Descubren en Australia una nueva especie de pterosaurio: el «dragón de hierro»

Los restos en un estado de conservación exquisito representan al reptil volador más completo hallado en el continente hasta la fecha.

Por Maya Wei-Haas
Publicado 4 oct 2019, 13:05 CEST
Ferrodraco lentoni
Con una envergadura de cuatro metros, el Ferrodraco lentoni surcaba los cielos hace unos 96 millones de años, como vemos en esta ilustración.
Fotografía de Travis R. Tischler

Un día de otoño en 2017, Bob Elliott acababa de rociar las malas hierbas en el rancho de Belmont, Australia, cuando observó que sobresalía algo extraño del suelo limoso: huesos con manchas marrones. No era la primera vez que se descubrían restos de dinosaurios cuellilargos denominados saurópodos en el rancho, del que Elliott es copropietario y administrador. Pero los nuevos fósiles eran mucho más pequeños que los huesos de aquellos rascacielos vivientes.

«Enseguida supo que se trataba de algo distinto... diferente a cualquier cosa que hubiera visto antes», cuenta Adele Pentland, investigadora adjunta del Museo de Historia Natural de la Era Australiana de los Dinosaurios en Winton, Queensland. Los posteriores estudios de Pentland y sus colegas confirmaron que los huesos fosilizados que había descubierto Elliott pertenecían a un reptil volador denominado pterosaurio. Además, representaban el conjunto de restos de pterosaurio más completos hallados hasta la fecha en Australia.

El nuevo fósil, de nombre científico Ferrodraco lentoni, dista de ser un esqueleto completo: incluye partes del maxilar superior e inferior, cinco huesos parciales del cuello, partes de ambas alas y muchos dientes. Pero descubrir pterosaurios en Australia es inusual y estos fósiles se encuentran en un estado de conservación excelente.

«Es un hallazgo muy importante», afirma David Unwin, paleontólogo de la Universidad de Leicester. «Llena lagunas en lo referente al conocimiento de su distribución espacial y también de su distribución temporal».

Basándose en la antigüedad de la formación rocosa donde estaban sepultados los huesos de la criatura, han determinado que el nuevo pterosaurio, descrito en la revista Scientific Reports, tiene unos 96 millones de años. Se cree que sus parientes más cercanos, los pterosaurios del grupo Anhagueria, se habrían extinguido hace unos 94 millones de años.

Esqueleto del Ferrodraco
La reconstrucción del esqueleto del Ferrodraco muestra los huesos fosilizados preservados en tres dimensiones. Aunque el pterosaurio no está completo, descubrir restos de estos reptiles voladores es insólito en Australia.
Fotografía de Adele H. Pentland y Stephen Poropat. Imagen basada en la reconstrucción de Mark Witton de los restos óseos

Aunque la antigüedad exacta de los restos es incierta, el Ferrodraco se suma a una serie de hallazgos australianos de la era de los dinosaurios, entre ellos el fósil de dinosaurio más completo preservado en ópalo.

«Creo que están a punto de empezar a encontrar mucho más», afirma Dave Hone, paleontólogo de la Universidad Queen Mary, en Londres. «Están apareciendo dinosaurios australianos y los pterosaurios no van muy por detrás».

Los reptiles del cielo

Los pterosaurios surcaron los cielos del planeta entre hace 228 y 66 millones de años y podían alcanzar tamaños monstruosos, algunos con envergaduras de hasta nueve metros. Es probable que el Ferrodraco presentara una envergadura más modesta, de unos cuatro metros.

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    Para permanecer en el aire, los huesos de estos elegantes voladores debían ser extremadamente ligeros y huecos, es decir, que sus restos se quiebran y se desmenuzan bajo presión. Por eso se han descubierto muy pocos y aún menos en Australia en particular.

    «Podrías meter todo el material fósil en un bolso», cuenta Unwin.

    En el caso del Ferrodraco, sus restos se descubrieron en roca abundante en hierro, lo que explica su increíble conservación y el nombre de su género, una combinación de las palabras latinas que significan «hierro» y «dragón». Pentland explica que lo más probable es que los fluidos ricos en hierro penetraran en el cadáver del animal tras su muerte, lo que posteriormente formó un mineral duro que fortaleció los huesos frágiles y los preservó en 3D. Unwin añade que un estado de conservación tan excepcional podría ayudar a los investigadores a comprender mejor la mecánica de los pterosaurios, incluida la forma en que volaban.

    El dragón de hierro

    Los investigadores pueden distinguir al Ferrodraco de sus parientes del género Anhanguera gracias a su patrón único de tamaños dentales. Aunque quizá parezca una distinción mínima, es una de las pocas fuentes de variación significativa que se conservan habitualmente en los pterosaurios Anhanguera, que, en palabras de Hone, suelen guardar un parecido «ridículo». Es probable que las similitudes se deban en parte a las exigencias biomecánicas del vuelo.

    «Si vuelas, la verdad es que solo hay una forma de hacerlo», explica Hone.

    Al igual que otros pterosaurios similares, es probable que el Ferrodraco fuera un volador hábil. Pentland explica que las evidencias de esto se hayan en sus vínculos familiares. Muchas de las criaturas terrestres australianas de esta época, como los saurópodos cuellilargos, guardaban un parentesco más cercano con los de Sudamérica. Por su parte, esto no se aplica al Ferrodraco, que está más cerca de los pterosaurios hallados en Inglaterra.

    «Si eres un dinosaurio grande y torpe y vives en Reino Unido, cuesta bastante llegar a Australia», cuenta Hone. «Sin embargo, si eres un animal capaz de volar cientos de kilómetros en una tarde, en realidad llegar de Reino Unido a Australia en cuestión de miles de años no es tan sorprendente».

    Lo que resulta más tentador es que el Ferrodraco podría ser el último pterosaurio superviviente de su clase hallado hasta la fecha. Investigaciones previas apuntan a que la formación donde se descubrieron los fósiles está cubierta por una capa donde abundan los fósiles de animales de antigüedades que comienzan a partir de los 94 millones de años. Si la criatura estaba envuelta en esta capa, Pentland afirma que podría tener 90 millones de años.

    Se cree que sus parientes Anhaguera se extinguieron hace 94 millones de años, durante un periodo de inestabilidad ambiental. Aún se desconoce la causa exacta por la que los otros desaparecieron, aunque podría estar relacionada con su dieta. Estas criaturas eran ávidas pescetarianas, pero en aquella época las temperaturas marinas ascendieron y los niveles de oxígeno se desplomaron, provocando la desaparición de muchas especies de peces.

    «Pasó algo terrible en los océanos», afirma Unwin.

    Aunque el Ferrodraco podría ser algo más joven que otros de su grupo, Unwin insiste en que la nueva especie no habría sobrevivido necesariamente a este colapso. Pentland admite que es demasiado pronto para establecer conclusiones y añade que el equipo espera examinar la antigüedad del yacimiento concreto donde se descubrieron los huesos del Ferrodraco.

    Para Pentland, el hallazgo del Ferrodraco tiene una significación mayor. El Museo de Historia Natural de la Era Australiana de los Dinosaurios, donde se expondrá el espécimen, atrae visitantes de todo el mundo a la localidad de Winston. Sin duda, este último descubrimiento atraerá más turismo.

    «Poder hacer esto por la ciudad y ayudar a la comunidad con cualquier aportación concreta posible supone un gran honor», afirma.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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