Cuando los leones devoran el ganado, lo habitual es trasladarlos, pero a menudo resulta mortal

Una nueva investigación demuestra que los leones suelen fallecer después de ser reubicados, por eso los conservacionistas exigen que se cambien las estrategias.

Por Rachel Nuwer
Publicado 22 mar 2021, 14:31 CET
Leones tranquilizados

Los leones de la foto fueron tranquilizados y trasladados en avión entre reservas de Mozambique. El traslado puede ser estresante para los animales y, cuando reubican a leones que devoran el ganado, la práctica no tiene un buen historial de éxito.

Fotografía de Ami Vitale

El conservacionista de fauna Glyn Maude sabe que los científicos no deben encariñarse con los sujetos que investigan. Pero sus colegas y él no pudieron evitar apoyar a una leona de seis años a la que habían apodado Magigi, que significa «mago», debido a su hábito de desaparecer.

Después de matar varias veces a las vacas a las afueras de la aldea de Bere, las autoridades de Botsuana la capturaron y la trasladaron a casi 130 kilómetros a la reserva del Kalahari Central, lejos de las personas. Magigi pasó la mayor parte del tiempo dentro de las fronteras protegidas de la reserva, pero casi un año después del aniversario de su captura, se desvió en busca de ganado y un granjero la mató de un disparo.

«Esperábamos que sobreviviera a largo plazo», afirma Maude, fundador de Kalahari Research and Conservation, una organización sin ánimo de lucro para la conservación de fauna en Botsuana. «Pero al final no lo logró y, por desgracia, esto es lo que suele pasar».

Una nueva investigación de Maude y sus colegas confirma que la desafortunada historia de Magigi es lo normal para muchos leones reubicados. Durante décadas, los gestores de fauna de varios países africanos han utilizado los traslados como forma humanitaria de lidiar con leones que matan varias veces al ganado. (Los leones que atacan a las personas son sacrificados.) Pero la nueva investigación demuestra que, cuando trasladan a los leones, la mayoría sigue depredando al ganado y pone en peligro el sustento de los aldeanos.

Además, la mayoría de los 13 leones reubicados que ha vigilado el equipo de Maude en Botsuana murieron un año después del traslado. Algunos fueron asesinados por personas, mientras que otros probablemente sucumbieron al estrés del desplazamiento.

«El principal motivo por el que el gobierno utiliza esta herramienta es porque no quiere disparar a los leones», afirma Maude. «Hoy en día, hay un gran esfuerzo para utilizar métodos que no sean el control letal».

En África, las poblaciones de leones han disminuido un 43 por ciento en las dos últimas décadas, hasta solo 23 000 animales en la actualidad. En Botsuana quedan alrededor de 3000. Los descensos pronunciados se deben principalmente al desarrollo —los leones ocupan solo el 8 por ciento de su hábitat histórico— y al agotamiento de las presas y las matanzas vengativas. «Es importante no criticar a ningún gobierno que intente trasladar a los leones en lugar de matarlos de un disparo», dice Maude. «Con todo, en la mayoría de las situaciones, los traslados no valen la pena, así que tenemos que ser más ingeniosos y echarle imaginación para crear soluciones más eficaces».

Se necesitan respuestas 

En general, el traslado de carnívoros problemáticos —de tigres en la India a lobos en Estados Unidos— tiene resultados desiguales o desalentadores. Un análisis de 1997 de estudios de todo el mundo desveló que la mayoría de los grandes carnívoros intenta volver a casa —aunque tengan que viajar miles de kilómetros— o muere en el intento. Una investigación de 2011 de 10 especies de carnívoros también concluyó que reubicar a los animales suele ser más caro y menos eficaz que las soluciones alternativas.

La investigación de otras especies de grandes felinos en Botsuana refleja estos hallazgos globales: un estudio demostró que tres de cuatro leopardos trasladados murieron y el cuarto siguió matando al ganado. Otro trabajo reveló que solo dos de 11 guepardos sobrevivieron durante más de un año después del traslado.

Básicamente, el traslado equivale a «dejar tirados a los carnívoros y esperar los mejores resultados», afirma Lise Hanssen, coordinadora del Kwando Carnivore Project en Namibia, que no participó en el nuevo estudio.

Con todo, en lo referente a los leones existen muy pocas investigaciones, salvo por un par de estudios publicados hace décadas que revelaron principalmente resultados no concluyentes. Aunque los expertos en leones han sospechado desde hace ya tiempo que los traslados fracasan, esta creencia se basaba sobre todo en indicios aislados, hasta ahora. «Todos queríamos respuestas, la verdad», afirma Maude.

En colaboración con socios del Departamento de Fauna y Parques Nacionales de Botsuana, el conservacionista de leones local Mompoloki Morapedi, Maude y sus colegas emplearon collares de rastreo por satélite para seguir a 13 leones que habían matado ganado —siete machos y seis hembras, Magigi incluida— que fueron trasladados en el sur de Botsuana entre 2013 y 2017. Los 13 fueron reubicados en reservas que, de media, se encontraban a aproximadamente 160 kilómetros del lugar de su captura.

