Seis de las siete especies de tortugas marinas están en peligro de extinción

Amenazadas por la contaminación de los océanos, la pesca, el cambio climático y el comercio ilegal de sus caparazones, el lucro de la actividad humana y el tráfico ilegal empujan al borde de la extinción a uno de los animales más longevos del planeta.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 16 jun 2019, 12:37 CEST, Actualizado 17 ago 2021, 11:05 CEST
Una cría de tortuga boba
Una cría de tortuga boba nada cerca de la superficie.
Fotografía de Jim Abernethy, National Geographic Creative

Esta semana han nacido 44 nuevas tortugas bobas en Calafell, en la costa mediterránea, una fantástica noticia para la esperanza de revertir la frágil situación de este animal, también a lo largo de nuestra costa española. "Después de 65 días y noches de vigilancia continua del nido de tortugas de la playa de Calafell, por fin han nacido sanas y fuertes las pequeñas tortugas marinas", señalan desde el Grup d'Estudi i Protecció dels Ecosistemes Catalans.

Amenazadas por la contaminación de los océanos, el plástico, la pesca, el cambio climático y el comercio ilegal de sus caparazones, el lucro de la actividad humana y el tráfico ilegal empujan al borde de la extinción a los animales más longevos del planeta. 

Las tortugas carey y bastarda están clasificadas como “en peligro crítico” en la Lista Roja de La Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN), la tortuga verde está considera “en peligro” y las tortugas laúd, boba y olivácea “vulnerables”. Sobre la situación de la tortuga franca oriental no se tienen suficientes datos, según informa WWF. “Sus poblaciones se estiman en 60.000 hembras reproductoras de tortuga boba, 34.000 de laúd, 203.000 verdes, 8.000 carey, 10.000 francas oriental, 1.000 bastardas y 800.000 oliváceas”, afirma la organización.

Cien millones de años en los océanos

Tan solo una de cada mil tortugas que salen del huevo logra sobrevivir hasta la edad adulta, ya que su travesía desde el cascarón hasta la orilla se trata de una auténtica aventura a contrarreloj amenazada por diversos depredadores como aves, cangrejos o zorros.

Una vez que alcanzan la orilla, los machos no salen nunca del mar y las hembras tan solo para anidar en las playas. Cada nido puede estar formado por hasta 150 huevos, y algunas de ellas vuelven incluso a la misma playa en la que nacieron para poner los huevos.

Sin embargo, cuando los nidos eclosionan, aquellas que logran llegar al mar no están aún a salvo: se exponen a las consecuencias de la actividad humana, como el mar de plásticos que plaga sus ecosistemas. La salud de nuestros mares y océanos depende de su biodiversidad y, especialmente, de especies tan importantes como la tortuga marina, que desempeña un papel imprescindible en el mantenimiento de diversos ecosistemas donde encontramos lechos, praderas marinas y arrecifes de coral.

Dependiendo de la especie, las tortugas marinas pueden llegar a alcanzar hasta 900 kilos y casi dos metros de longitud en el caso de la tortuga laúd.

¿Por qué la mayoría nacen hembras?

Una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la supervivencia de las tortugas marinas es el cambio climático, que afecta a este animal de forma especial. ¿Por qué? El calor de la arena donde se depositan los huevos es el responsable del sexo de la tortuga que nace del huevo, por lo que el cambio climático está provocando una crisis en las proporciones de sexos de las tortugas: debido al aumento de las temperaturas, la mayoría nacen hembras.

El pasado año, Camry Allen, científica de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense en Hawái, estudió los sexos de las tortugas y se dio cuenta de la gravedad de la situación: las crías de tortugas hembra superaban en número a los machos por 116 a 1.

Pero el grupo de investigadores se mostró positivo sobre su capacidad de adaptación a los cambios. Este animal, que ha existido durante más de 100 millones de años, podría haber desarrollado un mecanismo de adaptación relacionado con su forma de aparearse.

Otra de sus principales amenazas es la pesca. “Son capturas accidentales, porque los pescadores no buscan tortugas, pero aun así suponen su mayor amenaza”, explican desde WWF, “pero si se quedan atrapadas en redes de pesca, pueden morir”. El comercio ilegal es también otro de los motivos de que las tortugas estén desapareciendo: su caparazón, su piel, sus huevos e incluso su carne para hacer sopa de tortuga la ponen en el punto de mira de la caza furtiva.

Los desastres naturales y el calentamiento del agua provocados por el cambio climático también afectan gravemente a las poblaciones de tortugas, así como la destrucción de su hábitat y las especies invasoras.

 Una app para salvar a las especies que habitan las costas españolas

Cualquier esfuerzo es poco para tratar de recuperar las poblaciones de las especies de tortugas marinas, que se encuentran en declive a lo largo y ancho del planeta. Si nos acercamos hacia nuestras fronteras, la tortuga boba, clasificada como “vulnerable” y la tortuga verde, clasificada como “en peligro”, habitan nuestras costas españolas, aunque solo la boba acude a nuestras playas a poner el nido.

Debido a que, en los últimos años, el número de poblaciones que acuden a nuestras costas ha aumentado, el proyecto ‘Caretta a la vista’ de la Universidad Central de Cataluña ha creado una app para ayudar a estas especies en peligro. Tecnología y concienciación se alinean con el objetivo de localizar los nidos y las poblaciones de tortugas, y poder así protegerlos.

El proyecto surgió  en 2016 con el objetivo de proporcionar a los ciudadanos las herramientas para detectar y reconocer un rastro o nido de tortuga marina en nuestras playas y dar el aviso, participando así en la conservación de la especie. En esta línea, la aplicación tiene el objetivo de "mejorar los protocolos de actuación y reducir el tiempo de reacción entre el aviso y la actuación, que es clave para asegurar el respeto para la actividad de las tortugas", explica Elena Abella, experta en tortugas marinas y una de las coordinadoras del proyecto, a la Agencia Sinc.

Con un solo click tras la detección de un rastro de tortuga, de un nido o de una tortuga, la aplicación alerta al 112 para que ponga en marcha inmediatamente el protocolo estipulado. Además, la aplicación ofrece información sobre cómo actuar si se sospecha que estos animales pueden andar cerca, así como aporta material didáctico para educar en el conocimiento de la especie y la identificación de sus rastros y nidos.

Con este proyecto, que se espera esté implementado por completo a finales de este año, los datos de registro de la tortuga boba serán mucho mayores. Aunque por lo general esta especie hace su puesta en costas del Mediterráneo oriental como Chipre, Turquía o Grecia, su presencia en nuestra península es una evidencia. Proyectos como este junto a las charlas impartidas, las formaciones y demás iniciativas divulgativas tienen como objetivo final obtener más información sobre las poblaciones de la tortuga boba en nuestras costas y lograr la recuperación de sus poblaciones.

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