Estas son las huellas más antiguas descubiertas en el Gran Cañón
Estas huellas con un ángulo extraño, expuestas por un desprendimiento, suponen una revelación extraordinaria sobre la conducta animal primitiva.
Hace unos 310 millones de años en la actual Arizona, una criatura primitiva avanzó con dificultad a cuatro patas a través de dunas de arena enormes que llegaban hasta el mar. Normalmente, las huellas de esta criatura habrían desaparecido como las pisadas en una playa. Pero en este caso, las huellas se endurecieron en arenisca, preservando un destello de un comportamiento antiguo.
Las huellas, expuestas por un desprendimiento, son las más antiguas descubiertas en el Gran Cañón, según informaron los científicos en la reunión anual de la Sociedad de Paleontología Vertebrada en Albuquerque, Nuevo México. Las huellas también son destacables por su rareza: cada una se encuentra en un ángulo de 40 grados respecto a la dirección del recorrido, como si el animal tuviera un paso diagonal.
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«Aunque fuera un camino ordinario, sería inusual», afirma Stephen Rowland, paleontólogo de la Universidad de Nevada, Las Vegas, que estudia las huellas. «Pero en este caso, es como si caminase de lado, como en la danza en línea, lo que resulta raro».
Rowland supo de la existencia de las huellas en 2016, cuando un paleontólogo amigo suyo practicaba senderismo en el Gran Cañón con sus alumnos. Recorriendo el sendero de Bright Angel, el grupo observó una roca que se había desprendido de una ladera y se había roto.
El peñasco se había agrietado justo por una veta interna y había desvelado un molde natural de 28 huellas que se extendían a lo largo de una línea de casi un metro de largo. Ese amigo informó a Rowland y las autoridades del parque, y un equipo de campo la colocó a un lado del sendero. En mayo de 2017, Rowland visitó las huellas y, en marzo de 2018, regresó con el geólogo de la Universidad del Estado de San Diego Mario Caputo para estudiarlas.
Paso a paso
Sus hallazgos todavía son preliminares, pero esperan presentar pronto un estudio científico formal. Mientras tanto, aún quedan muchas incógnitas, como la identidad del caminante.
Al parecer, las huellas se crearon en torno a la época en que los ancestros más antiguos de los reptiles empezaron a diversificarse y se parecen a las huellas de 299 millones de años que dejaron en Escocia reptiles o anfibios primitivos de proporciones reptilianas. Si las pisadas fueron obra de animales similares, las huellas del Gran Cañón podrían ser las más antiguas de su tipo por más de 10 millones de años.
El equipo también debate por qué las huellas tienen un ángulo tan extraño. ¿Estaba el animal luchando contra vientos fuertes? ¿O inclinó su paso mientras descendía una duna de arena para no resbalar? El estudio de Caputo de la arenisca ayudará a desentrañar estas hipótesis.
«Si la exposición nos lo permite, me permitiría afirmar que este organismo caminaba cerca de la cresta o la cima de esta duna... o quizá en una zona entre dunas», afirma. Dichas especificidades permitirán que los investigadores reconstruyan un solo momento en la vida de un animal que falleció hace más de 300 millones de años, un hito científico muy íntimo.
«Con un esqueleto con huesos y dientes, obtienes mucha información, pero no observas el comportamiento», afirma Rowland. Pero «hemos capturado a este animal mientras caminaba».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.