Termina la liberación de los cetáceos de la «cárcel de ballenas» de Rusia

Tras casi cinco meses, las autoridades rusas han ultimado la liberación de las 97 orcas y belugas cautivas.

Por Natasha Daly
Publicado 11 nov 2019, 13:03 CET
Orca
En junio, las autoridades rusas sacan a una orca en una grúa de un recinto del Extremo Oriente ruso donde retuvieron a 97 belugas y orcas capturadas desde el verano de 2018.
Fotografía de Yuri Smityuk, TASS, Getty Images
El 10 de noviembre de 2019, el gobierno ruso liberó al último grupo de animales de la «cárcel de ballenas». Las autoridades del Instituto Federal Ruso de Investigación de Pesca y Oceanografía (VNIRO) transportaron a las 50 ballenas belugas restantes en tres grupos a lo largo de 10 días desde el centro de retención hasta la bahía de Uspéniya, a 100 kilómetros. La bahía de Uspéniya no es un hábitat autóctono para las ballenas belugas, pero las autoridades afirman que es la mejor opción para los animales restantes debido a los problemas de financiación y el tiempo atmosférico. En un comunicado conjunto, los defensores de los animales sostienen que el lugar «no es ideal» e indican la presencia de buques de pesca norcoreanos en la región. El proceso de liberación de las 97 orcas y ballenas belugas se ha llevado a cabo a lo largo de cuatro meses y medio. Los 47 animales restantes fueron puestos en libertad en su lugar de captura en junio. (Artículo publicado originalmente el 20 de junio de 2019.)

En el verano de 2018, cuatro empresas rusas que suministran mamíferos marinos a acuarios capturaron casi 100 ballenas belugas y orcas en el transcurso de varios meses, captura que posteriormente se declaró ilegal. Desde entonces, los animales permanecieron retenidos en recintos de la bahía de Srednyaya, en el Extremo Oriente ruso.

El gobierno ruso inició el proceso de devolverlas a la naturaleza hace más de cuatro meses con el anuncio el vice primer ministro Alexey Gordeyev durante el programa de televisión anual de línea directa con el presidente Vladimir Putin.

Belugas
Una fotografía sacada en marzo muestra a varias de las 87 belugas en un recinto. A los expertos en cetáceos les preocupaba la salud de los animales durante el invierno, ya que muchos mostraban lesiones cutáneas y una orca desapareció.
Fotografía de Yuri Smityuk, TASS, Getty Images

Las autoridades del VNIRO, el Instituto Ruso de Pesca y Oceanografía, empezaron trasladando a ocho animales. Levantaron a seis belugas y dos orcas con grúas y las liberaron en el mar de Ojotsk, a casi 1770 kilómetros, donde las habían capturado. Según Charles Vinick, director ejecutivo del Whale Sanctuary Project con sede en Estados Unidos, era probable que el trayecto en camión y barco llevara cinco días. Ha permanecido en contacto con Vyacheslav Bizikov, vicedirector del VNIRO que supervisa el transporte y la liberación.

Gordeyev declaró que tardarían cuatro meses en trasladar a todos los animales y que los cetáceos serían puestos en libertad en grupos pequeños, según un reportaje de Reuters sobre sus declaraciones. Según un comunicado del VNIRO traducido por el New York Times, 70 especialistas —entre ellos veterinarios y otros científicos— supervisarían el transporte de los cetáceos. Durante el transporte, dos personas acompañarían a cada cetáceo y colocarían rastreadores GPS antes de ponerlos en libertad.

«Hemos tomado la única decisión sensata, basada en la recomendación de los científicos, de devolver a los animales al hábitat natural donde los capturaron, a su ecosistema familiar», declaró Gordeyev.

Las orcas y las belugas atrajeron la atención internacional a finales de 2018 y a principios de 2019, cuando un dron grabó imágenes de las instalaciones, en las que se veían 98 orcas y belugas hacinadas en recintos marinos pequeños. El vídeo hizo que los medios tacharan las instalaciones de «cárcel de ballenas». La situación despertó indignación en todo el mundo, tanto por la captura como por el trato a los cetáceos.

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    Casi 100 orcas y belugas cautivas corren el riesgo de ahogarse o congelarse
    Esta "cárcel de cetáceos" se encuentra en un limbo legal, mientras el gobierno ruso intenta encontrar una respuesta.

    Entones, tres de las cuatro empresas mantuvieron que habían capturado a los animales de forma legal y la cuarta no respondió a las peticiones de declaraciones al respecto. Ninguna ha hecho declaraciones públicas desde el comienzo del proceso de liberación.

    Comienza el transporte

    Según EastRussia, un medio de comunicación ruso en inglés, Putin supervisó personalmente el inicio de la operación de transporte por transmisiones en directo. El presidente ruso hizo comentarios sobre la puesta en libertad, según una traducción de la BBC del programa ruso televisado. «Solo las orcas —por lo que yo sé— valen unos 100 millones de dólares», declaró Putin. «Cuando se trata de dinero, siempre cuesta resolver los problemas. Gracias a Dios, las cosas han empezado a moverse».

    Los acuarios occidentales están reduciendo la cantidad de cetáceos en cautividad, pero los delfinarios con animales salvajes capturados de China aún son un negocio en auge: actualmente hay 78 parques de mamíferos marinos y se están construyendo otros 26.