A los investigadores les sorprendió ver que, justo después de su liberación, seis de los leones empezaron a matar ganado de nuevo y tuvieron que recapturarlos y liberarlos en otro lugar. Un león tuvo que ser recapturado una tercera vez y varios lograron hallar el camino de vuelta a casa.

Algo aún más desalentador es que, de los 13 animales del estudio, 10 murieron un año después de su traslado. Los granjeros mataron a cinco como venganza por atacar a su ganado. Los investigadores sospechan que es probable que los otros cinco estuvieran debilitados por el estrés de acabar solos en territorios desconocidos ocupados por otros leones, lo que provocó posibles enfrentamientos y rivalidad. De los tres restantes, uno perdió su collar de rastreo —posiblemente en un combate con otro león— y otro dejó de transmitir señales, así que se desconoce cuál fue su destino. Solo un león sobrevivió a la marca de los dos años.

El nuevo estudio cuestiona la utilidad de los traslados de leones, afirma Florian Weise, investigador de carnívoros en el sur de África que no participó en el trabajo. «El propósito del traslado es mitigar el problema de la depredación de ganado al mismo tiempo que se mantiene con vida al animal agresor para que pueda seguir contribuyendo al acervo génico de los leones salvajes», afirma. «Esto no se consigue si la mayoría de los leones mueren poco después de ser liberados o siguen matando al ganado».

Amy Dickman, bióloga de conservación de la Universidad de Oxford que tampoco participó en el estudio, añade que aunque se confirmara la supervivencia de los leones reubicados, eso solo proporciona una comprensión parcial de las repercusiones porque su presencia repentina en un paisaje nuevo puede afectar a las poblaciones de leones existentes de la zona. Dickman dice que los leones nuevos podrían matar o expulsar a los animales residentes o, si vuelven a depredar al ganado, esto podría aumentar las probabilidades de venganza contra todos los leones.

Prevenir los malos resultados 

En lugar de intentar mover a los leones, Maude y otros dicen que debería hacerse hincapié en reducir las probabilidades de que los leones encuentren y maten al ganado desde un principio. Se están probando muchas medidas preventivas en varios países africanos, como contratar a guardianes de leones para que vigilen a los carnívoros, crear corrales a prueba de leones, enviar mensajes de texto que alerten de la presencia de leones y enseñar a los pastores a mantener al ganado alejado de zonas de alto riesgo.

Cada situación es diferente, así que los conservacionistas deberían colaborar directamente con las comunidades para identificar la raíz del problema y crear soluciones, dice Moreangels Mbizah, directora ejecutiva de Wildlife Conservation Action, una organización sin ánimo de lucro en Zimbabue que fomenta la coexistencia entre humanos y animales salvajes. Mbizah no participó en el estudio.

«Una vez tienes participación comunitaria, aunque la mitigación no tenga un éxito del 100 por 100, están de tu parte, así que lo más probable es que no haya venganzas contra los leones», afirma Mbizah.

Cuando proceda, también deberían involucrarse otros departamentos gubernamentales que no sean los que gestionan la fauna y flora para abordar las causas subyacentes de los problemas, añade Hanssen. «En el nordeste de Namibia, hemos descubierto que los patrones de asentamiento de las personas y las prácticas agrícolas de esas personas son un gran factor que contribuye al conflicto», afirma. «Si la tierra se zonifica correctamente para un uso diferente, entonces esto supondría una gran diferencia en los conflictos entre humanos y leones».

Añade que «el traslado de los leones pone toda la carga de los conflictos entre humanos y leones sobre los hombros de las autoridades de conservación, cuando en realidad es un tema más complejo».

Pero Dennis Ikanda, biólogo de leones del Tanzania Wildlife Research Institute que no participó en el estudio, dice que en determinadas situaciones los traslados pueden ser una opción viable, sobre todo si un animal o manada afronta una venganza inminente y hay lugares cercanos disponibles sin leones existentes.

Esto ocurrió en 2017, por ejemplo, cuando las autoridades de Tanzania capturaron y trasladaron a un grupo de siete leones que habían devorado ganado y era probable que los mataran por ello. Cuatro de los leones sobrevivieron a la marca de los 12 meses, cuando dejaron de vigilarlos. «Consideramos esto un éxito, debido al riesgo de que envenenaran a toda la manada», afirma Ikanda.

Sin embargo, en algunos casos difíciles —cuando no se dispone de zonas para los leones reubicados, por ejemplo, y cuando han fracasado otras medidas— las autoridades podrían tener que plantearse el sacrificio de leones problemáticos, dice Peter Lindsey, director del Lion Recovery Found en Zimbabue.

«Nadie quiere un control letal, pero a veces tiene que hacerse», explica. «La moraleja real es que la prevención es la mejor cura, sin duda».

Lindsey dice que los países ricos y los donantes deberían desempeñar un papel más activo a la hora de ayudar a los países africanos a poner en marcha medidas para reducir las matanzas de ganado por parte de los leones.

«La fauna de África es de la más difícil del mundo en lo que a convivencia se refiere», afirma Lindsey. «Es posible lograr la coexistencia, pero África necesita ayuda con estos problemas».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

Parte de la familia Marsh Pride en la reserva de Masai Mara, Kenia.

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