Liberar mascotas exóticas puede convertirlas en especies invasoras
Liberar animales exóticos en la naturaleza es cruel y peligroso, tanto para la propia mascota como para los animales autóctonos.
El pasado 10 de junio, la policía medioambiental de Massachusetts recibió una llamada extraña. «Nos llegó una llamada a la central de alguien que decía que había un lagarto de un metro en su jardín, en Chicopee, Massachusetts», recuerda Tara Carlow, teniente de la policía medioambiental de Massachusetts.
Cuando los agentes llegaron a la casa, se toparon con un propietario descontento y con un lagarto overo adulto. Estos lagartos exóticos, que también se reciben el nombre de tegu blanquinegro, pueden alcanzar 1,2 metros de largo y son autóctonos de las selvas y sabanas de toda Sudamérica. Con todo, a Carlow no le sorprendió encontrar uno en Chicopee.
«Recibimos este tipo de llamadas una vez al año, por lo menos», cuenta.
En el estado de Massachusetts se venden muchos lagartos overos y los ciudadanos no necesitan un permiso para ser dueño de uno. Los lagartos overos son escapistas muy hábiles, según Carlow, y esta no es ni de lejos la primera vez que uno anda suelto por Massachusetts.
Carlow afirma que la gente suele comprar mascotas exóticas sin comprender en lo que se están metiendo. Lagartos overos, pitones, loros, petauros del azúcar y muchos animales más que se venden como mascotas exóticas pueden vivir un máximo de 20 años, casi el doble que el perro medio. Cuidar de una mascota exótica longeva es caro y, a veces, arriesgado, porque las mascotas exóticas no están domesticadas y su conducta suele ser impredecible. En Estados Unidos, al menos 300 personas han sido atacadas por una mascota exótica desde el año 1990, según la ONG Born Free USA.
Según Carlow, es por estos motivos que las huidas —e incluso las liberaciones intencionadas de mascotas exóticas— no son insólitas.
Cuando esto ocurre, las repercusiones pueden ser catastróficas. Si el animal no fallece por depredación, congelación o hambre, es posible que encuentre una pareja, se aparee y se convierta en una especie invasora.
El comercio de mascotas exóticas figura ya entre las causas principales de la propagación de especies invasoras, según una nueva evaluación académica publicada el mes pasado en la revista Frontiers in Ecology and the Environment. La publicación determina que el comercio de mascotas exóticas ha provocado el establecimiento de cientos de especies invasoras y está destinado a contribuir al establecimiento de más.
«No creo que la mayoría comprendamos la amplitud que ha adoptado el comercio», afirmó la autora principal, Julie Lockwood, profesora del Departamento de Ecología, Evolución y Recursos Naturales de la Universidad Rutgers, en un comunicado. «El volumen de animales vertebrados que se comercian a nivel internacional es sobrecogedor, incluso para biólogos de especies invasoras relativamente experimentados».
Las especies invasoras son el segundo factor principal de la pérdida de biodiversidad a nivel mundial. Se estima que cuestan a Estados Unidos 120 000 millones de dólares al año y más del 40 por ciento de las especies clasificadas como amenazadas o en peligro de extinción en ese país alcanzan esa clasificación debido a las especies invasoras. Las especies invasoras alteran hábitats, rompen cadenas tróficas, consumen poblaciones de presa y reducen la fauna predadora.
De mascotas a plagas
El comercio de mascotas exóticas es una industria que mueve miles de millones de euros y que implica a decenas de millones de animales de miles de especies de reptiles, anfibios, peces, aves y mamíferos. Se ha extendido mucho más a lo largo de las últimas décadas, en parte por el aumento de los mercados no tradicionales, como páginas web, ferias y redes sociales. Según los autores, la mayor parte de la investigación sobre este comercio se ha centrado en el papel que desempeña en la propagación de enfermedades o la pérdida de diversidad biológica, de forma que no se ha prestado mucha atención a su papel en la proliferación de especies invasoras.
«Lo fundamental para abordar el riesgo de invasión de las mascotas exóticas es tener más información sobre las fuerzas socioeconómicas que potencian el crecimiento masivo del mercado de mascotas exóticas», sostiene el estudio, así como comprender por qué la gente libera sus mascotas exóticas.
Según Mark Hoddle, director del Centro para la Investigación de Especies Invasoras de la Universidad de California, Riverside, y que no participó en el estudio, no se comprende del todo cómo ni por qué se introducen mascotas exóticas en entornos extraños.
«A veces, las mascotas se escapan de sus recintos. Otras veces, la gente se cansa de cuidarlas y las deja marchar», explica. La gente también libera deliberadamente animales exóticos por motivos religiosos y para hacer que su entorno resulte «más interesante», según él.
Cómo detener la propagación
«La mejor forma de detener la propagación de cualquier animal introducido a través del comercio de mascotas es la educación, la detección precoz y la respuesta rápida», afirma Christina Romagosa, bióloga experta en especies invasoras en el Departamento de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la Universidad de Florida y coautora del estudio.
Por desgracia, el lagarto overo ya se ha establecido en Florida. Suelen atacar los nidos de especies que ponen huevos, como la tortuga de la Florida, animal amenazado y especie clave cuyas madrigueras proporcionan hogares a cientos de animales. Es solo la última especie invasora que afecta a las aves y reptiles autóctonos del estado de Florida. Las infames pitones de Birmania, que se establecieron en Florida como especie invasora en torno al año 2000, han sido culpadas de reducir la diversidad de los mamíferos del estado. Igualmente, el pez león colorado, un pez de acuario muy venenoso introducido en las aguas de Florida a finales de los años 80, han disminuido significativamente la abundancia y la diversidad de la fauna marina en los arrecifes de coral del estado.
«Allí donde están, hay menos peces en esa zona, sobre todo peces que son buenos para pescar con arpón», contó Jarrad Thomason, pescador, a National Geographic.
Romagosa insiste en que la educación es muy importante. Ha descubierto que, cuando los consumidores saben exactamente a qué se enfrentan al comprar una mascota exótica, es menos probable que las liberen. Según ella, es igualmente importante seguir investigando.
«La verdad es que apenas tenemos información sobre qué factores hacen que se incorpore a una especie en el comercio [de mascotas] o qué factores hacen que huya o sea puesta en libertad», afirma Lockwood. «Sin dicha información, cuesta mucho identificar directrices normativas para que la gente disfrute de tener e interactuar con mascotas exóticas, al mismo tiempo que se reducen las probabilidades de que el comercio genere más especies invasoras perjudiciales».
Aún no sabemos cómo se escapó aquel lagarto overo de Massachusetts. Este escapista exótico vive actualmente en un recinto de cuidado de reptiles mientras la policía intenta encontrar a su dueño.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.