales de la biosfera en 1984 gracias a su alto valor medioambiental, con cientos de especies de flora entre las que destacan los bosques de encinas cantábricas, los robledales y las landas, además de mamíferos como los visones europeos y los gatos monteses.
Como reconocimiento a la evidente importancia ornitológica de la Reserva de la Biosfera, sus humedales recibieron la condición de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en 1994, pasando a formar parte de la Red Natura 2000, el mayor conjunto de espacios naturales del mundo al que España contribuye con casi un tercio de su territorio.