Hallan por primera vez plumas de dinosaurio fosilizadas cerca del Polo Sur
Este plumaje antiguo aporta pistas de cómo los pequeños dinosaurios carnívoros soportaban los inviernos largos y fríos en el círculo polar antártico hace 118 millones de años.
Diez plumas fosilizadas muy bien conservadas descubiertas en Australia representan la primera evidencia sólida de que los dinosaurios con plumas vivieron en los polos de la Tierra, según informa un equipo de paleontólogos en un estudio que se publicará próximamente en la revista Gondwana Research.
Las plumas datan de hace 118 millones de años, al Cretácico, cuando Australia estaba mucho más al sur y estaba unida a la Antártida, formando el continente polar meridional de la Tierra. Aunque el ecosistema habría sido más cálido que la Antártida en la actualidad, es probable que los dinosaurios que presentaban este plumaje soportaran muchos meses de oscuridad y quizá temperaturas gélidas durante el invierno.
«Nunca se habían encontrado plumas fosilizadas en entornos polares. Nuestro descubrimiento pone de manifiesto por primera vez que un abanico diverso de dinosaurios con plumas y aves primitivas capaces de volar habitaban las antiguas regiones polares», afirma Benjamin Kear, coautor del estudio y paleontólogo de la Universidad de Uppsala en Suecia.
Aunque ya se habían descubierto huesos de aves de la era de los dinosaurios en entornos polares, hasta ahora ninguno presentaba plumas fosilizadas. Los fósiles de un tipo de pingüino extinto hallados en Perú incluían plumaje, pero databan de hace unos 36 millones de años, cuando aquella masa continental se encontraba más al norte.
Por consiguiente, el hallazgo de plumas del Cretácico en esta parte de Australia es una pista fundamental de los muchos usos que los animales primitivos daban a estas cubiertas corporales, como las exhibiciones de apareamiento o el vuelo. En este caso, las plumas podrían haber sido importantes en el aislamiento y habrían permitido que pequeños dinosaurios carnívoros sobrevivieran durante los duros meses invernales.
«Tiene mucho sentido que estas plumas hubieran ayudado a dinosaurios y aves primitivas a entrar en calor en latitudes altas durante el Cretácico», afirma Ryan McKellar, experto en plumas fosilizadas y conservador del Museo Royal Saskatchewan en Regina (Canadá).
«Resulta espectacular observar datos de rocas tan antiguas y tan al sur», añade. «El informe proporciona una instantánea importantísima del plumaje polar del Cretácico Inferior».
En el fondo de un lago
Las plumas descritas se hallaron en un yacimiento llamado Koonwarra, a unos 145 kilómetros al sudeste de Melbourne, en el estado australiano de Victoria. Una carretera que atravesó una colina en los años 60 reveló una veta llena de fósiles; en los últimos 60 años las excavaciones han desvelado muchos peces y plantas fosilizados, así como el conjunto de plumas preservadas.
Por ahora, no han relacionado ninguna de las plumas con huesos de aves o dinosaurios concretos. Es probable que las perdieran durante la muda o el acicalamiento y que el viento las transportara hasta la superficie de un lago antiguo, donde se hundieron hasta el fondo y se preservaron en una capa fina de lodo.
Para el nuevo estudio, Tom Rich del Museo de Melbourne y Patricia Vickers-Rich de la Universidad de Monash, que han dirigido las excavaciones de Koonwarra durante los últimos 37 años, colaboraron con un equipo internacional para analizar los hallazgos y demostraron que las 10 plumas son muy diversas. Los fósiles incluyen plumas aterciopeladas para el aislamiento, una protopluma suave y esponjosa que probablemente perteneció a un dinosaurio no aviar y una pluma de vuelo compleja como las de las alas de las aves modernas.
Kear explica que la mayoría de las plumas miden 2,5 centímetros de largo o menos y quizá pertenecieran a enantiornitas, un grupo extinto de aves primitivas muy diverso durante el Cretácico Inferior. Añade que algunas de las plumas son tan pequeñas que cabe la tentadora posibilidad de que pertenecieran a polluelos.
Sin embargo, Martin Kundrát, autor principal del estudio y paleontólogo de la Universidad de Pavol Jozef Šafárik (Eslovaquia), explica que ninguna salvo una de las plumas podría haber sustentado algún tipo de vuelo, lo que sugiere que algunas podrían haber pertenecido a dinosaurios carnívoros terrestres.
La protopluma «es compatible con algunas de las protoplumas [de dinosaurios] con penacho identificadas en rocas del Cretácico Inferior en China y en ámbar del Cretácico en Canadá», afirma McKellar.
Basándose en su tamaño, es probable que la protopluma perteneciera a un dinosaurio relativamente pequeño, como un dromeosáurido, el grupo de carnívoros veloces en el que figuran el Velociraptor y el Deinonychus. En Victoria se han descubierto algunos dientes y huesos fosilizados que pertenecieron a unos dromeosáuridos de hocico esbelto denominados unenlagiinos, documentados ampliamente en Sudamérica y que quizá consumieran peces. Por consiguiente, tiene sentido que unos dinosaurios similares cazaran junto a un lago del Cretácico.
«Lo sabemos a partir de la gran cantidad de peces fosilizados del lago, que podrían haber sido una fuente de alimento para ellos», afirma Stephen Poropat, paleontólogo de la Universidad de Swinburne en Melbourne.
¿Colores estacionales?
Los autores del estudio también hallaron restos fosilizados de paquetes de pigmento denominados melanosomas en las plumas, lo que apunta a que algunos de los animales habrían sido de color negro, gris o marrón o presentado rayas oscuras.
Poropat indica que, en cierto modo, es una sorpresa tratándose de animales polares, ya que la coloración oscura no habría sido un buen camuflaje en entornos nevados durante el invierno. Según él, es posible que estos dinosaurios y aves cambiaran de color según la estación, algo que hacen los lagópodos alpinos modernos.
«Pero también es posible que no hiciera tanto frío en el Polo Sur en este periodo del Cretácico y que no necesitaran ser de color claro para confundirse con los ventisqueros», afirma.
Para resolver este enigma se necesitarán más fósiles y Rich espera que el equipo halle algún día fósiles enteros de dinosaurios o aves en Koonwarra, similares a los dinosaurios con plumas conservados en el nordeste de China.
«Hallar el esqueleto de un dinosaurio con plumas en Australia sería increíble», afirma Poropat. «Por lo que sabemos, Koonwarra es el lugar donde es más probable que lo hallemos».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.