    Vinick afirma que el transporte a las aguas de la isla de Sajalín en el mar de Ojotsk «es la decisión correcta». En abril, las autoridades rusas lo invitaron a él y a Jean-Michel Cousteau, fundador de la ONG Ocean Futures Society, a evaluar el estado de salud de las ballenas y trazar un plan de rehabilitación. Tras la visita, publicaron un informe conjunto en el que declararon que la mayoría de los animales sufrían lesiones cutáneas, que podían apuntar a problemas de salud, y que necesitaban más reconocimientos médicos. También indicaron que todos parecían estar bien alimentados y que habían recibido un adiestramiento mínimo. El informe concluyó que los 97 animales podían ser rehabilitados y liberados.

    Vinick afirma que el equipo recomendó una rehabilitación considerable antes del transporte y la liberación para garantizar que los animales gozaran de buena salud. «Aunque los detalles no son perfectos, nos han dicho que intentan seguir todas las recomendaciones posibles [que] aportó nuestro equipo internacional», explicó.

    ¿El comienzo de cambios «colosales»?

    El vice primer ministro Gordeyev también declaró que Rusia pondría freno a la captura de cetáceos y que el gobierno cambiaría la legislación que actualmente permite la captura de cetáceos con «fines educativos y culturales», una laguna que las pesquerías rusas han aprovechado para capturar legalmente belugas y orcas para su uso en acuarios de Rusia y del extranjero, sobre todo en China, como se documentó en un reportaje de junio en la revista National Geographic sobre el turismo de fauna cautiva. La exportación de orcas con fines comerciales se ilegalizó en 2018.

    Belugas actuando
    Unas ballenas belugas actúan en un acuario itinerante bajo una tienda hinchable en Sarátov, Rusia. Las belugas, que fueron capturadas en aguas rusas, no sobreviven mucho tiempo en estas condiciones. El vice primer ministro ruso anunció el pasado 20 de junio que el gobierno quiere acabar con una laguna legislativa que permite la captura de cetáceos para los acuarios.
    Fotografía de Kirsten Luce

    Si estos cambios se aplican —lo que exigiría enmendar la legislación federal—, los cetáceos solo podrán capturarse legalmente con fines científicos. Esto supondría el fin del intercambio comercial de cetáceos en Rusia, lo que sería un avance «colosal», en palabras de Vinick. «Cambiaría todo sobre la captura de estos animales para la exhibición pública. Sería una muestra de liderazgo del gobierno ruso ante el resto del mundo».

    El 31 de mayo, el tribunal municipal de Sajalín Sur, que ejerce jurisdicción sobre la zona donde capturaron a los cetáceos, declaró ilegales todas las cuotas de captura de belugas y orcas emitidas por la Agencia Federal de Pesca en 2018. En otras palabras, el argumento de las cuatro empresas de que habían capturado a los animales con el permiso del gobierno quedó anulado de forma retroactiva. Como consecuencia, se ha multado a dos de las empresas rusas. El 7 de junio, White Whale LLC recibió una multa de casi 400 000 euros. El 14 de junio, Oceanarium DV recibió una multa de casi 790 000 euros, según informa el Moscow Times. Según el periódico, siguen en marcha los procesos judiciales contra las otras dos empresas, Afalina LLC y Sochi Dolphinarium LLC.

    La congelación de los recintos

    En febrero, Dmitry Lisitsyn contó a National Geographic que los animales parecían mostrar señales de sufrimiento durante los meses de cautividad. Lisitsyn dirige Sakhalin Environment Watch, una ONG con sede en la isla de Sajalín cerca del lugar de captura de los cetáceos que ha supervisado la situación desde el pasado verano.

    En noviembre de 2018, tras la publicación del vídeo del dron, las autoridades regionales abrieron una investigación sobre la supuesta captura ilegal de los mamíferos marinos. Mientras la investigación estaba en curso, los animales permanecieron retenidos. Con el descenso de las temperaturas en invierno, se formó hielo en la superficie, lo que alarmó a los expertos en cetáceos de Rusia y de otros países.

    Orca
    Bajan a una orca con una grúa para meterla en un camión. El viaje hasta el lugar de liberación puede llevar hasta cinco días en camión y en barco. Las autoridades aún no han anunciado si liberarán a los animales en cuanto lleguen.
    Fotografía de Yuri Smityuk, TASS, Getty Images

    A finales de febrero, desapareció una de las orcas, Kirill, que ya llevaba un tiempo enferma. Los dueños del centro presentaron un parte ante la policía diciendo que se había escapado. Los medioambientalistas de la coalición Free Russian Whales, que están familiarizados con las instalaciones, declararon que la huida era muy improbable. Aún no la han encontrado.

    El futuro

    Vinick afirma que escasean los detalles sobre si los cetáceos pasarán por un periodo de adaptación cuando lleguen al lugar de liberación. «Nuestra recomendación era que tuvieran un periodo para aclimatarse a la zona. Toda puesta en libertad entraña riesgos».

    El VNIRO no respondió inmediatamente a nuestras preguntas.

    «Todos podríamos cuestionar este proceso, y muchas personas lo harán, y deberían», afirma Vinick. «Pero por otra parte, debemos estar agradecidos de que haya avanzado en esta dirección».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com el 20 de junio de 2019.

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