Capturan al primer rinoceronte de Sumatra salvaje para salvar a su especie
Los conservacionistas llevan meses intentando atrapar al rinoceronte en peligro crítico de extinción para llevarlo a un centro de reproducción.
El domingo por la mañana, uno de los últimos rinocerontes de Sumatra que quedan entró en una trampa colocada en la isla de Borneo.
Por suerte, esta trampa no la habían puesto furtivos, sino una coalición internacional de organizaciones de conservación llamada Sumatran Rhino Rescue que tiene la intención de salvar de la extinción al rinoceronte de Sumatra.
Con menos de 80 ejemplares en la naturaleza, se espera que esta hembra, llamada Pahu, aporte la diversidad genética que necesita desesperadamente la población reproductora de rinocerontes que ya se encuentra en cautividad en otras partes de Indonesia.
«Cuando solo quedan 80 ejemplares en una población, cada animal cobra una importancia enorme», afirma Susie Ellis, directora ejecutiva de la International Rhino Foundation. «Esto significa que el programa de cría en cautividad se expandirá».
«El rinoceronte de Sumatra es uno de los mamíferos más evolutivamente distintivos del planeta y el rescate de esta semana supone un paso fundamental para garantizar que no perdamos toda una rama del árbol de la vida de los rinocerontes», afirmó Jonathan Baillie, vicepresidente ejecutivo y científico jefe de la National Geographic Society, asociada con Sumatran Rhino Rescue.
«Pero esto es solo el principio. Si queremos salvar a la especie, necesitamos el apoyo sólido de otros particulares y organizaciones».
Se necesita un pueblo para mover a un rinoceronte
El transporte de un animal salvaje grande siempre es un proceso delicado, pero si tenemos en cuenta que Pahu fue capturado en una concesión minera remota en medio de una planicie de selva tropical, el relato de su extracción empieza a parecer hercúleo.
Para empezar, administraron a Pahu un sedante antes de conducirlo a una jaula que después colocaron dentro de un camión. Veterinarios de Indonesia, Malasia y Australia colaboraron para garantizar su seguridad y comodidad durante todo el trayecto.
Al mismo tiempo, una empresa minera local proporcionó una excavadora para que acompañara al equipo y despejara los escombros que hubieran aparecido en los caminos por las fuertes lluvias. Y una escolta policial aseguró que el convoy no se viera bloqueado por mirones curiosos y otras distracciones.
En total, completaron el trayecto de 150 kilómetros desde Kutai Occidental hasta el centro de rehabilitación más cercano en Kelian cuando salía el sol el martes por la mañana. Y Pahu resistió con creces.
«Es feliz, está sana, come, duerme. Hace todo lo que querríamos que hiciera», afirma Margaret Kinnaird, que ha coordinado durante dos años las iniciativas internacionales de WWF de rinocerontes de Sumatra. WWF también forma parte de la coalición Sumatran Rhino Rescue.
«Y ¿sabes qué? ¡Todo esto pasó en mi cumpleaños!», cuenta Kinnaird. «Cuando abrí el correo, dije: “¡menudo regalazo!”».
Un poquito de paciencia
WWF-Indonesia y su equipo de ONG locales han intentado capturar a Pahu desde abril de 2018.
«El periodo de espera fue extenuante», afirma Kinnaird. «Pero tenemos que dar un enorme aplauso a los trabajadores sobre el terreno, porque han resistido durante ocho meses y han esperado a que este rinoceronte se metiera en la trampa».
Pero ahora tienen por delante una espera distinta. Aunque sabemos que Pahu es hembra, es imposible determinar si es lo bastante mayor como para haber alcanzado la madurez reproductiva, o peor, si podría ser ya estéril. «Los rinocerontes de Sumatra desarrollan tumores uterinos si no se aparean», afirma Ellis.
Es una de las razones por las que los conservacionistas están tan impacientes por capturar a las poblaciones fragmentadas que quedan y acercarlas. En Sumatra, por ejemplo, se cree que existen unos 75 animales salvajes distribuidos en 10 poblaciones diferentes. Y en Borneo, donde capturaron a Pahu, podrían quedar menos de 10 ejemplares.
Para que los veterinarios puedan determinar la condición de Pahu, primero deben trabajar para que el rinoceronte se acostumbre a su presencia. Estudiar los dientes de los animales podría aportar información importante sobre su edad.
«Tenemos que entrenarla para que entre en un centro de alimentación y que permita a los veterinarios examinarla de formas que la mayoría de los rinocerontes no les gusta que les examinen», afirma Kinnaird. «Quizá tardemos un par de días. O quizá un par de semanas».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.