Las poblaciones de jirafas aumentan y la comunidad científica se muestra esperanzada
El número de jirafas es un 20% mayor que en 2015, un aumento vinculado a los esfuerzos de conservación y a unos datos de estudio más precisos.
Dos jirafas macho en la Reserva de Caza Madikwe de Sudáfrica. La población total de jirafas salvajes ha aumentado considerablemente desde 2015.
El número de jirafas ha aumentado en toda África, según una nueva investigación. Estamos ante una atípica y muy buena noticia en el mundo de la conservación que merece la pena explicar con algo más de detalle para entender qué ha sucedido.
Según un análisis reciente de los datos de los censos realizados en todo el continente africano, la población total de jirafas se sitúa ahora en torno a los 117 000 ejemplares, aproximadamente un 20% más de lo que se creía en 2015, cuando se publicó el último gran estudio.
Este aumento es el resultado de un crecimiento natural en algunas áreas, pero también proviene de datos de censo más precisos, dice Julian Fennessy, director ejecutivo de la Fundación para la Conservación de la Jirafa, con sede en Namibia. "Es estupendo ver que estas cifras aumentan", afirma Fennessy, coautor de la nueva investigación.
Las jirafas se consideraban antes una sola especie. Pero recientes pruebas genéticas demuestran que probablemente haya cuatro especies de jirafas, tres de las cuales han aumentado considerablemente en número: las jirafas del norte, las reticuladas y las masai. La cuarta, las jirafas del sur, se ha mantenido relativamente estable.
Los datos se han recogido durante los últimos años en 21 países, por parte de gobiernos, investigadores, organizaciones sin ánimo de lucro e incluso ciudadanos científicos. Fennessy y seis coautores analizaron este vasto tesoro de información y publicaron los resultados en diciembre de 2021 en la publicación de investigación (revisada por pares) Imperiled: The Encyclopedia of Conservation.
Aun así, las poblaciones siguen siendo relativamente pequeñas, teniendo en cuenta que había un millón de estos animales hace un par de cientos de años, y su número ha disminuido durante décadas en lo que algunos científicos han bautizado como una "extinción silenciosa."
Los animales están amenazados por la degradación y fragmentación del hábitat, el cambio climático y la caza furtiva, por lo que su situación sigue siendo urgente, afirma Fennessy.
"Pero también hay noticias positivas, y demasiado a menudo la conservación se centra en lo negativo", dice.
Armando el rompecabezas
Encontrar y dar sentido a todos los datos fue un esfuerzo monumental, que implicó una considerable colaboración, divulgación y cooperación. "Ahora podemos estar más seguros de cómo ensamblar este complicado y dinámico rompecabezas", dice el coautor Michael Brown, ecólogo de la Fundación para la Conservación de la Jirafa y del Instituto Smithsonian de Biología de la Conservación en Virginia (Estados Unidos).
La investigación de campo también se ha vuelto más precisa. Históricamente, los investigadores han estudiado a menudo las poblaciones de jirafas salvajes desde aviones. Pero esto puede distorsionar el número total en ciertas zonas donde estos herbívoros de largas patas pueden permanecer ocultos bajo los árboles y la vegetación. Un nuevo enfoque más sólido consiste en realizar estudios fotográficos intensivos, en los que los programas informáticos escanean las imágenes y reconocen a los individuos en función de sus patrones de manchas únicos.
"Aunque los métodos avanzados de estudio pueden ser el motivo detrás de parte del aumento de las estimaciones de población, ha habido indicadores muy positivos de que los programas de conservación sobre el terreno también están teniendo un profundo impacto", dice Jenna Stacy-Dawes, una bióloga que no participa en el presente trabajo y que estudia las jirafas en la Alianza para la Vida Silvestre del Zoo de San Diego (Estados Unidos).
Las jirafas del norte, la especie más amenazada, viven en poblaciones aisladas en África central y occidental, así como en Uganda y partes de Kenia. El nuevo documento estima que hay más de 5900 ejemplares de esta especie, un aumento significativo desde 2015, cuando había 4780.
Varios esfuerzos para trasladar (o relocalizar) estos animales a nuevas áreas sin poblaciones de jirafas existentes -por ejemplo, a reservas dentro de Níger, Chad y Uganda- han impulsado el número de la especie, dice Fennessy. Por ejemplo, en 2015 se trasladaron 15 jirafas al Parque Nacional del Lago Mburo de Uganda. La población ya ha crecido hasta un total de 37, dice Fennessy.
La segunda especie menos poblada es la jirafa reticulada, cuyo bastión está en el norte de Kenia. Los autores estiman que hay algo menos de 16 000 de estos animales, casi el doble del recuento estimado en 2015. Pero es probable que este aumento se deba en gran medida a la mejora de los datos, y no al crecimiento masivo, dice Brown.
Las jirafas masái, que se encuentran principalmente en Tanzania y el sur de Kenia, tienen una población estimada de 45 000 ejemplares, lo que supone un aumento del 44% respecto a hace siete años. La especie más numerosa, la jirafa del sur, se pasea por Namibia, Botsuana, Sudáfrica y otros países. Ahora se cree que hay 48 000, más o menos lo mismo que en 2015.
Todavía hay algunas zonas sin buenos datos de población, como Sudán del Sur, aunque debido a los disturbios civiles en la región, muchos temen que la caza furtiva haya aumentado. Las estimaciones de población en Etiopía y Somalia tampoco están claras. También hay lugares en los que los números están disminuyendo, como en el caso de las jirafas del norte en la República Centroafricana o las jirafas del sur en Zimbabue.
Esperanza renovada
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que determina el estado de conservación de las especies, no ha terminado de evaluar los nuevos datos genéticos sobre las jirafas y sigue considerándolas una sola especie, clasificada como vulnerable a la extinción, con nueve subespecies.
La UICN considera que dos subespecies de jirafas septentrionales están en peligro crítico y otras dos -las jirafas masái y reticuladas- están en peligro.
(Relacionado: Las jirafas masái son declaradas en peligro de extinción)
La caza ilegal para obtener la carne, la piel, los huesos y las colas de estos animales sigue siendo un gran problema en algunas zonas. Pero Jared Stabach, investigador del Instituto de Biología de la Conservación del Smithsonian, afirma que su principal preocupación es el desarrollo insostenible, que incluye la perforación de petróleo y la construcción de carreteras. "Eso es lo que me quita el sueño", dice.
Un ejemplo es la expansión de las prospecciones de petróleo y gas en torno al Parque Nacional de las Cataratas Murchison de Uganda, que amenaza con fragmentar y dañar el hábitat de la gran población de jirafas del norte de la zona, en peligro crítico de extinción.
Aun así, en los lugares donde los gobiernos, los ciudadanos, los investigadores y los conservacionistas se han unido para proteger al animal más alto del mundo, hay esperanza de que las poblaciones puedan prosperar.
"Cuando las condiciones son buenas para las jirafas, pueden recuperarse de forma increíble", afirma Brown. "Todo lo que necesitan es una oportunidad".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.