Conoce al adorable quol, el marsupial australiano que estuvo al borde de la extinción
Hace 50 años se vio al último de estos animales en Australia continental, pero ahora podrían volver a casa.
Puede que la belleza esté en los ojos del que mira, pero todo el mundo sabe reconocer algo adorable cuando lo ve. Y es innegable que los quoles orientales, diminutos marsupiales moteados nativos de Australia, lo son.
En marzo de 2018, transportaron a 20 quoles de Tasmania a Australia continental, donde se habían extinguido hace 50 años.
Pequeños y adorables demonios
Con orejas de lémur, carita de ratón, cuerpo gatuno y lunares blancos sobre su denso pelaje, los quoles tienen un aspecto singular.
Sin embargo, sus encantos no son muy visibles en la naturaleza. Los quoles son nocturnos y pasan el día durmiendo en sus madrigueras y alimentándose durante la noche.
Además, no son quisquillosos con la comida. Los quoles devoran insectos o carroña, y cazan ratas, conejos, aves y lagartos, e incluso animales más grandes que sí mismo.
Se sabe que los quoles roban comida al demonio de Tasmania, según explica Wade Anthony, fundador del santuario de animales de Devil's Cradle en Tasmania, donde criaron a algunos de los quoles liberados recientemente.
«Observé la alegre danza de un quol y un demonio de Tasmania alrededor de un cadáver. El quol hacía retroceder al demonio para robarle unos mordiscos de cada vez», afirma.
¿Por qué no? Meterte un poco con tus parientes es divertido, y los quoles están emparentados con el demonio de Tasmania. Ambos son marsupiales carnívoros de la familia Dasyuridae.
Los quoles también son parientes lejanos del tilacino o lobo de Tasmania, según explica Nicholas Dexter, director de proyectos del parque nacional de Booderee, en Nueva Gales del Sur, donde se reintrodujeron los quoles.
Los satanelos o quoles septentrionales (Dasyurus hallucatus) también se encuentran en peligro de extinción, por haber sido presas de sus propias presas. Las poblaciones de satanelos descendieron un 95 por ciento tras 1935, cuando se introdujeron en Australia sapos de caña venenosos. Sin embargo, algunos satanelos son reacios a alimentarse de los sapos, y un estudio reciente ha determinado que podría ser un rasgo hereditario. Los satanelos cuyos progenitores muestran un comportamiento más reacio a los sapos tenían muchas menos probabilidades que otros satanelos de intentar devorar un sapo. Incluso los híbridos, con un solo progenitor reacio a los sapos, mostraban el mismo comportamiento.
Los investigadores también liberaron una mezcla de satanelos septentrionales pura raza e híbridos en Indian Island, plagada de sapos. Un año después, parte de la descendencia de los quoles prosperaba entre los sapos pese a cierto descenso demográfico, lo que sugería que ese gen se habría transmitido.
Nuevas esperanzas
Con todas las habilidades que poseen, ¿cómo se extinguieron los quoles en Australia continental? Pues porque no fueron tan astutos como los zorros.
Los zorros, introducidos desde Gran Bretaña a principios del siglo XIX, «se expandieron por toda la mitad meridional del continente, a excepción de Tasmania», cuenta Dexter. Muchos mamíferos se extinguieron en estado salvaje, entre ellos especies de ratas canguro, ualabís de bridas y los quoles orientales.
Tasmania «ha sido como el Arca de Noé para algunas de estas especies, como el quol oriental», explica.
Los 20 quoles orientales reintroducidos en Booderee en marzo tampoco lo tuvieron fácil. Solo cuatro han sobrevivido, con seis devorados por depredadores, entre ellos zorros, y cuatro atropellados.
Anthony explica que esperaban algunas bajas, pero probablemente se harán cambios en el programa actual. Devil's Cradle ya ha expandido el espacio salvaje para los quoles antes de su liberación.
Dexter cuenta que se espera que las generaciones futuras de quoles nacidas en Booderee sean más temerosas de peligros como las personas, el tráfico y los perros domésticos.
Y la próxima generación ya está aquí. Este mes, tres de los quoles hembra reintroducidos dieron a luz cinco crías cada uno.
Los quoles orientales pueden tener hasta 20 crías a la vez, cada una «del tamaño de un grano de arroz», afirma Anthony. Sin embargo, las mamás quoles solo tienen seis pezones, de forma que la vida empieza siendo una competición, incluso en las ocho semanas que pasan los bebés en el marsupio de su madre.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.