Los escarabajos peloteros se orientan de una forma muy sofisticada

Los científicos han descubierto otro método que utilizan estos maestros de la orientación: el viento.

Por Jason Bittel
Publicado 25 jun 2019, 13:44 CEST
Escarabajo pelotero
En el laboratorio, un escarabajo pelotero se detiene para sentir la dirección del viento y la ubicación del «sol», una luz LED verde, para rodar la bola de estiércol hasta un lugar seguro.
Fotografía de Chris Collingridge

Cuando muere un búfalo cafre en Sudáfrica, leones, hienas y licaones llegan enseguida para pelearse por el cadáver. Pero lo que la mayoría desconoce es que ocurre lo mismo cada vez que un búfalo cafre defeca, salvo que son los escarabajos los que se pelean por los restos.

Mediante los detectores de olor de sus antenas, los escarabajos peloteros detectan un montón de heces y descienden en masa. A continuación, cada escarabajo se apresura a arrancar un trocito, rodarlo, enterrarlo y devorar los restos antes de que otros escarabajos peloteros se lo roben. Pero la incógnita de cómo son capaces de alejarse de la refriega de una forma tan eficaz, en línea recta, ha sido un tema de estudio intensivo.

En 2003, una científica llamada Marie Dacke descubrió que las especies nocturnas de escarabajos peloteros como el Scarabaeus zambesianus pueden orientarse según la luz polarizada de la luna. Una década después, Dacke descubrió que otra especie, Scarabaeus satyrus, utiliza la luz de la Vía Láctea cuando no se ve la luna. Un año después, reveló que las especies diurnas como el Scarabaeus lamarcki recurren al sol como estrella guía.

Y ahora, Dacke ha descubierto otra herramienta en la gama sensorial del escarabajo pelotero.

Según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, cuando el sol se encuentra en su punto más alto en el cielo y, por consiguiente, es inútil para orientarse, los escarabajos peloteros abandonan esa bola de fuego y deciden seguir el viento.

Los hallazgos sugieren que los animales pueden interpretar dos tipos de señales diferentes y optan por usar una u otra según las condiciones que los rodean.

«Estos sistemas parecen ser extremadamente flexibles», afirma Dacke. «Es fascinante si tienes en cuenta que su cerebro es del tamaño de una semilla de sésamo».

Dos escarabajos peloteros luchan por una bola de estiércol
Dos escarabajos peloteros se pelean por una bola de estiércol en Sudáfrica. Para ellos, el estiércol es un recurso valioso que usan como alimento o para albergar a sus crías. ¿Cuál de los dos vencerá?

Contra el viento

Para averiguar cómo se orientan los escarabajos peloteros sin su brújula solar, Dacke y sus colegas tuvieron en cuenta las variables.

En primer lugar, construyeron cúpulas de 60 centímetros de ancho que imitaban el hábitat natural de los escarabajos. A continuación, llevaron a cabo una serie de experimentos en los que una luz LED ajustable hacía las veces de sol y unos ventiladores generaban viento que cambiaba de dirección y velocidad. Esto permitió que los científicos midieran qué hacían los escarabajos peloteros en una serie de condiciones y demostraron que, cuando el sol artificial estaba en su punto más alto al mediodía, los escarabajos rodaban las bolas de estiércol en la dirección del viento, aunque esta cambiara.

«Siguen el viento porque es la señal que usan ahora», afirma Dacke, experta en neuroetología, el estudio de cómo controla el comportamiento el sistema nervioso. «Si cambiamos la dirección del viento 180 grados, el escarabajo también cambia de dirección 180 grados».

Pero la cosa se puso interesante cuando el equipo impidió que los escarabajos accedieran a algunos de sus sistemas sensoriales.

En un experimento, los científicos retiraron el extremo de las antenas del insecto, que, según creen, los ayuda a sentir al aire libre. Estos escarabajos consiguieron seguir el viento cuando el sol estaba en su punto más alto, al igual que el resto. Esto sugería que los escarabajos sienten el viento, no que huelen algo en él.

Sin embargo, los escarabajos a los que retiraron las antenas rodaban las bolas de estiércol en todas las direcciones, como si estuvieran perdidos. Los animales eran incapaces de sentir el viento y, en consecuencia, circulaban sin rumbo.

Dentro de la mente de un escarabajo

Paul Graham, que estudia la orientación de las hormigas en la Universidad de Sussex, en el Reino Unido, afirma que los hallazgos del estudio están clarísimos.

«Uno de los aspectos más hermosos de este sistema de rodado del escarabajo pelotero es que resulta fácil interpretar su conducta, de forma que una dirección de rodado constante nos demuestra con claridad que los escarabajos emplean el viento como señal direccional», afirma Graham por email.

Es más, es importante que los escarabajos peloteros parezcan mezclar dos tipos de información diferentes —mecánica y visual— en una sola región cerebral. Graham afirma que esto sugiere «que incluso los animales con cerebros pequeños tienen un procesamiento sensorial que recuerda a lo que algunas personas denominarían cognición».

Más adelante, los investigadores de escarabajos peloteros pretenden investigar cómo evalúan la información que les proporciona el viento o el sol y cómo determinan cuál deben usar.

«Registraremos las mismísimas neuronas dentro de la brújula del escarabajo», afirma Dacke.

Tras más de 15 años de estudio de estos insectos aparentemente simples y de la forma en que perciben el mundo, aún quedan muchos misterios por resolver.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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