La venta de elefantes salvajes en Namibia provoca una condena mundial
El país del suroeste de África niega haber violado la normativa internacional sobre la fauna salvaje.
Namibia ha acorralado a docenas de elefantes salvajes, la mayoría para su exportación. Algunos han sido enviados a un zoológico de los Emiratos Árabes Unidos, supuestamente en violación del tratado internacional que regula el comercio de fauna silvestre de país a país.
Ayer, en una cumbre mundial celebrada en Francia sobre el tratado internacional que regula el comercio de animales salvajes, numerosos países condenaron a Namibia por su reciente venta y exportación internacional de 22 elefantes africanos salvajes.
Namibia afirma que tiene más de 24 000 elefantes y que las redadas de elefantes son esenciales para aliviar los encuentros potencialmente letales con los seres humanos y para recaudar dinero para la conservación y la gestión de la vida silvestre. El año pasado, sus elefantes mataron a tres personas, y ha habido numerosas reclamaciones por daños a las cosechas en los últimos años, según los datos que el Gobierno de Namibia compartió con National Geographic.
El Reino Unido, entre otros, planteó una serie de cuestiones sobre la exportación de elefantes de Namibia, que parece violar la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). Esto se debe a que el tratado estipula que los elefantes africanos de países como Namibia no pueden ser exportados a un país que no haya tenido o no tenga elefantes salvajes, a menos que se demuestre un beneficio para la conservación.
El año pasado, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza incluyó a los elefantes de la sabana en la lista de especies en peligro y a los elefantes de la selva en la de especies en peligro crítico. Décadas de caza furtiva de marfil se han cobrado un alto precio, y quedan tan solo 400 000 elefantes en libertad en toda África.
En diciembre de 2020, Namibia subastó 57 elefantes a tres postores distintos. De ellos, 15 fueron a parar a un adjudicatario, una reserva natural del país. Los otros dos adjudicatarios eran extranjeros.
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El gobierno de Namibia dijo a National Geographic el 15 de febrero que no puede dar detalles sobre el destino de los elefantes hasta que "todo el proceso se haya completado". Todavía debe exportar otros 20 elefantes para cumplir sus obligaciones restantes.
Namibia aún no ha anunciado ni confirmado el destino de los elefantes y dice que corresponde a los compradores revelar esa información, pero esta semana la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios (WAZA) confirmó en un comunicado que uno de sus miembros, el zoológico de Al Ain, en los Emiratos Árabes Unidos, había comprado algunos de los elefantes. "No tenemos ninguna información en este momento sobre cuántos elefantes o si los elefantes han llegado o no", dijo la organización a National Geographic en un correo electrónico.
El anuncio original de la subasta especificaba que los licitadores debían organizar toda la logística para la captura y exportación de los elefantes, incluidos los bebés o juveniles, y debían mantener los grupos familiares juntos.
¿A dónde van los elefantes?
Ayer, la WAZA declaró a National Geographic que la captura de elefantes en la naturaleza "sin una necesidad legítima de programas de cría para la conservación, programas de educación o estudios biológicos básicos" se considera una infracción de su código de ética y bienestar animal. Dijo que está investigando si eso ha ocurrido, lo que podría dar lugar a la expulsión del zoo de la WAZA.
Ni el zoo de Al Ain, ni los Emiratos Árabes Unidos, ni los representantes de la CITES han respondido a las peticiones de National Geographic para que aclaren el país o países de destino. El Gobierno de Namibia se ha negado a decir quién compró los elefantes.
En la reunión de ayer, en Lyon, el representante del Reino Unido ante la CITES exigió una "explicación completa" de cómo las exportaciones de Namibia cumplen el tratado y pidió detalles sobre cómo Emiratos Árabes Unidos podía demostrar que los elefantes no iban a ser utilizados con fines comerciales. Además, preguntó qué beneficios para la conservación podría tener esta exportación.
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Burkina Faso, Senegal y otros países también denunciaron la venta internacional. Deploramos" esta exportación, dijo el representante de Burkina Faso.
El representante de Namibia respondió que "queremos subrayar que hemos sido muy transparentes sobre esta venta. No tenemos nada que ocultar". El representante dijo que Namibia emitió los permisos de exportación de los elefantes sólo después de comprobar que se habían cumplido todos los requisitos de las leyes nacionales y de la CITES.
La Secretaría de la CITES, en Ginebra, no ha tomado ninguna medida inmediata contra Namibia y dijo que los miembros deberían tomar nota de todas las preocupaciones al respecto en el futuro. "Las partes de CITES han acordado mecanismos para tratar asuntos de cumplimiento cuando una parte no ha seguido las normas acordadas para el comercio", dijo un portavoz de CITES a National Geographic en un comunicado. "Cualquier preocupación de esta naturaleza se llevaría a la atención del Comité Permanente de la CITES", y ese grupo de liderazgo evaluaría el cumplimiento general de la convención.
El martes, Romeo Muyunda, portavoz del Ministerio de Medio Ambiente, Bosques y Turismo, declinó hacer comentarios sobre las nuevas peticiones de National Geographic para obtener detalles sobre la exportación, más allá de confirmar que los elefantes habían llegado a su destino. El 6 de marzo, el Ministerio dijo en un comunicado que uno de los elefantes, una hembra, no se encontraba bien, pero desde entonces no ha proporcionado ninguna actualización sobre su estado.
Al menos dos elefantes nacieron mientras los 22 animales esperaban su exportación, pero no se ha informado sobre el bienestar de esas crías.
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Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.