Estos animales acechan a sus presas de las formas más espeluznantes
De aves que pisotean serpientes a arañas que devoran a otras arañas tirando de sus telas, los depredadores tienen formas muy creativas de encontrar comida.
Con Halloween a la vuelta de la esquina, es una época de películas de terror, películas en las que suele aparecer algún tipo de depredador que acecha a sus presas, ya sea un depredador humano, demoníaco o un tornado plagado de tiburones.
En el mundo animal, los felinos son famosos por aguardar silenciosamente para lanzar su ataque, lo que los coloca en la cima del grupo de los depredadores sigilosos. Pero otros animales pueden mantenerse bien alimentados sin tener la reputación depredadora de los felinos.
Nos hemos preguntado qué más tácticas interesantes tienen otros depredadores. Desde aves que pisan a sus presas a serpientes que detectan el calor, el reino animal está lleno de formas creativas de encontrar y atrapar alimento.
Los secretarios
Los secretarios, autóctonos del África subsahariana, son raros porque, a diferencia de la mayoría de las aves de presa, cazan en el suelo.
Pueden atrapar presas más pequeñas como ratones, pero pisotean y dan patadas a serpientes y otras presas de gran tamaño hasta la muerte. Pueden dar una patada en solo 15 milisegundos.
Arañas pelícano
Hace poco se descubrieron 18 nuevas especies de arqueidos o arañas pelícano en Madagascar tras haberlas considerado extintas. Pero no es la única sorpresa que nos tienen preparada.
Las arañas pelícano encuentran a otras arañas —su única presa— siguiendo los hilos de seda que dejan tras de sí. Se sabe que pueden tirar de las telarañas para lograr que la araña se acerque.
Lo que puede parecer un enorme pico de pelícano de perfil es en realidad una potente mandíbula con colmillos al final. Cuando una araña pelícano muerde a una víctima con los colmillos, puede sostenerla a cierta distancia con sus enormes mandíbulas hasta que la otra araña esté muerta.
Antes de que tu mente empiece a tejer pesadillas, no te preocupes, estas arañas miden solo un centímetro.
Las garcetas azabaches
Las garcetas azabaches, también conocidas como garcetas negras, son autóctonas de África central y oriental. Tienen una brillante arma oculta que despliegan a plena vista.
«Las garcetas azabaches acechan a sus presas en aguas poco profundas y despliegan las alas en forma de paraguas para eliminar el resplandor de la superficie del agua mientras pescan», explica Dan Roby, ecólogo de fauna salvaje del Servicio Geológico de los Estados Unidos y la Universidad del Estado de Oregón.
Con sus alas crean una pequeña cúpula sobre su objetivo que también podría ocultar su silueta del pez al que acechan.
Los crótalos
Los crótalos o víboras de foseta, un grupo de serpientes que incluye a la serpiente de cascabel y a la boca de algodón (Agkistrodon piscivorus), emplean radiación infrarroja para cazar.
Estas serpientes tienen «fosetas térmicas en la cara para detectar presas de sangre caliente con una sensibilidad de detección a miles de grados Celsius», afirma Robert Espinoza, biólogo de la Universidad del Estado de California, Northridge.
Es una habilidad que ayuda a estas sierpes nocturnas a cazar presas en la oscuridad. Espinoza explica que la criatura de la película original Predator empleaba «el mismo sentido, la termografía, para buscar a su presa preferida, Arnold Schwarzenegger».
Los aligátores y cocodrilos
Ya se sabe que a estos reptiles se les da muy bien acechar a sus presas, pero hay una técnica que hace que un par de especies destaquen, según Espinoza.
Los aligátores americanos y los cocodrilos de las marismas emplean una táctica de señuelo y sustitución para atraer a las aves a sus fauces.
Los reptiles «permanecen casi sumergidos por completo cerca de colonias de garcetas o garzas con palos sobre la cabeza, aparentemente conscientes de que las aves nidificadoras buscan palos como materiales para sus nidos».
Parece bastante gracioso, pero es una trampa eficaz. «Cuando las aves aterrizan sobre ellos para coger los palos, ¡BUM! ¡A cenar!», afirma Espinoza.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.